¿Qué tienen los Ibis eremita que no tengan los demás?
Presentan un enorme pico curvado y alargado y una especie de collar de plumas
La apariencia de este ave es, cuanto menos, curiosa. Su altura oscila entre los 70 y los 80 centímetros y su envergadura alar va de los 125 a los 135. Poseen un plumaje negro con un brillo metálico que no alcanza la cabeza, que se muestra roja, como la cara y el cuello. Quizás lo que más llame la atención del Ibis eremita sea su enorme pico curvado y fino y el collar de plumas alargadas color negro que poseen detrás del cuello. Los ojos son amarillos grisáceos y cambian a rojo en el tercer año de edad.
Normalmente, se alimenta durante todo el día, sondeando con su pico el suelo y huecos o grietas entre las piedras y las rocas. Los ibis de la Sierra del Retín se alimentan a mano.
El Ibis eremita (Geronticus eremita) está incluido en el orden Ciconiformes y la familia Threskiornithidae engloba a especies más conocidas como la espátula o el morito. Se trata de una especie colonial, que habita en zonas áridas o semiáridas de estepas, pastizales y campos de cultivo. Se refugia y establece sus nidos en cortados y acantilados La puesta se realiza a finales de marzo principio de abril y el tamaño de la misma puede variar entre 2 y 4 huevos. La incubación dura 24-25 días Se alimenta principalmente de insectos, así como de pequeños vertebrados
Al diferencia del resto de ibis, los eremita establecen su hábitat entre las zonas tropicales y templadas, generalmente en regiones áridas.
En el pasado lejano, el Ibis eremita presentaba poblaciones por toda la cuenca mediterránea, incluida la Península ibérica donde se han hallado restos fósiles en cuevas del sureste y Gibraltar. A finales de los años 80 se conocía únicamente la existencia de dos poblaciones, una de carácter residente distribuida por Marruecos y Argelia y otra, de carácter migrador, en Turquía. Ésta última se consideró extinta en estado silvestre en 1989.
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