El hotel Puerto Bahía, en Valdelagrana, acogerá entre los próximos días 14 y 16 de octubre una exposición de la pintora María Teresa Benavides, donde la autora venderá sus acuarelas con el fin de colaborar en la futura restauración del retablo de Benavides, que se encuentra en la Iglesia Mayor Prioral.

María Teresa Benavides, maestra de formación y madre de ocho hijos, se formó artísticamente en su juventud en el taller del pintor “calvito” en su Écija natal. En su entorno familiar se vivía un gran interés por la pintura, como demuestran las creaciones de su hermana Emilia, así como las numerosas obras de arte que decoraban su casa familiar.

Como explica el profesor Francisco González Luque el retablo de Benavides se encuentra en la primera capilla de la nave de la Epístola en la iglesia mayor Prioral, mandada construir por el regidor Juan de Lucena en 1517, pero sin ocupar hasta que fue comprada por el comendador Benito Benavides y su esposa Leonor Torrero para su enterramiento en 1533. Este retablo debe su configuración actual a la reforma barroca efectuada por el obispo Galaz en 1682.

El retablo de Benavides consta actualmente de tres cuerpos o pisos y tres calles encuadrados por molduras renacentistas de madera dorada. El primer cuerpo tiene cuatro tablas con escenas pasionales como el Beso de Judas, la Oración del Huerto, Camino del Calvario y Flagelación, tablas pertenecientes a la escuela hispanoflamenca activa en Sevilla entre finales del siglo XV y primera mitad del XVI y quizás vinculable a los talleres que están en ese momento en Sevilla, como el de Alejo Fernández. También se descarta que estas tablas fueran parte del primitivo retablo mayor de la Prioral que estaba pintando Juan Ramírez en 1548 y que se perdió en 1807. Mas bien parece que se tratase de piezas de un pequeño retablo (de 4 x 3 metros) encargado para la Santa Misericordia de El Puerto al ensamblador y escultor sevillano Fernán Mateo en agosto de 1525. El segundo cuerpo tiene dos grandes tablas, la de la izquierda representa a san Jerónimo con un donante (quizás Benito Benavides) y en la tabla de la derecha aparecen tres frailes franciscanos, en medio de ellos parece estar san Francisco de Asís, arrodillado mostrando sus llagas. En la parte central hay una hornacina con la imagen de san Antonio abad. Por fin en el ático hay dos lienzos con las imágenes de San Antonio de Padua y otro santo desconocido, rematando el retablo esta una imagen escultórica de dios padre.

El estado de conservación del retablo según el restaurador Enrique Ortega, es preocupante. Los cuerpos inferiores presentan menos degradación que los superiores y más modernos, donde se acentúa este grado de deterioro, aunque en las tablas del primer cuerpo, debido seguramente a cambios climáticos, han aparecido grietas y fisuras, y las cabezas de los clavos de forja están oxidadas, lo que repercute en la capa pictórica que en muchos puntos esta desprendiéndose. Quizás de todas estas patologías la menos preocupante sea el alto grado de suciedad y envejecimiento de los barnices, aunque lógicamente para su correcta visualización afecta de igual manera. Caso de especial gravedad es la tabla del último cuerpo del descendimiento de la cruz, donde la preparación comienza a disgregarse y ha perdido todas las zonas doradas. También los lienzos del siglo XVII que completan el retablo tienen un alto grado de deterioro. En palabras de Ortega "solo un proceso de degradación agresivo como este y acelerado justifica la necesidad ineludible de una restauración". Esta claro que esta intervención debe realizarse sin precipitación, pues borraría los casi 500 años de historia en la construcción de este retablo.

Le exposición se podrá visitar en el hotel Puerto Bahía de 17:00 a 20:00 horas.