Tras hablar esta concejala el silencio se hizo en el Pleno, señal inequívoca de que realmente no están haciendo absolutamente nada con lo nuestro, ni con el Área Económica, ni con ninguna, ya que nadie, ni si quiera Marina Peris habló y mucho menos el alcalde, Germán Beardo.
Al final de ese silencio varios concejales de diferentes grupos políticos utilizaron ciertos calificativos sobre Marina Peris, por lo que se preocupa por Impulsa. Todos coincidían en la misma palabra: "Nada".
Por último, cuando el alcalde quería pasar al siguiente punto, sorprendentemente habló Miguel Ángel Zarzuela, gerente de Impulsa, reconociendo la deuda con los ex-trabajadores de Impulsa y pidiendo al Pleno que algo había que hacer porque ya han pasado cuatro años, y sería conveniente finiquitar esta deuda de una vez, a lo que el alcalde respondió pasando al siguiente punto del orden del día. Es decir, hizo caso omiso a las palabras del gerente de Impulsa y pasó olímpicamente de los ex-trabajadores de Impulsa, a los mismos que cuando era concejal consejero de Impulsa les prometió un arreglo con las mismas condiciones que los despedidos en Suvipuerto en 2014.
Realmente lo que este señor está haciendo con nosotros es inhumano. Y es más político que otra cosa, porque impulsa además de dar 12.000 euros de beneficio paga religiosamente a sus trabajadores, a sus asesores del Grupo Cosano y a la empresa de auditoría Audita, perteneciente también al Grupo Cosano de Jerez.
De los seis trabajadores despedidos, uno trabaja como personal de confianza de Germán Beardo, que fue al que precisamente metió para arreglar lo nuestro. Otro compañero ha podido jubilarse, y otros dos están trabajando, quedando dos que viven con los 459 euros de la ayuda y mendigando entre familiares y amigos.
Nuestro abogado hizo hace dos semanas una propuesta para que al menos cobrasen los dos que están malviviendo, proponiendo hasta un pago fraccionado en tres meses. Al día de de hoy ni siquiera se han dignado a contestar.
Son ya cuatros años y los ex-trabajadores han ofrecido hasta el fraccionamiento, pero la realidad es clara: no cobramos porque Germán no quiere pagarnos, algo que no entendemos, primero porque son cantidades pequeñas, aproximadamente unos 40.000 euros a repartir entre cinco trabajadores, y segundo por sus reiteradas promesas hechas a los ex-trabajadores antes de las elecciones. En ese sentido es una persona sin palabra.
Hay dos de los seis despedidos que estamos pasando auténticas calamidades para poder hacer frente al pago de la hipoteca, luz o agua. Pidiendo ayuda en Cáritas y mendigando entre familiares y amigos. Todo gracias a que un servidor público, Germán Beardo, no nos paga lo que en su día trabajamos, porque no le dá la gana pagar.
Señor alcalde, por la educación que me dio mi padre, porque de señor no tiene nada, le digo desde está Tribuna Libre que haga caso al gerente de Impulsa y nos pague ya de una vez por todas lo que hemos trabajado y es nuestro por ley después de cuatro años ocultándose y sin dar la cara.
Solo tiene que dotar a Impulsa de una subvención finalista y pagarnos de una vez.
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