Una de las grandes novedades de esta edición del SEFF será la proyección de copias restauradas de grandes clásicos del cine europeo moderno. En esta nueva sección, denominada Tour / Detour, se programan tres trascendentales títulos europeos de la década de los sesenta del pasado siglo: The Innocents (Suspense, Jack Clayton, 1961), Pierrot le fou (Jean-Luc Godard, 1965) y Mouchette (Robert Bresson, 1967).

La primera de ellas adapta la novela Otra vuelta de tuerca de Henry James y ha quedado en el tiempo como una influyente película de terror, al menos para aquellos creadores y espectadores que piensan lo fantástico no sólo como un género sino como un componente irrenunciable del mecanismo que hace posible el cine, arte de la luz y la sombra que nos hipnotiza y concentra nuestro delirio en una pantalla blanca asaltada por fantasmas.

La segunda, la que fuera décima película de Godard, no es sólo un título fundamental dentro de la Historia del Cine, sino que constituyó en su día una de esas experiencias raras y decisivas que determinan que alguien se decida a dedicarse al cine (sin salir del París de entonces, fue el caso por ejemplo de Akerman, Jacquot, Garrel o Brisseau). Proyectada a su vez como homenaje al recientemente desaparecido compositor Antoine Duhamel, que aquí colaboraba por primera vez con Godard, Pierrot le fou es una de las muchas películas-bisagra de la filmografía del cineasta: por un lado resumen del cine autorreflexivo y libérrimo que inaugurara con À bout de souffle; por otro, el primer gran ejemplo de collage godardiano (lo que tanto emocionara en su día a Louis Aragon): diálogo de formas entre el cine y la pintura, también entre lo genérico y lo ensayístico; efecto de convocar lo viejo, afilarlo con lo nuevo y salir a la caza del presente político-social.

Por último, Mouchette abre una ventana al estilo depurado y conciso de Bresson. Adaptada de Bernanos y realizada aprovechando el impulso de Au hasard Balthazar, esta película dura e inolvidable presenta a un Bresson quizás más impuro (repetía modelos, permitió actuaciones más emocionales) pero igual de convencido de las bondades expresivas de la fragmentación, la repetición y el ritmo.

Amigo americano

Junto a los títulos europeos, el SEFF recupera el mítico western La puerta del cielo (Heaven's Gate, 1980) de Michael Cimino, película bella y desmesurada que encarna en la memoria cinéfila la idea de un ocaso multiplicado: de un género, de un sistema de producción y del estilo de un autor.