Sucesos

Narcos con alas: Cuando el hachís llega a Cádiz desde el cielo

  • La Guardia Civil desmantela una red que introducía toneladas de hachís desde Marruecos hasta Cádiz y Sevilla gracias a una flota de avionetas y helicópteros

  • La banda llegaba a pagar 50.000 euros por viaje a pilotos de Sinaloa con experiencia en vuelos con droga 

Uno de los alijos incautados junto a la avioneta en la que viajaba.

Uno de los alijos incautados junto a la avioneta en la que viajaba.

En el año 2000 la Guardia Civil interceptó un helicóptero que transportaba hachís desde Marruecos hasta la Sierra de Cádiz. Podríamos decir que ese hecho significó algo así como el viaje inaugural de una nueva forma de sortear la vigilancia policial en la frontera natural que supone el Estrecho de Gibraltar. Desde entonces los narcos de altos vuelos no han dejado de crecer. Tan en serio se toman los clanes del narcotráfico asentados en el Sur de la península esta práctica que incluso están contratando a jóvenes pilotos vinculados con el Cártel de Sinaloa para que se hagan cargo de las clásicas avionetas Cessnas que históricamente han llevado cocaína desde México hasta EEUU. A cambio de jugarse la vida a casi 10.000 kilómetros de sus casas reciben unos 50.000 euros por un viaje de seis horas de duración, el tiempo que se tarda entre despegar de alguno de los aeródromos clandestinos existentes en Cádiz o Sevilla y volver cargados con media tonelada de hachís. Para ello también cuentan con mecánicos que desmontan los asientos traseros de los aparatos con el fin de que quepan más fardos del maná marroquí. “Aunque no descartamos que en algunos de estos viajes también hayan pasado cocaína”, comenta una fuente de la Guardia Civil a este periódico.

Los millonarios beneficios que produce el negocio del hachís hace que estas organizaciones no duden en comprar avionetas y helicópteros de segunda mano y las pongan a los mandos de pilotos experimentados en vuelos bajos y con escasa visibilidad. Sin embargo, estas incursiones también aumentan los riesgos de accidentes. Precisamente uno de ellos sirvió para que la Guardia Civil empezara a tirar del hilo que ha permitido desmantelar una red que distribuía hachís mediante una flota de aeronaves y detener a 42 de sus miembros.

La operación, denominada Limoneros, se inició en septiembre de 2019, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de un accidente aéreo de un helicóptero en Marruecos. El piloto del avión siniestrado había estado hospedado en Sevilla, por lo que se inició una investigación para conocer los hechos. Los agentes comprobaron que los miembros de la red tomaban numerosas medidas de seguridad, como alquilar vehículos a nombres de terceras personas para que no pudieran implicarles. Durante la investigación se supo que el grupo buscaba las aeronaves y los repuestos de segunda mano, que tenía en nómina a un grupo de mecánicos de vuelo.

Un agente del OCON Sur de la Guaria Civil inspeccionando una avioneta. Un agente del OCON Sur de la Guaria Civil inspeccionando una avioneta.

Un agente del OCON Sur de la Guaria Civil inspeccionando una avioneta.

En noviembre de 2019 los guardias civiles encargados de la investigación frustraron un alijo de 420 kilos de hachís en una avioneta procedente de Marruecos, y detuvieron a sus dos tripulantes. Uno de ellos era Raúl, un sinaolense que tras conseguir aterrizar en una zona cercana a Utrera con su avioneta cargada hasta las trancas de chocolate pensaba que el trabajo ya estaba hecho; hasta que vio a agentes del OCON esperándole con una gran sonrisa dibujada en sus bocas.

La red contaba con pilotos de España aunque también los traían de países de Centroamérica sobre todo de México. Pilotos noveles a los que formaban en España. Para estas labores docentes la organización contaba con una avioneta biplaza en la que entrenaban futuros alijos.

Durante los dos años que ha durado la investigación, se ha conocido que los miembros de la red habrían sufrido al menos dos accidentes aéreos de cierta importancia. El primero de los siniestros fue el del piloto mexicano por el que se inició la investigación. El otro se produjo el pasado 9 de septiembre de este año, falleciendo un piloto de nacionalidad española en un vuelo nocturno en Marruecos.

El accidente de un helicóptero en Marruecos en 2019 inició las pesquisas

Contando con las siniestradas, la organización ha llegado a tener una flota compuesta por siete aeronaves, dos helicópteros y cinco avionetas. Para ello, además de la escuela de pilotos y el grupo de mecánicos, contaban con lugares para ocultar las aeronaves, así como pistas clandestinas, algunas de ellas camufladas como pistas para entrenar a los galgos repartidas en diferentes enclaves de las provincias de Cádiz y Sevilla.

Según comentaron a este medio fuentes de la Guardia Civil, en el transcurso de la investigación se tuvo conocimiento de que la organización también contaba con una rama que introducía hachís por vía marítima.

De hecho, el pasado mes de junio se detuvo a cuatro personas y se incautaron 750 kilos de hachís, así como un vehículo utilizado para la carga en un alijo en las costas de Huelva.

Los investigadores, tras la autorización del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), llevaron a cabo 24 registros en Murcia, Toledo, Cáceres, Cádiz, Huelva y Sevilla, donde se incautaron de otros 120 kilos de hachís. En Cartaya (Huelva) se encontró al cabecilla del grupo en una vivienda de lujo, y en Sevilla se localizó al jefe operativo. Además, de las cuatro aeronaves que se han incautado, se han encontrado numerosos efectos relacionados con la aeronáutica, entre ellos manuales de vuelo, así como repuestos para las aeronaves. Igualmente, se han incautado tres armas de fuego, una plantación de marihuana en la localidad sevillana de Los Palacios, 78.000 euros en efectivos y abundante documentación. La operación ha sido desarrollada por agentes pertenecientes al OCON-SUR.

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