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Demasiadas limitaciones

  • La urgencia de las plantillas de Navantia para negociar ya el nuevo plan industrial choca con la falta de Gobierno y la supervisión de Bruselas

Habrá nuevo plan industrial para Navantia, que traerá a los diques un nuevo enfoque, el que ya se conoce como Astillero 4.0; habrá prejubilaciones, y habrá reorganización de la compañía. Lo que aún no se sabe es cuándo.

Recientemente, los portavoces de todos los grupos con representación parlamentaria en el Congreso, entregaban juntos una Proposición No de Ley (PNL) que había sido acordada previamente con los tres comités de empresa de Navantia en la Bahía, precisamente para instar al Gobierno a que se inicie de inmediato la negociación de ese plan industrial. Para los comités de empresa es urgente que se comience a hablar de ese documento que supondrá marcar las nuevas relaciones con la plantilla y asumir las garantías de futuro de unos astilleros que no sólo serán militares (como ha dicho reiteradas veces el presidente de la compañía, José Manuel Revuelta), sino que quieren intentar volver a ser lo que fueron en el mercado civil, sin olvidar eso que se ha dado en llamar diversificación, es decir, hacer otros trabajos.

De hecho, casi a punto de entregar la subestación eléctrica que el astillero de Puerto Real ha elaborado para el proyecto Wikinger, de energía eólica marina, para Iberdrola, Navantia confía en que los buenos resultados obtenidos la hagan merecedora de un nuevo encargo. No hace mucho, esta subestación recibió la visita en el dique puertorrealeño de una delegación inglesa que podría estar interesada en este modelo de negocio. Es la esperanza de futuro.

Pues, ahora, los comités de empresa de la Bahía esperan que esa PNL que suscriben todos los partidos políticos haga el efecto pretendido. Y por ello piden a los representantes políticos que insistan al Gobierno en funciones. No quieren esperar a que se proclame un nuevo Ejecutivo porque, de hacerlo, los plazos y la lógica dicen que esa negociación por parte de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), como accionista mayoritaria de Navantia, podría llevarlos como poco a finales de año. Caso de que tras el 26-J uno o varios de los partidos políticos obtuviesen los resultados que le permitiesen conformar Gobierno, éste no se haría efectivo hasta casi finales del mes de julio. Después vendría agosto. Tampoco hay que descartar que ese nuevo Gobierno decidiese mover ficha en la cúpula de la Sepi o de la propia empresa pública de construcción naval. En todo caso, será la Sociedad Estatal la que trataría de llegar a un diálogo con los sindicatos. Y este es otro de los caballos de batalla: los comités han dejado claro que no se aplicará ese plan industrial sin negociación.

Por si todo esto no fuera poco, hay que tener en cuenta otro aspecto: no habrá plan industrial sin el visto bueno de Bruselas. El hecho de que Navantia haya estado durante una década sin poder realizar construcción civil no se olvida en el Ejecutivo europeo, y cualquier movimiento de futuro de la empresa naval española se va a mirar con lupa.

Además, llegado el momento de aplicar ese plan industrial en todos los centros de Navantia, habrá que ver cómo se desarrolla uno de los puntos que, a priori, parece admitir la compañía pública: las prejubilaciones. Que las plantillas de los astilleros está envejecida es un hecho y así lo han reconocido diferentes miembros del Gobierno. La ministra de Empleo, Fátima Báñez, anunció hace dos años que se pondrían en marcha los contratos relevo (por el que un aprendiz inicia su camino en la plantilla junto a un veterano, que apuraría sus últimos meses transmitiendo conocimiento). Pero nada se ha sabido aún de eso.

Los comités de empresa tienen sus dudas acerca de qué condiciones se aplicarán si se llevan a cabo salidas pactadas en este sentido, aunque parece claro que esas condiciones nada tendrán que ver con las últimas que se llevaron a cabo hace más de diez años. También tienen sus reservas los representantes de las plantillas sobre cómo quedarán numéricamente los centros de trabajo. Su estrategia será que, por cada trabajador veterano que se prejubile, entre otro joven. No será fácil.

Desde la empresa, como ya se expuso en su último consejo de administración, la prioridad ahora mismo no es precisamente iniciar de inmediato la negociación del plan industrial. De hecho, se dejó claro que la compañía pretende equilibrar el balance de pérdidas que arrojó el ejercicio de 2015, con más de 160 millones en negativo, que achacan a la subactividad y a la provisión de fondos de los nuevos pedidos, de manera que en 2017 se logre ese objetivo.

Para ello, sigue siendo primordial para Navantia lograr nuevos encargos para todas sus factorías. De momento, norte y sur tienen faena, pero también fecha de finalización.

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