Quizás la portavoz de Ciudadanos fue, de entre los grupos de la oposición, la que utilizó un tono más constructivo en su intervención. Haciendo un ejercicio de empatía trasladó al tripartito su convicción de que "gobernar no es fácil" y que conlleva "muchas frustraciones". También estima que algunos de los concejales del equipo de gobierno están "aún perdidos" y se preguntó si realmente ha cambiado algo en este primer año. La edil hizo un repaso por algunos de los asuntos más polémicos, como la Zona Naranja, de cuya supresión dijo que "ha sido peor el remedio que la enfermedad", ante la falta de regulación de las bolsas de playa. Tras criticar el "culebrón venezolano" de los parkings y pedir claridad al respecto, echó en falta el cumplimiento de compromisos como la ejecución de la nueva rotonda del cementerio, el fracaso en la construcción del centro de protección animal o la pérdidas de las banderas azules en las playas, un "marrón" que como recordó se ha tenido que comer el edil Ángel Quintana "por culpa de la depuradora". "Alguien tiene que asumir responsabilidades por estos asuntos", reclamó, al tiempo que se preguntó "en qué cajón se va a guardar ahora el expediente de Apemsa" y "dónde están los prometidos planes de empleo". También reclamó la edil la aprobación del Plan Especial del Casco Histórico, brindando el apoyo de su grupo, así como "un poco más de apoyo a nuestras tradiciones".