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Crítica de Teatro

Historias del Mester de Juglaría

  • El director Agustín Iglesias pone el broche de oro al Festival de Teatro de Comedias en El Puerto llevando a escena la obra 'Libro de buen amor'

  • "El amor es cosa de todos"

Una imagen de la representación de 'Libro de buen amor', que cerró anoche el Festival de Teatro de Comedias.

Una imagen de la representación de 'Libro de buen amor', que cerró anoche el Festival de Teatro de Comedias.

Título: Libro de buen amor (****)

Autor: Arcipreste de Hita.

Patio Porticado de SAFA San Luis” de El Puerto de Santa María.

Día: Sábado 26 de Agosto de 2023.

Aforo: Lleno.

Equipo Técnico

Versión: Agustín Iglesias.

Dirección y dramaturgia: Agustín Iglesias.

Realización y escenografía: Teatro Guiirigay

Música original: Fernando Ortiz.

Reparto 

Raúl Rodríguez, Magda García Arenal, Jesús Peña, Asunción Sanz y Mercedes Luz.

Difícil tarea la asumida por Teatro Guirigay, la de trasladar los relatos del Arcipreste de Hita, autor de uno de los textos fundamentales de la literatura española, escritos en el Siglo XIV, ofreciéndonos una acumulación de relatos escritos en clave de humor, desvergonzados, autobiográficos, historias morales, alegóricas, políticas, pero, sobre todo, populares, fáciles de comprender por el público mezclando hechos reales con otros inventados, muchos de ellos eróticos, a fin de complacer al público, poco versado en historia y cultura, formado en su mayor parte por campesinos y aldeanos. que componen un retrato fidedigno de la sociedad medieval.

La forma de hacer llegar todo esto al público actual la ha resuelto Agustín Iglesias por medio de la presentación en el escenario de la 'Comparsa del Arcipreste', cuyos componentes son cinco juglares, cantautores, diríamos hoy, que recorren los pueblos escenificando ante los espectadores -ante nosotros-, momentos de la juventud del Arcipreste así como escenas de su obra, como Los consejos de Don Amor y Doña Venus, la historia de Los amantes perezosos, la de Pitas Payá, la de Los amores de Don Melón y Doña Endrina, la de Trotaconventos o la del Combate entre don Carnal y Doña Cuaresma.

Ensarta en primera persona el relato de una docena de aventuras amorosas, serias, jocosas y tragicómicas, sólitas o insólitas, pero siempre fallidas, protagonizadas mayormente por un Juan Ruiz, arcipreste de Hita, que no se deja confundir con el autor (acaso del mismo nombre), en el momento de la escritura,

Toda la poesía de la Edad Media, que el Arcipreste tatareaba o pronunciaba en voz alta, se compuso con el fin de ser oída. Pero el Libro de buen amor, va mucho mas allá.

El juglar del buen amor comparecía ante el público no simplemente para contar, sino para encarnar, para incorporar o personificar -en el sentido literal-, los lances del Arcipreste en su doble papel de autor y protagonista (o comparsa). Así, a menudo eran sólo la dicción y la gesticulación las que permitían distinguir el yo del uno del yo del otro, peligrosamente fundidos en los manuscritos. Pero, como uno y otro coincidían en ser poetas, a cada paso se le presentaba además la ocasión de entonar «trovas e notas e rimas e ditados e versos», al son del laúd o la vihuela, y también con un vivaz acompañamiento plástico.

Un juglar rara vez viajaba sin una mujer a su lado. Amén de otras faenas, a la juglaresa le tocaba regularmente añadir vistosidad a la función bailando al ritmo del pandero y por ello mismo, sin necesidad de más (y muchas veces lo había), convirtiendo su cuerpo en espectáculo.

Agustín Iglesias ha logrado convertir los siete mil versos del Libro de buen amor, en noventa minutos de espectáculo teatral, con respeto y fidelidad al texto de Juan Ruiz, pero sujeto a las necesidades de la escena. Un espectáculo fresco, ágil, con un magnífico ritmo, lleno de gestualidad, movimiento, y con la música y las canciones como un elemento esencial en la continuidad y el desarrollo de la acción dramática. También se ha ocupado Iglesias, en su trabajo de adaptación, de subrayar el empoderamiento de las mujeres, su libertad de acción y elección, y lo hace de manera que resulta absolutamente coherente y natural. Gran trabajo interpretativo (sobresaliente Raúl Rodríguez) muy coral, con una cuidada atención al gesto, la corporalidad y la claridad en la dicción del verso.

Magnífico el atrezzo, la decoración y el vestuario, pero sobre todo la música. Magnífico cierre de esta edición del Festival de Teatro de Comedias que nos ha permitido asistir a la representación de varias obras, todas de corte clásico que actualmente recorren muchos escenarios de toda España llegando a un público poco acostumbrado a este tipo de representaciones pero que se ha divertido y apreciado el trabajo de estas compañías y estos directores y dramaturgos empeñados en hacer llegar al público de hoy el teatro de ayer.

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