El Puerto

De casa-palacio a ruina sin remedio

  • El Palacio Winthuyssen se sigue deteriorando año tras año sin que nadie haga nada por evitarlo El andamio que corta la calle Larga tiene ya casi catorce años

A principios del año 2002 el área municipal de Urbanismo remitía a la propiedad del Palacio Winthuyssen, entonces en manos de la sociedad Bateum 2000 (formada por el grupo madrileño DDI y el hotel Monasterio San Miguel, propiedad en esa época de José Antonio López Esteras) un decreto mediante el que les obligaba a consolidar el exterior del inmueble para seguridad de la finca y de los peatones.

Desde ese momento hasta el día de hoy han pasado casi catorce años y el enorme andamio que apuntala la fachada del edificio sigue cortando el paso a los peatones por la céntrica calle Larga, una ocupación de la vía pública que pese a las enormes molestias que genera hasta ahora no se ha podido o no se ha querido eliminar.

Los primeros planes para la rehabilitación de este edificio, una casa-palacio construida por un cargador a Indias en el siglo XVII y reformada en el siglo XIX, pasaban por la construcción de un hotel de lujo (incluso antes de que saliera adelante el proyecto del hotel de cinco estrellas en la plaza de los Jazmines).

La Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía llegó a dar luz verde al proyecto en junio de 2007, entonces de una nueva sociedad denominada Grupo 22, que pretendía levantar el complejo en régimen de condominio (es decir, vender habitaciones a propietarios pero explotándolas como hotel). Pero he aquí que llegó la crisis económica mostrando su peor cara para los promotores inmobiliarios, de manera que con el proyecto sin ejecutar, en 2013 Urbanismo decide cerrar el expediente de rehabilitación, para el cual incluso se había llegado a tramitar un PERI (Plan Especial de Reforma Interior).

En estos años de burocracia y papeleo el andamio de grandes dimensiones se ha convertido ya en un elemento más del paisaje de la calle Larga, levantando de tanto en tanto las críticas de vecinos y viandantes pero sin que nadie pusiera coto a la situación que se ha generado.

No fue hasta el año 2014, siendo alcalde Alfonso Candón (PP), cuando se cogió el toro por los cuernos y se contactó con la propiedad (ahora en manos de Unicaja) para obligarle a que retirara el andamio y a consolidar la fachada principal del palacio por el interior de la finca. Cuando parecía que ya todo estaba encarrilado (los trabajos comenzaron en enero de ese año) en el mes de marzo las obras volvieron a pararse y el andamio volvió a su lugar, al parecer por discrepancias entre las actuaciones realizadas y el permiso concedido para ello por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía.

A todo esto, a cada día que pasa el andamiaje y la protección metálica que lo rodea cada día están más deteriorados, con impunes robos de chapa a plena luz del día y personas sin techo entrando en la finca, que por otro lado se encuentra plagada de escombros.

Cuestionado por este asunto el actual concejal de Urbanismo, Antonio Fernández, explica que se está únicamente a la espera de que la nueva delegada de Cultura de la Junta firme la autorización que permita a la propiedad llevar a cabo las obras de consolidación interior del inmueble, para que de una vez por todas se pueda retirar el incomodísimo andamio que además de su antiestético aspecto y su presencia omnipresente en forma de barrera, supone un auténtico peligro tanto para los peatones que circulan por la calle Larga como para los conductores, ya que al estar sueltas muchas de las planchas metálicas que conforman el cerramiento, en los días de vientos fuertes las placas casi salen volando hacia la calzada.

Una vez firmada la autorización de la Junta, la propiedad deberá acometer la retirada del andamio y la consolidación del inmueble, a la espera de tiempos mejores que permitan dar un futuro uso al edificio.

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