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Invasoras en el Bajo Guadalquivir: al cangrejo azul no le gusta el langostino

Un ejemplar de cangrejo azul, capturado en un pesquero de Sanlúcar. Un ejemplar de cangrejo azul, capturado en un pesquero de Sanlúcar.

Un ejemplar de cangrejo azul, capturado en un pesquero de Sanlúcar. / Julio González

Avistado por primera vez en el Estuario del Guadalquivir en 2017, el cangrejo azul (Callinectes sapidus) es una especie originaria de la costa este del continente americano caracterizada por su alta capacidad de adaptación. Puede vivir tanto en agua dulce como salada y soportar amplios rangos de temperaturas y condiciones adversas, como la presencia de contaminantes. Es, junto a la Rugulopteryx okamurae, nuestra invasora más famosa. Y es voraz: se alimenta siguiendo un comporamiento agresivo, depredando peces, camarones, mejillones, moluscos e incluso cangrejos de su misma especie. Su presencia es, pues, causa justa de preocupación en el sector pesquero y mediomedioambiental respecto a la supervivencia del especies locales. 

Ese es el caso del langostino tigre (Penaeus kerathurus) que vio cómo, en 2021, se desembarcaron en el Golfo de Cádiz aproximadamente la mitad de los kilos capturados en 2020. En este escenario, nace El cangrejo invasor: Callinectes sapidus en el golfo de Cádiz. Distribución, impacto en las comunidades nativas y estrategias de gestión, un estudio coordinado por investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), cuyos resultados se publican ahora en la revista Estuaries and Coasts.

Esta investigación analizó más de 150 estómagos de adultos de cangrejo azul durante el periodo de 2021 y 2022, observando que sus presas más abundantes eran peces, moluscos y cangrejos y las menos destacables eran cefalópodos, vegetales, gusanas y pequeños crustáceos, tal y como ocurre en las zonas de origen de esta especie. Sin embargo, difiriendo de su dieta de origen, la alimentación de este cangrejo en el Estuario del Guadalquivir tiene como peculiaridad un mayor consumo de peces. “Estos resultados sugieren que el cangrejo azul puede adaptarse a la disponibilidad de presas de cada sitio. Esto es algo común en especies de carácter omnívoro y oportunista e implica una alta capacidad adaptativa dentro de la zona invadida del Golfo de Cádiz”, destaca Elena Ortega, autora principal del trabajo e investigadora del ICMAN-CSIC.

COMPETENCIA ENTRE AMBAS ESPECIES

“Como otro aspecto a destacar, nos llamó la atención el encontrar cantidades significativas de trozos de redes en los estómagos, lo que implicaría daños materiales directos sobre las actividades pesqueras, tanto en sus artes (redes) como en los recursos pesqueros”, añade Elena Ortega.

En el caso del langostino tigre, y dada la preocupación del sector, se realizó un esfuerzo especial en detectar y cuantificar su presencia en los estómagos de cangrejo azul, y se ha podido comprobar que es escasa y simbólica. Estos resultados podrían indicar que el cangrejo azul no se alimenta principalmente del langostino, y que la bajada en sus capturas podría deberse a otras causas, como a la competencia entre ambas especies por los recursos o el espacio.

Sigue existiendo una necesidad de control y manejo de esta especie invasora -apunta el estudio-, a pesar de que el langostino tigre no sea una presa destacable dentro de su dieta. Los resultados obtenidos aportan información sobre la amplia diversidad de la dieta que tiene el cangrejo azul en esta zona, y muestran su gran potencial depredador y competidor con muchas especies diferentes dentro del golfo de Cádiz, algunas de ellas de gran interés comercial y ambiental. 

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