El asilo de Diputación en La Línea cierra esta semana 34 años después
La institución provincial gaditana se compromete a tener listo el nuevo edificio, en el barrio de Santa Margarita, en 2020
Después de algo más de un mes de negociaciones, con protestas ciudadanas incluidas, la residencia de mayores de la Diputación de Cádiz en La Línea dejará de prestar servicio a finales de la próxima semana, cuando se completen los traslados de sus 24 residentes al centro de Asansull de la calle Carboneros. Las instalaciones de la calle Gómez Ulla cerrarán para siempre, al menos en su uso como geriátrico, después de 34 años. Ahora las miradas se sitúan en el año 2020, cuando se prevé la finalización de la nueva residencia.
De esta manera, según el compromiso que ha adquirido por escrito la administración provincial, la nueva residencia, en la que serán atendidos sobre todo grandes dependientes, estará finalizada nueve años después de que se iniciara su construcción, en abril de 2011, hace ahora justo seis años. Los trabajos se paralizaron a mediados de 2012 por un problema con la empresa adjudicataria de las obras, según explicaron los representantes de la Diputación, por entonces gobernada por el PP. El proyecto debía estar finalizado en octubre de 2012, pero ahora es una estructura a medio construir en Santa Margarita que incluso sirvió de establo para burros.
Ante la paralización de las obras, a finales de 2013 la Diputación de Cádiz decidió retirar 2,1 de los 2,4 millones de euros que había previsto gastar en su construcción para ese año. La nueva residencia estará ubicada en una parcela de 9.732 metros cuadrados que fue cedida por el Ayuntamiento para este fin. La Diputación pretendía convertir esta nueva residencia en un centro de referencia en la provincia, con unas instalaciones adaptadas a las necesidades de las personas dependientes y por su modelo organizativo, que incluía un 40% de habitaciones individuales sobre un total de 100 plazas.
El nuevo proyecto aún no está definido, pero deberá estarlo a finales de este año porque cuenta con una retención de crédito para los tres próximos presupuestos de la administración provincial: 1 millón de euros para 2018, 3 millones para 2019 y otro para 2020.
Mientras el nuevo edificio caía en el olvido y la desidia, la antigua residencia, que ahora cerrará sus puertas, seguía adelante con muchas necesidades estructurales gracias a la gran labor de sus trabajadores, alabada en los últimos días por los familiares de los usuarios. Este colectivo, el de los empleados, será el más afectado durante los próximos años, ya que serán recolocados en las otras residencias de la Diputación, en Cádiz y El Puerto, lejos de sus domicilios, o en otros puestos de trabajo dentro de la administración.
En cuanto a las deficiencias del asilo que ahora cierra, desde hace varios años solo estaban habilitadas tres de las cinco plantas que tiene la antigua residencia. La plantilla también denunció en febrero, poco antes que la Diputación hiciera público su plan de cerrarla, que se debían arreglar las tuberías, que se ensancharan y cambiaran las puertas, la construcción de baños geriátricos, la renovación de los ascensores, la instalación de un sistema de calefacción -en este asunto también entró de oficio el Defensor del Pueblo Andaluz- y equipamiento.
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