JUAN AMODEO | HUMORISTA

Juan Amodeo: "Me he arrepentido de las bromas que no he gastado"

El humorista Juan Amodeo

El humorista Juan Amodeo / Juan Carlos Vázquez

Juan Amodeo (Sevilla, 1993) supo utilizar las redes sociales como una ventana para abrirse paso en el mundo de la comedia. Ese universo en el que tenía que debutar en bares y teatros de Madrid o Barcelona. Decidió romper con este ritual de iniciación y, ocho años después, supera el millón de seguidores en Instagram. Mañana presenta un nuevo espectáculo en el Cartuja Center CITE (Sevilla). Un monólogo clásico con el nombre de Avenate, en el que abordará –en clave de humor– esos arranques de locura sin aparente explicación. Además está explorando su faceta como actor y se estrenará, en unas semanas, con El marqués. Serie que baila entre el thriller y el drama para narrar el crimen de Los Galindos en el municipio hispalense de Paradas.

–Cuando empezó su carrera afirmó que su sentido del humor "era muy sevillano". Después de tantas plazas, ¿ha universalizado su forma de hacer comedia?

–Me sorprende mucho haber dicho eso, pero sí que es verdad que el humor que tengo sigue siendo muy andaluz y sevillano aunque haya evolucionado. No hago otra cosa que contar lo que vivo cada día. Es cierto que este humor tiene más éxito ahora que cuando empecé.

–¿Qué habría pasado si no hubieran existido Instagram o Youtube?

–Me habría costado mucho más llegar a los teatros. No sé si lo habría conseguido, pero sí sé que estaría haciendo monólogos. Hubiera seguido el camino antiguo. Ir de bar en bar hasta llegar a un teatro.

–¿Ese recorrido se puede hacer desde Andalucía?

–Siempre tuve claro que me quería quedar en Sevilla, pero muchos humoristas se han tenido que ir de sus ciudades a Madrid. Donde están los micros abiertos o los bares que permiten hacer monólogos. Aquí no hay esa cultura. Igual sí que me hubiera tenido que ir.

–Es curioso que en una región que se caracteriza por su sentido del humor no haya sitios para desarrollarlo.

–Es muy curioso. En Madrid o en Barcelona hay muchos micros abiertos y en Andalucía, con muchos monologuistas punteros, no hay espacios para desarrollar ese talento. La Escuela de Arte Dramático de Málaga o la de Córdoba cada vez están más fuertes, pero vamos muy lentos en ese aspecto. No hay oferta ni demanda.

–¿Cuál es el secreto para captar la atención de la gente con microvídeos?

–Que en un minuto y medio puedas sentirte identificado. El humor tiene un principio, un nudo y un desenlace que debe ser gracioso, pero en Instagram no hace falta que acabes la historia, sólo que narres lo que te esté pasando.

–¿Es capaz de vaticinar si un vídeo tendrá más o menos éxito?

–Antes de que hubiera algoritmo en Instagram sí lo tenía clarísimo. Ahora se cuales van a gustar y cuales no, pero no tengo tan claro cuáles se viralizarán. Muchas veces me he currado vídeos que no han tenido éxito.

–¿Qué es eso del algoritmo?

–Antes subías un vídeo a las 14:00 y sabías que lo vería todo el mundo. Pero ahora no. Si subo una pieza –y mis tres últimas publicaciones no te han gustado– no te va a salir la primero. Ha cambiado un poco la viralidad.

–Dice que "el avenate te hace creer que escribir a tu ex a las cuatro de la mañana es buena idea", ¿le ha pasado muchas veces?

–(Risas) Bueno...el evitarlo me ha pasado muchas veces y alguna que otra también lo he hecho. Pero es verdad que el avenate que te entra cuando bebes o cuando estás en un momento de euforia es peligroso. A mí me pasa mucho con invitar. En estos momentos, estoy preparando mi boda y durante la Feria invité a unas 10 personas. Ahora me arrepiento.

–No les diga la fecha.

–Y ya está. Pero es verdad que el avenate te obliga a hacer cosas que estando sereno no te atreverías.

–Una de las particularidades del nuevo espectáculo es que improvisa con el público. No puedo uno ir tranquilo.

–Pues lo he cambiado precisamente por eso. He quitado lo de preguntar a la gente, porque el público paga por venir a reírse no por estar tenso. Ahora improviso 10 o 15 minutos sobre cosas que me hayan pasado durante la semana y pregunto a los asistentes, pero no directamente. La improvisación siempre ha estado en mis shows y algunos cómicos usan esta técnica todo el tiempo. Me parece una habilidad increíble.

–¿Han dejado de llevarse los monólogos?

–Sí. Antes el que era original hacía lo de las preguntas al público. David Puerto fue el primero y muchos le hemos seguido. Yo incluido. Hay que valorar la habilidad de cada uno y yo no soy capaz de hacer un show entero lanzando cuestiones al público. Me gusta y disfruto haciendo un monólogo contando mis historias.

–Muchos cómicos critican esta forma de hacer humor.

–Siempre pasa cuando algo despunta y rompe lo establecido. Lo más bonito que tiene un humorista es hacer reír. A mí me da igual cómo lo haga.

–¿Se ha arrepentido de alguna broma?

–No, me he arrepentido de las que no he gastado. Mucho y a diario. Nadie me ha dicho que se haya sentido ofendido con alguna broma. Intento que nos riamos de nuestras desgracias, yo incluido. Por ejemplo, hago chistes de andaluces y nadie se ofende, porque soy de aquí. No puedo hacerlos sobre ser de Cuenca.

–¿Qué contará en Avenate?

–Es un monólogo estándar en el que intentaré hacer reír contando mis historias. Arranques de locura que he tenido yo, mi entorno o la sociedad.

–El avenate también es una bebida hecha con avena. La gente puede equivocarse y creer que va a un taller culinario.

–(Risas) El confinamiento ha hecho mucho daño. Explico siempre el significado del término antes de empezar y pongo ejemplos. Lo he escuchado mucho de mi abuela, pero la gente de fuera no lo entiende.

–También está explorando su faceta como actor.

–Hago un papel muy chulo en la serie El marqués que narra el crimen de Los Galindos en Paradas (Sevilla). Noto que hay mucha expectación. Mi personaje da un poco de desahogo a tanto drama sin llegar a ser cómico. Estoy muy ilusionado, haciendo más castings y esperando nuevos proyectos.

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