El Puerto

guillermo rivas Entre la dita y la hostelería

GUILLERMO Rivas Ramírez (1900-1962) nació en nuestra ciudad, quedando huérfano desde muy joven, con nueve años, siendo reclamado por dos tías que vivían en La Habana (Cuba) donde tenían plantaciones de caña de azúcar. Allí permaneció hasta que, insuflado de patriotismo, quiso hacer el servicio militar en España. Hasta su regreso a nuestro país se preparó en contabilidad, mecanografía, taquigrafía, pues tenía claro que con formación era como se podía salir adelante en la vida y, consiguientemente, en el mundo de la empresa y los negocios.

Tras el Servicio Militar, se instala en El Puerto y montó su primera empresa, con 22 años. Creó un Libro de Dita, lo que le permitirá hacerse con un capital que posibilitará la posterior creación de otros negocios y empresas. Del relato El Ditero de Mateo Bellido Rojas: "En casa, pues, vivíamos con lo justo. Si mi madre juntaba algún ahorrillo, un tipo sonriente aparecía con un paquete bajo el brazo. Una vez, por Navidad, era una caja surtida de mantecados. Otra, una plancha eléctrica. Por fin, otro día, se encendió el primer transistor a pilas y el hogar se fue llenando algo, aunque sólo fuera de voces fantasmas. Le llamábamos 'El ditero' y era habitual en las tardes de radionovela, merienda de cuenco de pan con aceite y chocolate rancio, que apareciera a cobrar una pequeña parte de lo que se le debía" con una libreta de tapas duras, en la que se llevaban las cuentas de cada vecino, cogido con unas palomillas. "Los pagos se eternizaban y, cada poco tiempo, me hacían sumarlos para saber si quedaba mucho. Cuando se liquidaba una cuenta, ya se podía pensar en abrir otra. Nunca noté que perdiera la sonrisa ante la imposibilidad de un pago y no creo que se cobrara intereses, pero para todos era que tenía dinero".

En 1932 Guillermo Rivas se hizo cargo del Bar Buenavista en el que permanecería hasta el final de su vida laboral, durante 30 años más. Aquel lugar fue conocido como la 'Tienda del hierro' dado el material del que estaba fabricada la marquesina de la terraza. Escribe Enrique Pérez Fernández en su libro Taberna y Bares con Solera: "En 1889 era un café así llamado, de Ramón Ariza Sánchez, años después llevado por su hermano Andrés (el del Café La Marina de la Pescadería), hasta que en 1932, tras explotarlo unos años Antonio Vázquez, pasó a manos de Guillermo Rivas Ramírez".

Con el tiempo, Guillermo se iría haciendo de casi todas las casas de la Plaza de las Galeras: donde hoy se encuentran el Bar Liba, el Mesón Ibérico, la Galera Real -regentada hasta su reciente jubilación por Luis Rivas, propietario del establecimiento- el Buenavista (Bar El Vapor, desde 1998) y los antiguos billares y fábrica de gaseosas, hoy el Bar Loco de la Ribera. Una excepción, La Mezquita, propiedad de los Pasage, que conectaba la esquina de Jesús de los Milagros con la Plaza de Las Galeras, por la calle Luna. Todo un patrimonio inmobiliario.

En Vergel del Conde, número 12, hoy Plaza de las Galeras Reales, donde como ya hemos dicho se encuentra, actualmente, el Bar El Loco de la Ribera y anteriormente una sala de billares y futbolines (Salón Recreativo), estuvo ya avanzado el segundo cuarto del siglo XX, la fábrica de gaseosas y sifones Espumosos Rivas. Allí fabricaba y tenía la venta exclusiva para El Puerto de las naranjadas y limonadas 'El zeppelin'. Más tarde el local lo alquilaría, maquinaria incluida, a Revoltosas Madrid, a Juan de la Fuente Cros.

En la fábrica de gaseosas había dos mesas de billar en las que se jugaba 'A Palillos': a 31, 41 y 7 y media, estando en activo la fábrica, jugándose de tapadillo, con dinero, en aquella época de prohibición. Aquello hizo que, más adelante, se instalaran los billares y futbolines a los que hacíamos referencia.

Nuestro protagonista se casó con Carmen Acal Fuillerat dejando una amplia descendencia de 12 hijos, "más los estropeados que no prosperaron", según las propias palabras del hijo número 11, Lucky. Estos son Milagros, casada con Esteban Tejada; Manolo, casado con Milagros Romero Vaca; Guillermo, casado con Manolita Felices, ATS que fue de Terry, bellísima persona al igual que su hijo Guillermo quien trabaja en el Área de Personal del Ayuntamiento; Pepe, que falleció a los 14 años, tras un "corte de digestión" al bañarse en la alberca de La Victoria, tras un sudado partido de fútbol; Lola; Carmen, casada con Juan Muñoz, empleado multifacético que fue, entre otras empresas del Cosario de Tablas, de Conservas Sur, de la Caja de Ahorros de Cádiz y gestor de las taquillas de la Real Plaza de Toros; Enrique, casado con Milagritos Carreto, ya fallecida, hermana de Alfonso y Rafael Carreto Martín-Arroyo; Rafa, socio durante más de 30 años de Lucky en los negocios de hostelería y alma mater de Lobo Hermanos 'Mobilandia' hasta su jubilación, casado con Isi López; Fernando, empleado de Osborne, casado con Maleni Botella; Ignacio, casado con su mujer, Mari Carmen; Lucky, propietario del Bar La Galera, recientemente jubilado y casado con Manoli Lobo; y Jesuli, empleado de Unicaja, casado con Petri Marín.

El negocio principal de Guillermo fue el Bar Buenavista, que estuvo atendiendo hasta su fallecimiento, en 1962. Guillermo era un hombre que tenía mucho sentido del humor, algo que le contagiaría, por la vía de la sangre y del roce, a gran parte de su abundante prole. Sus hijos recuerdan, en el patio de la casa familiar en Vergel del Conde 12, hoy plaza de las Galeras, tirados de la risa a Milagros, la hermana de Guillermo y madre de Luis y Enrique Gatica Rivas, a su padre, y a sus hermanos, por las ocurrencias que venían de la gracia innata familiar.

También es recordada todavía su generosidad. Guillermo Rivas era un hombre generoso que daba dinero y daba de comer -en aquellos tiempos de hambruna- a más gente que habitantes tenía la casa familiar: "Carmela, ahí te mando a dos o tres para que les des de comer". Solía ser una constante en aquella vivienda siempre repleta de hermanos y visitas. Quitó mucha hambre.

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