Crítica · 'Leviathan'

De Tarkovski al noir solemne

'Leviathan'. Drama. Rusia, 2014, 141 min. Dirección: Andrey Zvyagintsev. Intérpretes: Elena Lyadova, Vladimir Vdovichenkov, Aleksey Serebryakov.

De cuando Zvyagintsev quería ser Tarkovski y llenaba sus películas de Arvo Pärt y de personajes con la mirada extraviada en el horizonte le quedó una inclinación nada disimulada por los símbolos. Y si bien esto traicionaba el legado del director de Stalker, aquel entrenamiento en los lugares comunes del imaginario ha dado sus frutos. Desde la anterior Elena, Zvyagintsev se ha pasado al cine de género en clave de vieja autoría: temas serios, tratamiento solemne, mirada desde arriba (a sus criaturas-marionetas condenadas a la tragicomedia de la vida en tiempos nefastos); y ahora esta solidez del estilo lo lleva a los Oscar.

En Leviathan el ruso parece por momentos rumano, y trufa esta historia de degradación y descenso a los infiernos de un cierto aroma de comicidad extrañada que recuerda a Porumboiu y, más en su geografía, a Balabanov. Son simples fugas, obligadas distensiones que deben ritmar la verdadera misión que se autoimpone el cineasta serio: señalarse como alguien que ve más claro en un país consumido por la corrupción, la religión, la violencia y el vodka de supermercado. Si leen el título y cierran los ojos, pueden imaginarlo todo.

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