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Enfoque de Domingo | Cuerpos de elite
  • El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil realiza peligrosas misiones en un medio muy complicado

  • Superar las pruebas de ingreso sólo está al alcance de los mejores

Colosos de las profundidades

Un miembro del GEAS de Algeciras rescata un cadáver de la playa de los Caños de Meca tras el naufragio de la patera en la que perdieron la vida 23 personas. Un miembro del GEAS de Algeciras rescata un cadáver de la playa de los Caños de Meca tras el naufragio de la patera en la que perdieron la vida 23 personas.

Un miembro del GEAS de Algeciras rescata un cadáver de la playa de los Caños de Meca tras el naufragio de la patera en la que perdieron la vida 23 personas. / Manuel Aragon Pina

Escrito por

· Pedro M. Espinosa

Redactor Jefe

El pasado domingo un helicóptero del Servicio de Vigilancia Aduanera se precipitó al mar con sus tres ocupantes en el transcurso de una persecución a una goma que intentaba introducir un alijo de hachís por la costa gaditana. El piloto y el copiloto pudieron ser rescatados, pero el tercer miembro de la tripulación, José Luis Domínguez Yborra (63 años), observador aéreo del aparato y técnico del SVA con más de 40 años de servicio, falleció. Tras el suceso llegó otro momento delicado: rescatar la aeronave del fondo del mar, y para eso fue necesario que entraran en acción los miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Esta semana Diario de Cádiz ha hablado con Julio, sargento jefe del GEAS de Algeciras, para que nos cuente cómo es el día a día de una unidad de elite formada por auténticos colosos de las profundidades, gente curtida y valiente capaz de desenvolverse con soltura en situaciones de riesgo en medios acuáticos, ya sea en el mar, ríos, pantanos o pozos.

“El helicóptero cayó a 30 millas al este de Punta Europa. Nosotros llegamos al lugar y realizamos una primera inspección ocular. Somos policía judicial subacuática. Debemos tomar imágenes para enseñarle al juez cómo se encontraba el aparato, los daños producidos… grabamos toda la inmersión. Antes ya nos habíamos documentado con mecánicos de helicópteros de la Guardia Civil para ver por qué sitio podíamos engancharlo para conseguir reflotarlo y que los compañeros de policía judicial de tierra pudieran hacer su trabajo”.

Una actuación bajo el mar. Una actuación bajo el mar.

Una actuación bajo el mar.

Finalmente los GEAS engancharon el helicóptero por la zona del rotor principal con una grúa y se hizó por medio del barco de Salvamar. “Es un trabajo más atípico pero había que hacerlo. No se podía dejar el aparato allí”, indicaba.

Los GEAS están a las órdenes de suboficiales o cabos. Hay 23 grupos en todo el territorio nacional, más un grupo especial que se encuentra incluido en la Unidad Especial de Intervención (UEI) —un grupo de elite de la Guardia Civil— y otro que tiene la Casa Real.

El de Algeciras, con cuyo jefe dialogamos, se ocupa de toda la provincia de Cádiz y aparte está coordinado con la Comandancia de Sevilla. “Los GEAS —nos explica Julio— son unidades pequeñas. En mi grupo somos ocho. Un sargento, un cabo y siete guardias, aunque actualmente la vacante de cabo no está cubierta. Yo entré en 2015 y el año pasado ascendí a sargento”, dice.

Para cualquiera de las situaciones extremas a las que se enfrentan son necesarios cuatro componentes. Uno es el patrón de la embarcación, también hay un miembro de seguridad y dos buceadores. “Hay que tener en cuenta que Cádiz es una zona de gran incidencia, los deportes náuticos gustan mucho, o el submarinismo claro, hay competiciones en las que hacemos inspecciones antes de su desarrollo; aparte la provincia cuenta con zonas de interior con pantanos que tenemos que cubrir. Somos un equipo más de reacción que de prevención. Cuando nos llaman es porque ya ha ocurrido algo, ha desaparecido alguien… Realizamos trabajos preventivos pero no es lo habitual”, comenta.

Otra de las misiones que tienen los GEAS es velar por el patrimonio cultural subacuático. “Hacemos una labor de prevención para que no sea expoliado. Hay zonas catalogadas donde existe ese patrimonio y vamos a prevenir que ocurra esto”.

La instrucción

Pero para llegar a ser integrante de uno de estos grupos de elite el camino no es fácil. Primero hay que ser guardia civil. Una vez acabado el periodo de práctica hay que inscribirse en los cursos para GEAS que se convocan anualmente. Suelen salir 15 plaza para la que se presentan entre 170 y 180 candidatos. Julio relata el proceso. “Primero tienes un examen previo de conocimientos, que está relacionado con la especilidad, lleva preguntas sobre anatomía, leyes física de los gases, matemáticas, navegación… tienes un temario, te lo preparas y haces una oposición. Si pasas ese corte de conocimientos, que es eliminatorio y puntuable, pues te enfrentas a unas pruebas físicas. Son las más duras que te pueden pedir en la Guardia Civil. Pruebas eliminatorias que en principio parecen que puede pasarla un buen número de personas deportistas, pero que son clasificables y duras”.

Entre estas pruebas físicas se encuentra buceo a pulmón un mínimo de 20 metros en piscina. “La mayoría lo hace, entonces se va puntuando hasta el máximo. Igual que hacer 50 metros en apnea dinámica. También apnea estática, mínimo un minuto y máximo de tres minutos. La mayoría hace esos tres minutos. Todo el mundo completa los 50 metros, así como los 200 de natación libre. El tiempo exigido es de cuatro minutos pero la mayoría lo hace en 3:20 o 3:30”. También hay que hacer flexiones en tierra: mínimo, 25 y máximo, 50; dominadas, mínimo cinco y máximo 30. “O llegas a las 30 o lo normal es que te quedes fuera”. Salto en altura, correr mil metros en pista... “Una vez que pasas estas pruebas hay otras con carácter clasificatorio en el que los instructores de buceo, gente que forma parte ya de la especialidad y con experiencia que te da el curso. Esos van un paso más allá. Por ejemplo, hay que nadar 500 metros braza y la puntuación la pone el que mejor lo haga; 800 metros aletas, 1.000 metros aletas y 1.500 metros aletas, en todo eso la puntuación la pone el que va más preparado. Y en tierra otra prueba que son ocho kilómetros corriendo”.

Los GEAS actúan en situaciones muy peligrosas en el mar, ríos, pantanos o pozos profundos

En esas pruebas los examinadores también miran la soltura que poseas en el agua, detectar que los nuevos miembros van a ser resolutivo en cualquier problema, y por último, una vez pasado todo esto, hay que superar una entrevista personal en la cual estudian cómo actuarán los aspirantes ante una situación de riesgo. “Quieren ver cómo te desenvuelves bajo presión”, recuerda Julio.

Y pone un ejemplo: “Como jefe de grupo voy a un lugar donde ha fallecido una persona. La familia ya está allí. Lo primero que tienes que hacer es preguntar si ha habido testigos de cómo se ha ahogado, si se supone que el cuerpo está en esa zona, tratar de hablar con ellos y decirles que si está ahí vamos a sacarlo y le vamos a llevar el cuerpo para que descansen, porque hasta que no hay cuerpo siempre van a tener la inquietud de saber qué ha pasado”. Pero “si van pasando los días y no aparece la familia se pone nerviosa, empieza a buscar medios de fuera, llega la prensa y vas sintiendo más presión, es una situación complicada porque ejerces tu trabajo pero mirado por mucha gente a ver cómo lo estás haciendo. No es fácil”.

La negrura del pantano

Los GEAS actúan en el mar, en ríos, pantanos, pozos, balsas de riego, en cualquier medio acuático. “Cuando te metes en un pantano no se ve nada. Es como si te metes en una habitación, bajas las persianas, lo dejas todo a oscuras y sólo alumbras con una pequeña linterna, no entra un rayo de luz, es como si hubiera niebla, el foco te da un reflejo. Tienes que aplicar un medio de búsqueda en el que vas a ciegas y vas abarcando el campo de búsqueda para localizar ese cuerpo, ese objeto, porque lo mismo también hay que encontrar un arma que ha desaparecido y con la que se ha cometido un delito. Para cada situación tenemos unos métodos de búsqueda. Si es una zona de, por ejemplo, 200 metros para buscar un arma, pues usamos una cuadrícula progresiva en la que se van haciendo pequeños cuadrantes y se va pasando por él. Cuando es un pantano más grande, no sabemos qué nos vamos a encontrar, y lo que hacemos es utilizar unas cuerda plomadas que van al fondo y tienen hasta 100 metros, las vamos colocando paralelas y el buceador lo que hace es recorrer esa cuerda plomada como guía en la mano y otro buceador, agarrado a su compañero, va detrás, arrastrándose por el lodo para golpearse con el objeto o la persona que busca”.

El sargento de los GEAS reconoce que en el mar hay veces que está el agua clara, “pero en esta zona del Estrecho es difícil. Por eso es importante conocer las mareas, las corrientes. En el momento que me informan que una persona ha desaparecido en la zona del Faro de Trafalgar, donde hay mucha corriente y mucha afición a la pesca submarina, pues rápidamente tengo que coger mi tabla de mareas, mi coeficiente de mareas, mirar si cuando ha desaparecido la marea estaba de bajante o creciente, hacia dónde tira la corriente, porque el Estrecho es muy cambiante. Es importante la rapidez y saber el punto exacto en que a esa persona la vieron por última vez. Ahí el sistema que aplicamos es mediante un buceador remolcado. Esto quiere decir que tenemos un sistema de anclaje a la embarcación, el buzo se agarra a una pequeña plataforma y así, a remolque bajo agua va abarcando toda la zona donde ha podido ocurrir la desaparición”.

El peligro de los pozos

Para un rescate en un pozo el sistema que utilizan es el de cuerdas “para lo que nos apoyamos con el grupo de montaña, ellos nos hacen la instalación del sistema de poleas, y una vez estamos en contacto con el agua empezamos la búsqueda. Trabajamos en coordinación con el servicio de montaña en lo que es el acceder a pozos, barrancos y demás, porque en todo lo que haya medio acuático vamos a ir nosotros, pero para el sistema de descenso hay que apoyarse con otras unidades de especilistas”.

Julio ha tenido experiencias complicada. Por ejemplo, en Melilla, donde estuvo de comisión de servicio. “Llegó una patera y sus ocupantes se pusieron nerviosos, cayeron al agua y ellos mismos se iban agarrando, hundiéndose unos a otros. Al final tienes que tirarte al agua para intentar salvarlos, con el riesgo que conlleva de que te agarren y demás, para poder ir sacando a la gente del mar”.

Pero, como se ha dicho ya, el GEAS también se encarga de recuperar armas con las que se han cometido delitos. Una de ellas se había utilizado en un tiroteo en la cola del pantano de Bornos, cuando unos compañeros guardias llegaron para intentar desmantelar una importante plantación de marihuana en el Coto de Bornos y los recibieron a balazos. “No teníamos nada y fuimos a buscar las armas con que habían disparado a los compañeros. Nos guiamos por la intuición y fuimos acotando hasta hacer una búsqueda a rastras por el pantano, por el río, y encontramos las armas. Fue una satisfacción conseguirlas porque con ellas habían intentado matar a compañeros”.

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