Efecto llamada en Puerto Real: "Ya se ha ocupado el edificio entero"

La corrara Artículo 47 amuebló ayer las casas ocupadas con los enseres que sacaron de Casines

Una mujer introduce muebles en el edificio recién ocupado.
Una mujer introduce muebles en el edificio recién ocupado.
C. Perdigones Puerto Real

20 de noviembre 2015 - 05:01

Hoy se acaba el plazo que el juzgado dio a los ocupas de Casines para que abandonasen el edificio Antares, ocupado desde finales de julio.

Ese fue el principal motivo por el que las familias que allí vivían decidieron la madrugada del jueves ocupar otro bloque de viviendas en la carretera de circunvalación.

Llegaron con lo puesto para pasar la primera noche en la improvisada alternativa que encontraron para no quedarse en la calle.

Ayer, con los ánimos más calmados y con la seguridad de que "al menos vamos a tener un techo donde dormir", las cosas se veían de otra manera y empezaron a imaginarse un futuro.

"A ver si este es el definitivo", decía Bernarda Romero después de haberse enfrentado a nada menos que ocho desahucios. Ella no era una de las personas que ocupó en Casines. En su caso, vivía de alquiler en una casa de vecinos en la calle Factoría de Matagorda "que se estaba cayendo a cachos y el propietario no nos la arreglaba", asegura.

Se sumó a la Corrala Artículo 47 este jueves y en total ya son once familias. El efecto llamada que se evitó en Casines gracias a la presencia de dos vigilantes de seguridad las 24 horas del día, ahora ha sido inevitable. Ya no hay sitio para más ocupas. En menos de 24 horas han pasado de ser cinco familias a doce. El edificio está ya ocupado al completo.

"Hemos respetado las dos viviendas que sí se vendieron y hemos hablado con su propietario para comprometernos a que no las vamos a ocupar y las vamos a vigilar para que nadie lo haga. Pero ya no hay sitio. El edificio entero está ocupado", aseguró ayer María José Prior, una de las ocupas.

La relación de los ocupas con el único propietario conocido hasta el momento está siendo sorprendentemente buena. "El señor está de nuestra parte, dice que nos entiende y que respetemos su casa y lo vamos a hacer. De vez en cuando viene por aquí y nos dice que nos entiende, que no se sabe lo que cada uno es capaz de hacer hasta que se ve en esa situación", dice María José Prior.

Esa empatía, que no encontraron en Casines -donde tuvieron algunos enfrentamientos con los propietarios-, les esperanza. "A ver si tenemos suerte y la promotora que es propietaria nos las ofrece en alquiler. No queremos que nos regalen las cosas, nosotros queremos pagar todos los meses una renta que se adapte a nuestras situaciones", decían.

Pero, aún con la incertidumbre de no saber si podrán hacerlo o no, poco a poco van adoptando una conciencia de "hogar". Aunque sin luz y sin agua, ya tienen consigo la mayor parte de sus pertenencias. "Hoy hemos estado todo el día dando viajes de Casines para acá para traernos todos lo muebles y nuestras cosas, porque aquello tiene que estar mañana vacío". Con la ayuda de amigos, la puerta del edificio sin número de la carretera de circunvalación era ayer un continuo trasiego. Colchones, armarios, fregaderos y muchas velas se apilaban a las puertas ante la mirada de todo aquel que pasaba.

De momento están tranquilos y no han recibido ninguna visita de la promotora y tampoco nadie les ha reprendido la actitud que han tomado.

stats