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Marta Delgado y Mar Madrid | Expertas en Comunicación NoViolenta

"El conflicto es la llave de ajuste de cualquier relación, en el ámbito profesional y el personal"

  • Marta Delgado y Mar Madrid presentan 'La Comunicación NoViolenta en el trabajo', un manual para conseguir "interacciones más fluidas y fáciles" con los compañeros

  • "Cuando tienes mucha contención, te haces mucha violencia hacia ti mismo. Se trata de expresar todo de una forma determinada que aumente las posibilidades de ser comprendida y tenida en cuenta"

Marta Delgado y Mar Madrid posan con su libro.

Marta Delgado y Mar Madrid posan con su libro. / M.G.

—¿Qué va a encontrar el lector de La Comunicación NoViolenta en el trabajo?

—El lector descubrirá las claves de nuestra comunicación y comportamiento que le permitirán tener interacciones más fluidas y fáciles con otras personas en su lugar de trabajo, lo que redunda sin duda alguna en la eficacia y operatividad. Encontrará herramientas concretas tales como el capítulo que aborda el feed-back negativo (de mejora), decir "no" sin perder la conexión o expresar reconocimiento sin utilizar halagos o cumplidos ni recurrir a recompensas materiales. Este libro le servirá también para mejorar sus relaciones en el ámbito personal. El libro muestra lo micro y sutil de nuestra comunicación que genera conexión entre las personas, incluso en situaciones de conflicto y, por el contrario, aquello de nuestro lenguaje y comunicación que genera distancia entre las personas.

—Una curiosidad: ¿por qué NoViolenta se escribe todo junto?

—Porque hace referencia a una metodología concreta con un nombre propio que la denomina, la Comunicación NoViolenta de Marshall Rosenberg. Además, creemos que tiene un matiz particular: la NoViolencia no significa la ausencia de conflictos, la NoViolencia es llevar la intención y la atención a no hacer daño, ni a ti mismo ni a otras personas.

—Desde su punto de vista, ¿el hombre es dueño de sus silencios y también dueño de sus palabras?

—Invitamos a cada persona a responsabilizarse de todo aquello que dice o que decide callar en su caso. También, por criterio de realidad, invitamos a cada persona a responsabilizarse de satisfacer sus necesidades básicas poniendo en marcha acciones o estrategias eficaces para ello, en lugar de esperar que los demás cambien para que nosotros seamos más felices.

—¿El ser humano tiene el conflicto pegado a su ADN, es conflictivo por naturaleza?

—El conflicto es la llave de ajuste de cualquier relación, en el ámbito profesional y en el personal. El conflicto es inherente al ser humano y a las relaciones humanas. Somos distintos y podemos tener diferentes valores, anhelos e intereses en un momento determinado. Nuestra propuesta es hacer otra cosa diferente con el conflicto cuando este se presenta. El libro propone cómo afrontar el conflicto para que después de un proceso determinado, que explicamos, yo pueda tener más conexión contigo y tú también conmigo. Es decir, tenemos la opción clásica de responder ante un conflicto callando y aguantando o bien contratacando con “y tú más y peor”. Ambas respuestas probablemente escalarán el conflicto provocando sufrimiento y desunión. Y tenemos la opción de comunicarnos de una manera que vayamos a vernos en lo fundamental: nuestros sentimientos y necesidades humanas puestas encima de la mesa y que han sido estimuladas como consecuencia de este conflicto. La propuesta que hacemos una vez que el conflicto ha surgido es expresarnos de manera en la que me puedas escuchar en lo fundamental que está vivo en mí y, también, escucharte yo para conocer qué está vivo en ti con lo sucedido. Comprender a otra persona no necesariamente quiere decir aceptar sus demandas y comportamientos. Pero ya el solo hecho de 'vernos' y 'reconocernos' nos coloca en un lugar en el que es más fácil negociar o acercar posturas, porque podemos entender el lugar desde el que nos habla la otra persona y yo también me siento vista por ella, con lo que será más fácil tenernos en cuenta mutua y recíprocamente.

—Dicen que "no tener conflictos, ser complacientes no es comunicación no violenta". En los tiempos que corren, ¿se puede no ser complaciente y confiar en que eso no genere un conflicto?

—Cuando somos complacientes, una parte nuestra interna pretende cuidar de necesidades básicas propias, como la seguridad, preservar la energía, aceptación, armonía, tranquilidad, pertenencia... Podemos generalizar diciendo que, al ser complacientes, si bien satisfaces las necesidades que acabamos de citar, habrá otras necesidades que no estarán siendo tan cuidadas: la coherencia, sentirse vista, consideración y, sobre todo, la conexión. Ser complaciente generará más pronto que tarde un primer conflicto interno importante. A veces, para buscar pertenencia o aceptación, perdemos en autenticidad y coherencia. En ocasiones somos complacientes para preservar la armonía o la tranquilidad pero hasta un punto determinado, la presión dentro de nosotros va aumentando hasta que la válvula se abre y estallamos con virulencia por una carga acumulada de frustración, tristeza e ira que se ha ido cociendo adentro al no haber sabido gestionar nuestro malestar. La Comunicación NoViolenta nos invita a expresarnos, para nada nos invita a permanecer callados. Si hay algo que me cuesta al trabajar con mi compañera y no se lo digo, la relación lo pagará porque acabaré distanciándome de ella o desmotivándome en aquellas tareas que comparta con ella. La Comunicación NoViolenta es un lenguaje autorresponsabilizador en el que yo me expreso desde lo que me pasa a mí ante una situación concreta en vez de poner el dedo acusador en el otro. Desde ahí es más fácil que la otra persona nos comprenda y se abra a la posibilidad de tenernos en cuenta.

—¿La sinceridad está sobrevalorada o infravalorada?

—A veces se confunde la sinceridad con ser faltón o irrespetuoso con la otra persona. Emitimos juicios de valor y etiquetas sobre otras personas y pensamos que no deberían enfadarse porque “deseamos ser sinceros”. Sin embargo, cuando una persona recibe un juicio, es como una pedrada, le generará dolor y se apartará de nosotros. Expresarnos con juicios provocará desunión y dolor y es el inicio del conflicto. A nosotras, en lugar de sinceridad, nos gusta utilizar la palabra 'honestidad'. Le expreso con honestidad a mi interlocutor lo que me está ocurriendo ante una situación determinada, es decir, con estos hechos yo me siento (mi sentimiento) porque yo necesito (mi necesidad). En la Comunicación NoViolenta utilizamos un lenguaje aurresponsabilizador, es decir, yo me siento así porque yo necesito…. Y ahí está mi honestidad. Expresar cómo me siento ante una situación y qué estoy necesitando ayudará a mi interlocutor a saber qué me está pasando ante una situación determinada. No le dejo que se lo imagine, sino que yo misma se lo hago saber.

—¿En el trabajo es mejor tener la comunicación justa, poca comunicación o mucha comunicación?

—Hay situaciones que necesitan del silencio; otras, en cambio, de la expresión; otras, de la escucha atenta; otras, de un gesto o una mirada... Sabemos que la comunicación es el elemento de unión entre los seres humanos (Teoría de la Comunicación Humana de Palo Alto). Una comunicación eficaz, empática, en la que sabemos cuándo hablar, cómo y cuándo escuchar; y cuándo mantener un silencio nos llevará a generar conexión con nuestro interlocutor, en cualquier ámbito y circunstancia.

—Si un compañero de trabajo hace algo mal, ¿es saludable decírselo o es mejor callárselo?

—Preferimos no dar recetas genéricas porque cada situación es diferente, con matices distintos y únicos a esa situación en concreto y a las personas que la protagonizan. En las formaciones que llevamos a cabo en las empresas e instituciones, abordamos situaciones concretas que los participantes proponen. Trabajamos y abordamos lo que a cada persona le hace sufrir y estar a disgusto en supuesto de trabajo, sin entrar en juicios de valor sobre si nos parece que está bien o está mal.

—¿Qué relación hay entre el lenguaje y la justicia restaurativa y qué es la AMEE?

—La Justicia Restaurativa es un enfoque de la justicia que ofrece a víctimas y agresores la oportunidad de dialogar sobre el delito y sus consecuencias en un entorno seguro y supervisado por profesionales, normalmente mediadores. Viene a complementar a la Justicia ordinaria, nunca pretende sustituirla. Tiene como objetivos ayudar a la víctima a satisfacer necesidades legítimas de escucha, de expresión, de hacer preguntas, de poner condiciones al agresor, de saber, conocer entre otras. Alivia su sufrimiento en algunos casos y le ayuda a recuperar la confianza en el ser humano. Para el infractor supone una oportunidad para ahondar en la responsabilización de los hechos cometidos, de su vida, y también le ayuda a llevar a cabo estrategias de reparación a la víctima y a la sociedad.

AMEE es la Asociación para la Mediación, el Encuentro y la Escucha, entidad que creamos en 2013 cuyo propósito principal es implementar programas de justicia restaurativa en España. Las dos somos socias de AMEE desde su creación y somos facilitadoras de sus programas de Justicia Restaurativa. Utilizamos la Comunicación NoViolenta como metodología y herramienta principal para conseguir los objetivos descritos por el marco de la justicia restaurativa.

—Usted ha estado en cárceles. ¿Cómo reaccionan los reclusos (se supone que algunos son autores de delitos violentos) cuando se les habla de comunicación no violenta?

—En los centros penitenciarios no hablamos de Comunicación NoViolenta, sino que la utilizamos al servicio de conseguir nuestros objetivos. Algunos de estos objetivos con las personas penadas de libertad con las que trabajamos son ahondar en la responsabilización de los actos que llevamos a cabo; darnos cuenta de que todo aquello que hacemos y decimos busca satisfacer nuestras necesidades básicas humanas y, a veces, utilizamos para ello estrategias que provocan mucho daño y dolor en otras personas e incluso a nosotros mismos; desarrollar la empatía hacia la víctima, es decir, cómo puede estar sintiéndose como consecuencia del delito, qué ha perdido debido a las consecuencias de mis actos; ahondar en nuestra humanidad, lo que conlleva sentir satisfacción cuando podemos contribuir a la vida de los demás y cuando podemos reparar al menos algo del daño que hemos causado con nuestra conducta, pero no para evitar la culpa o la vergüenza, sino porque nos sabemos seres humanos con dignidad, que podemos contribuir a la vida de otros, incluso dentro de la prisión.

—¿Un experto en comunicación no violenta se permite perder los estribos alguna vez?

—La Comunicación NoViolenta no es censurar nuestros sentimientos y emociones. En ese caso estaríamos haciendo violencia hacia nosotros mismos. Cuando pensamos que vamos a perder los estribos, comenzamos por reconocer lo que nos pasa en nuestro interior. Por ejemplo: "me siento furiosa, a punto de perder los estribos, así que quizás no es el momento de ir a hablar con la otra persona porque voy a volcar sobre ella una ira no procesada”. Me pido entonces a mí misma conectar con mis sentimientos en este momento, voy a identificarlos, también identifico mi necesidad estimulada en esa situación y veo diferentes maneras de satisfacerla sin que dependa de la persona que me ha estimulado tanto. El siguiente paso, importantísimo, es imaginar y olfatear qué le ha podido pasar a la otra persona para hablarme de esta manera que me ha provocado tanto dolor.

En resumen, hago este caminito: cómo estoy yo en términos de sentimientos y necesidades y cómo me imagino que está la otra persona en los mismos términos: sus sentimientos y necesidades insatisfechas. Una vez hecho este proceso, en un momento de calma podré expresar mi enfado (incluso visiblemente), pero eligiendo, y esta palabra es muy importante, qué quiero expresar y cómo, en lugar de dejarme llevar por la reactividad.

—¿Y qué hace cuando se enfrenta a una situación irresoluble con otra persona?

—En ocasiones no es el momento para hablar o la persona no está dispuesta. Lo respeto y acepto. No me impongo sobre la otra persona si no desea tener esa conversación. Casi diariamente las personas estamos afrontando duelos sobre personas que nos resultan difíciles y cuya relación con ellas no son tan fluidas como nos gustaría.

—¿Cómo le dio por dedicarse a este campo?

—En mi práctica profesional como fisioterapeuta veía que muchas patologías llevaban asociados trauma y sufrimiento emocional. Esto me llevó a estudiar diferentes metodologías del ámbito de las ciencias de la conducta y así conocí la Comunicación NoViolenta de Rosenberg. Lo que aprendía y ponía en práctica hizo que mi vida cambiase por completo, tanto en la esfera personal como en la profesional. Algo que tiene tanto valor para mí y que observo que produce tanto bien en las personas, en todas las edades y todos los ámbitos, quise compartirlo con más personas y por eso lo estudié y me especialicé.

—¿La comunicación no violenta no equivale, indirectamente, a tener mucha contención y guardarse mucho para uno mismo?

—No, es justo lo contrario. Cuando tienes mucha contención y te guardas tus deseos y anhelos para ti mismo, te haces mucha violencia hacia ti mismo. No se trata de ser amable, educada o estar calladita. Se trata de expresar todo, absolutamente todo, de una forma determinada, de manera que aumenten las posibilidades de ser comprendida y tenida en cuenta por tus interlocutores. La Comunicación NoViolenta te da sensación de empoderamiento porque te da la herramienta, el cómo expresarte, para que lo tuyo también sea tenido en cuenta.

—¿Qué ocurre cuando alguien que utiliza la comunicación no violenta se topa con un interlocutor que no atiende a razones?

—A menudo es en esos momentos cuando experimentas los beneficios y la eficacia de la Comunicación NoViolenta. En el libro hablamos de cómo escuchar y cómo permanecer conectada a la otra persona incluso en el conflicto. Ya solamente por el hecho de escuchar sin interrumpir, observas cómo la otra persona, que estaba muy excitada o enfadada, se va relajando. Rosenberg dice que cuantos más juicios y exigencias expresa una persona, más necesidades insatisfechas tiene y te está pidiendo, de manera trágica, que contribuyas a su vida. Cuando te cuesta mucho comunicarte con tu interlocutor, prueba a darle grandes dosis de escucha y empatía. En otras ocasiones eres tú mismo quien necesita esa dosis de empatía para poder relajarte y escuchar al otro.

—¿El Congreso, o el mundo político en general, es el peor ejemplo posible o es todo lo contrario a comunicación no violenta?

—Una forma de violencia en el lenguaje es utilizar generalizaciones tales como: “Todos los políticos son…” Esto supone un lenguaje estático que no es realista. Las personas estamos continuamente en proceso. Etiquetar, incluso a los políticos, generalizar al etiquetarlos es una forma de comunicación violenta que preferimos no utilizar porque genera desunión.

—Si estuviese en el estrado del Congreso, ¿qué les diría a los políticos?

—Que se leyesen este libro, por si algún capítulo les puede aportar o inspirar. También que practicasen más la escucha real, la escucha activa entre ellos y hacia la ciudadanía. Y por último les diría que ellos son modelos de comportamiento para muchas personas, miles de jóvenes y esto, en mi opinión personal, supone una gran responsabilidad.

—En resumen, ¿la teoría es que calladitos no estamos más guapos?

—La clave está en poder elegir de forma consciente cuándo queremos expresarnos y en qué términos, en vez de funcionar con automatismos y desde la reactividad al comentario de la otra persona.

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