Nueva oportunidad para El Rey de Oros

Decir El Rey de Oros, es decir productos de calidad. Durante muchos años fue una marca puntera en el ámbito nacional de conservas con el atún en aceite de girasol y oliva, la caballa, las sardinas en tomate o en aceite, así como la melva.

En el lugar donde hoy se asienta un gran supermercado, estuvo durante muchos años la fábrica de conservas creada en 1931 por Aniceto Ramírez Rey y su primo Demófilo Vitorique. Por aquella fecha ya enlataban atún de almadraba y otros productos de menor calidad, como las sardinas prensadas, que años más tarde desaparecieron de la oferta de esa marca comercial.

Durante muchos años, El Rey de Oros precisó de mano de obra especializada, un experiencia que tomaron muchas mujeres barbateñas, que en segundos, con sus tijeras y cuchillos, pasaban una caballa de la caja que había llegado en la cinta transportadora a la lata de conservas, donde el único aditivo que se le introducía era el aceite, en la mayoría de los casos de girasol. Se separaba la piel, se sacaban los lomos de las espinas, y a la lata. Un proceso artesanal que no cambió Aniceto Ramírez Soler tras pasar a su propiedad esta fábrica, y que después traspasó años más tarde a sus tres hijos.

A principios del nuevo siglo, la competencia de las conserveras gallegas, el declive de la pesca en Marruecos y la competencia de las conserveras marroquíes que no pagaban aranceles, hizo bajar la producción. Esa fábrica, instalada entonces en la calle Once de Marzo, en pleno centro de la localidad barbateña llegó a producir en el año 2000 unas 50.000 latas, el 70% de ellas de caballas. El 90% de esa producción se distribuía entonces por todo el país, mientras que el 10% restante llegaba a países como Inglaterra, Italia, Francia y Alemania.

Años más tarde, en 2008, abría en el polígono industrial El Olivar la nueva planta de El Rey de Oros, en la que se invirtieron unos diez millones de euros, con la idea de crear unos 125 empleos directos, aunque por aquel entonces se comenzó con solo 35 personas para la puesta a punto de la maquinaria. Esa ilusión duró poco, en abril de 2009 comenzaron los primeros despidos y las protestas de los sindicatos. Unos meses más tarde llegaría el cierre, entrando en un proceso concursal.

En febrero de este año se conocía que se habían presentado varias ofertas para la compra de la unidad productiva, aunque ninguna de ellas alcanzaba la tasación oficial, en la que se incluía la nave situada en el polígono industrial El Olivar y el equipamiento interior. Así, la maquinaria partía de un valor de 1.478.000 de euros, mientras que el edificio saldría por dos millones de euros a subasta.

Finalmente la jueza de lo Mercantil de Jerez se ha decidido por la empresa barbateña Productos de Almadraba SL, la entidad que comercializa las marcas Gadira y Baelo, lo que abre un nuevo horizonte y una nueva oportunidad para El Rey de Oros.

Según ha expuesto la directora gerente de la Organización de Productores de Almadrabas (OPP), Marta Crespo, se trata de una adquisición que permitirá la ampliación de la planta de Gadira, ya que el nuevo equipamiento "se encuentra en una privilegiada situación y cerca de la carretera lo que permitirá comercializar esta marca conservera, además de los productos de Gadira y Baelo".

El regidor barbateño, Miguel Molina, ha felicitado a los nuevos propietarios, ya que, "se trata de una empresa local la que finalmente se ha quedado con esta importante parte de la historia de la localidad". El alcalde tilda este hecho de "una gran noticia", ya que "se trata de un momento de alegría para todo el pueblo de Barbate, porque se garantiza el mantenimiento y crecimiento de una gran empresa barbateña".