El Puerto

18-9-1868: Estalla la Revolución

  • La Junta Revolucionaria de El Puerto de Santa María tomó el acuerdo de expulsar a los jesuitas de la ciudad

"Creí tener más raíces en este país". Fue una de las últimas frases que pronunció la ex reina Isabel II de Borbón al tomar el tren en San Sebastián con destino a su exilio francés el 30 de septiembre de 1868. Dos días antes, las tropas rebeldes del general Serrano se habían impuesto a las fuerzas isabelinas en la batalla de Alcolea (Córdoba), sellando definitivamente el triunfo de la Revolución de Septiembre.

La Gloriosa -como se conoce a la revolución liberal que destronó a Isabel II- es uno de los hechos decisivos de la historia política española contemporánea. El historiador José Luis Comellas considera que la caída de la Reina resultó "de una profunda crisis política y de una crisis económica que provoca un recrudecimiento en las tensiones sociales."

Fruto de una gran coalición de tres partidos (Progresista, Demócrata y de la Unión Liberal), el movimiento revolucionario se iniciaba en la Bahía de Cádiz el viernes 18 de septiembre de 1868 con el pronunciamiento de la Escuadra al mando del brigadier Juan Bautista Topete.

manifiesto

En un célebre manifiesto dirigido a los españoles -"¡Viva España con honra!"- los generales sublevados en Cádiz denunciaban que la Constitución estaba "hollada"; el sufragio, "corrompido"; la enseñanza, "tiranizada"; la Administración, paralizada por la "inmoralidad"; la prensa, "muda". Para poner fin a estos agravios y recobrar la soberanía nacional, reclamaban el apoyo popular armado.

En El Puerto de Santa María tenía la Compañía de Jesús dos casas importantes en septiembre de 1868: el noviciado (instalado en el Monasterio de La Victoria) y el colegio de segunda enseñanza de San Luis Gonzaga (en un edificio estrenado un año antes). Habían transcurrido sólo 15 días desde el comienzo del curso 1868-69 cuando los profesores y alumnos del colegio de San Luis presenciaron las maniobras y oyeron los cañonazos de los buques de guerra en la Bahía, ignorando que estaban siendo testigos de un acontecimiento histórico.

La guarnición de Cádiz se une el 19 de septiembre a la revolución, que se extiende rápidamente por Andalucía. Esa tarde se presenta en San Luis Gonzaga el capitán de fragata Emilio Barreda con un mensaje alarmante de Topete para el rector, padre Bartolomé Munar: avisaba del "peligro cierto" de que la multitud asaltase el colegio aquella misma noche y ofrecía un vapor para conducir de madrugada a los jesuitas al amparo de las fragatas. Suspendidas las clases, el padre Munar ordenó la salida de los casi 300 alumnos, que en grupos de 20 fueron albergados en distintas casas de la ciudad.

Asilo

Medio centenar de religiosos pertenecientes a las comunidades del colegio y de La Victoria recibieron asilo en los domicilios de Bartolomé Vergara, Carmen Ortiz, Faustino de Arbe y Francisco de Paula Costas. El bodeguero Tomás Osborne Böhl de Faber alojó a cinco jesuitas en su quinta 'El Cerrillo'.

La huida de los jesuitas de El Puerto se realizó entre las amenazas de los grupos revolucionarios. El propio Topete tuvo que encararse con la turba enfurecida para lograr que los Padres se embarcaran indemnes rumbo a Gibraltar el 20 de septiembre. Otro medio centenar de jesuitas -jóvenes escolares en su mayoría- permanecieron en la ciudad hasta el 4 de octubre, ocultos en las casas de las familias que les habían acogido.

Salieron pocas horas antes de que la Junta Revolucionaria local, de mayoría demócrata, acordara por unanimidad -siguiendo el ejemplo de la Junta de Sevilla- expulsar a los miembros de la Compañía de Jesús (dándoles únicamente 48 horas de plazo) e incautarse de todos sus bienes. Cuando el padre José María Mon recibió la orden de expulsión, ya sólo quedaban en El Puerto los hermanos Gorosta y Pardo, que fueron autorizados a permanecer temporalmente en casa del médico Francisco de Paula Costas (situada en la calle Cielos, 75) para cuidar de otros dos coadjutores gravemente enfermos.

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