El Puerto Accidente de tráfico: vuelca un camión que transportaba placas solares

Tribuna Libre

¿Tiene el Ayuntamiento de El Puerto algún modelo turístico en la cabeza?

Basura y restos del botellón junto al cantil del río Guadalete.

Basura y restos del botellón junto al cantil del río Guadalete.

Esa es la pregunta que nos hacemos muchos de los que vivimos bien de forma permanente, bien, como es mi caso, por temporadas en esta ciudad que llamaron “de los Cien Palacios” y hoy no es más que un fantasma de su pasado.

Me cuentan amigos hoteleros que el Ayuntamiento encargó hace unos años a una empresa externa, en colaboración con profesionales del sector turístico un plan estratégico, que llegó a terminarse, pero que parece estar metido en algún cajón.

La mesa profesional de turismo que se creó entonces hace ya más de dos años que no se reúne ante la falta de iniciativas por parte del gobierno municipal, y están rotos todos los puentes entre el Ayuntamiento y el sector.

Ocurre con demasiada frecuencia en nuestro Ruedo Ibérico: nos gastamos dineros en planes estratégicos para llegar muchas veces a conclusiones que deberían ser obvias y luego nos olvidamos de ellos, sin que a nadie se le ocurra exigir responsabilidades.

Cada vez que hay algún relevo al frente del municipio, los nuevos hablan de cosas como “desestacionalizar” el turismo sin que, al final de su mandato, hayan hecho nada por alcanzar el objetivo que dijeron proponerse.

El problema, argumentan algunos, ya no es tanto desestacionalizar, que también, sino procurar que la temporada turística dure más tiempo, y también fidelizar a quienes nos visitan.

Pero para ello hace falta ofrecerle al visitante algo que sea algo más que deambular por las estrechísimas aceras del centro sin saber qué hacer más que extrañarse por la cantidad de edificios en estado semirruinoso con estructuras de apoyo de fachadas que ocupan aceras y carteles de “se vende”.

Porque, digámoslo claramente, aparte de la Plaza de Toros, la magnífica iglesia, el castillo de San Marcos y el museo del hospitalito, cuyo contenido deja, por desgracia mucho que desear, o la visita a una o dos bodegas, ¿qué más oferta cultural tiene El Puerto?

Hemos hablado en otras ocasiones de la falta de museos que cuenten la rica historia ultramarina de la ciudad, de las industrias como la pesca, el vino y la sal tanto contribuyeron a su pasada riqueza, pero todo ello ha caído, como siempre, en saco roto.

Por cierto, ¿qué se ha hecho del Museo de Cargadores a Indias que debía ocupar el palacio de Araníbar, junto al Castillo? El edificio, que antes acogía la oficina de turismo, sigue allí, sin que sea vea actividad alguna.

Desde el punto de vista musical, a pesar de ser El Puerto una de las cunas del flamenco, no hay aquí, a diferencia, por ejemplo de la vecina Jerez, festival que haga honor a ese viejo arte.

El actual Ayuntamiento parece haberlo apostado todo, por el contrario, al turismo de despedidas de soltero o borrachera y los conciertos multitudinarios de música electrónica con cuantos más decibelios, mejor, y que se fastidien los vecinos.

Donde debería haber, por otro lado, un paseo fluvial que permitiese ir a pie o en bicicleta hasta la playa más próxima, la de La Puntilla, algo que no tiene, por ejemplo, Jerez, sólo hay una carrera de obstáculos entre coches aparcados y el Club Náutico.

Parece que por fin se ha decidido acometer esa obra ya que se han desalojado algunos aparcamientos que había junto al río. Esperemos que no se alargue demasiado en el tiempo por culpa de la burocracia.

Hay que saludar pese a todo algunas iniciativas particulares como las Jornadas de la Sal y el Estero, que tratan de dar a conocer la gastronomía a base de productos de proximidad – en este caso los del mar-, pero son por desgracia insuficientes: una golondrina no hace verano.

No puede ser que el único atractivo de El Puerto, la razón por la que algunos optan por pasar aquí un par de días, sea la baratura obligada de los pocos hoteles y la proximidad a otras ciudades turísticamente más interesantes. ¿Se paga para eso a nuestros munícipes?

Y para terminar, no estaría mal que alguien del Ayuntamiento se pasara por las proximidades de la pasarela que cruza el río y viese la cantidad de basura que allí se acumula.

“¡Con lo que era antes El Puerto!”, me comentó el otro día un vecino con un tono entre la melancolía y la resignación cuando coincidimos de pronto ante tan vergonzoso basurero.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios