III Bienal flamenca de Cádiz, los Puertos y Jerez. Actuación de la Academia de Araceli Arias. Un elenco de músicos, cante y jaleo, con cuadros estudiados y puesta en escena. Cante por Ester de Roselló, guitarra de Jesule del Puerto, jaleo de Araceli y Jairo Amaya y cuerpo de baile que interpretaría tarantos por tangos y  fin de fiesta por bulerías. Violín con una magnífica interpretación en los compases flamencos de Samuel de Jerez. Terminó el baile por seguiriyas y alegrías, un recorrido por los cantes de ida y vuelta que  me deleitó, con el sabor de la imaginación. Entre guajiras, milongas, garrotín, colombianas, haciendo los giros interpretativos en cante y baile, soleares por bulerías y fin de fiesta.

Víctor Raposo: Al cante Moisés Campos, Ana María De Jerez; Bernabé, a la percusión, al toque el niño Manuel, al jaleo, Vero, Víctor y al baile.

Víctor introduce que su primer número es un homenaje a Juanito Villar, como homenajeado, con las bulerías al terremoto.

Una puesta en escena de postal, interpretando por ordena alegrías al baile, cante de Ana María, de la copla 'Luz de Balcones' se baila un zorongo, llega el momento musical con una magnífica interpretación de la guitarra del niño Manuel en su ejecución y el violín de Samuel Vázquez. Mientras se cambian de ropa, canta por copla Ana María, la interpretación 'Adoro'. Llega la interpretación que más me cautivó, 'Abandolao', un número de creaciones, interpretación de los fandangos de Málaga, de los que tanta influencia, desde los montes malagueños hasta Tarifa y Bolonia tenemos. Ese ritmo del Zángano, Chacarral, a la rítmica verdialera, y como lo presenta Víctor Raposo aflamencado, me recuerda al Zángano de Puente Genil, que creara Fosforito, terminando por fin de fiesta todos con unos replante bien ejecutado de Vero, que acompañaba al jaleo, y los grupos del cuerpo de baile Revuelos y Corales. 

Ha caído la noche y con un frío monacal de la humedad que reservan las paredes del antiguo monasterio y penal, un frío que la piel de gallina ponía.

Toca el turno de Jaime Cala, con la valentía que deben tener y tienen los artistas, y  algo muy torero, vergüenza.

Pide perdón a su respetable público, de padres y seguidores, con el aforo completo vendido igual que el resto de academias. Que en las actuales circunstancias, en un tablao con chapas de acero con polvorienta moqueta no bailaba, aludiendo que el flamenco se canta, el toque habla a través de las seis cuerdas y el baile habla con los pies en su máxima expresión.

Presenciando los actos desde su inicio, valoré la valentía artística de quejarse de las carencias, que si tuviera que exponer lo vivido sería para un libro.

Se inicia su actuación, con un manifiesto del flamenco por la presentadora del acto, Gloria Callealta, haciendo una breve introducción del origen del género y las artes que se cultivan e imparten en la escuela.  

Comienza con  unos niños no mayores de cinco o seis años y un niño vestido a lo clásico, chaquetilla corta y pantalón de talle alto y gorra, que nos trasladó el baile en La Habana colonial con la habanera de Carlos Cano y sabor del Mentidero que le diera Eva Cristo y una alumna de cante de la propia escuela al Mentidero, a ese Cádiz colonial, con sabor y olor a mar, guajira por los mayores con refinado y elegido vestuario y todo muy seleccionado para la puesta en escena. Al baile  Jesús Figuereo, que se destacó.

Jaime se destaca por contar historias a través del flamenco, la puesta en escena y el baile, una característica que es su mayor exponente y de los que en su día bailamos y tuvimos como referente a Antonio Gades, el contador de historias a través del flamenco y su creación  que llegó hasta el cine a través de  los ojos de Carlos Saura.

Tientos por tangos, que contará a través de la poesía de Antonia Neva y el cante de Eva Cristo con el baile Ainara Rodríguez, la historia de trasmisión generacional de la abuela a su nieta, cada cual a través de la ilusión que imaginara.

Por seguiriya en cuerpo de baile de las jovencitas, adolescentes muchachas, la fortaleza del baile por seguiriya, todo un homenaje a través de la poesía, el cante y el baile a nuestro poeta Rafael Alberti y a la  escuela de arte ecuestre de Jerez.

Finalizando con un fin de fiesta y subiendo el alumnado al más puro arte por la fiesta de Jerez, las bulerías. En la ejecución que llevó todo el peso musical y el espectáculo, con el toque Juan Ramón Ortega, con su toque genuino gaditano.

Hoy quiero intentar transmitir que vi tres academias  muy distintas de ejecución, El Puerto tiene flamenco, música, cante y baile, tanto en alumnos como en artistas que acompañan a las academias.

También decir que sentí vergüenza ajena, de las condiciones en las que se realizó la jornada.

El Puerto siempre fue flamenco y una Bienal son palabras mayores. Quien tenga que asumir responsabilidades que las asuma.

Solo terminaré resumiendo el viernes con la frase “hace más el que quiere que el que puede”, destacando que las academias quisieron y ante tanta incomodidad, hicieron.

En cuanto al sábado, con cartel de May Fernández y Anabel Rosado, “la mujer flamenca”, el acto tuvo que suspenderse.

Como anécdota, destaco que entre el centenar de alumnos solo hubo cuatro varones, por lo que considero más que representadas a las mujeres. Arropemos a los varones.