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Elecciones municipales Cádiz 2019

Arcos, el agua al cuello y una hoguera de cipreses

  • Los jueces se han pasado una legislatura recibiendo a políticos: el alcalde por deudas y la oposición por enchufes y robar leña

Los coches afeando la plaza del Cabildo de Arcos, Bien de Interés Cultural.

Los coches afeando la plaza del Cabildo de Arcos, Bien de Interés Cultural.

Hay veces que uno piensa que hay que tener muchas ganas para ser alcalde. Gambín es de esos o, simplemente, tiene una desmedida vocación de servicio público porque sino es difícil comprender que uno vaya a por más cuando se estrenó, como quien dice, en el cargo con una carta del juzgado diciendo que respondería con su propio patrimonio por deudas que el ayuntamiento tenía con proveedores. Es decir, con su casa, su coche y su cuenta corriente.

Nunca ha contado qué le dijeron en su casa al respecto. Sí sabemos lo que él le dijo al juez, que había deudas que tenían 30 años, cuando él era un adolescente, y que prometía que, de un modo u otro pagaría. El juez le pidió un plan de saneamiento, él se lo dio y el juez se apiadó.

No fue el primer regalo de 2015, el año en el que muchos novatos entraron en los ayuntamiento y conocieron de primera mano las alegrías de sus antecesores y la ‘filosofía’ de ya vendrá otro que pagará. Y ese fue Gambín en Arcos.

El Gobierno de Rajoy le envió una carta a las pocas semanas no para felicitarle por los buenos resultados con los que había descabalgado en buena lid del Ayuntamiento a la coalición formada por el PP y el tradicional partido local, el Ai-Pro, sino para informarle que le bloqueaba la Pie. La Pie no es otra cosa que las transferencias del Estado y en Arcos se traducía en 600.000 euros que desaparecían al mes.Gambín echó cuentas de lo que tenía en Tesorería y descubrió que, con 600.000 euros menos al mes, la primera noticia que le tendría que dar a la infladísima nómina de empleados municipales era que no les podía pagar .

Ya no era sólo lo que se debía, sino que gobernaba un pueblo que se movía entre los primeros puestos nacionales de índices de paro. Gente que había vivido muy bien de la teja estaba ahora mano sobre mano. El cementerio de ladrillos de la antigua cerámica era el mejor ejemplo de hasta qué punto la burbuja le estalló a Arcos en plena cara. En definitiva, demasiada gente que no tenía para el día a día y mucho menos para impuestos.

El flamante alcalde había hecho en 2015 una campaña hablando de cómo potenciar el turismo deportivo en Arcos y su lago y quizá, quién sabía, el circuito de coches eléctricos, que a lo largo de la legislatura Bornos y la Junta le acabarían tirando. Pero lo que se encontraba tras ese bonito sueño de un Arcos tan deportivo y saludable era que debía 30 millones de euros. Y que los tenía que pagar. Ya.

Ha aprendido Gambín mucho de números y de finanzas en estos años y ya sabe hasta cómo refinanciar una deuda. Lo ha hecho con 22 millones de euros y hay bancos que le han dicho que vale. En todo este tiempo, Gambín, con las cartas amenazantes del embargo de su patrimonio en la memoria, se ha convertido en un regidor cauto. Ni una vez se ha salido del plato si no tenía amarrada financiación de otras administraciones para sus proyectos. Y ahí es donde han mordido desde la oposición, que no era otra que el antiguo gobierno, PP y Aipro. En resumen, el discurso ha sido: Gambín no hace nada. Es una crítica que tendrá o no fundamento en general, pero en lo particular es el enésimo alcalde que ha sido incapaz de solucionar un problema aparentemente tan menor como irresoluble: quitar los coches que invaden la plaza del Cabildo, Bien de Interés Cultural. Es verdad que esto ni lo ha conseguido él ni lo ha conseguido ninguno, lo que no quita que sea un ataque obligado cuando uno está en la oposición.

Los ex socios de gobierno PP-AIpro, mientras, también se las han visto ante unos juzgados que los políticos arcenses conocen demasiado bien. Colean casos de enchufismo de la anterior legislatura, pero el más sonado, más que nada porque lo sacó Buenafuente en uno de sus programas, fue el robo de leña por parte de un concejal de Ai-pro, Francisco Muñoz, que venían de 500 cipreses de la hacienda de El Santiscal cuando era delegado de Medio Ambiente. Y no eran unos pocos troncos para la chimenea de su casa, sino nada menos que 16 toneladas. Eso pensaba y piensa, al menos, el fiscal Anticorrupción.

Pero Gambín no se enfrenta a los mismos nombres que hace cuatro años ni al señor de los cipreses. PP y Ai-Pro han cambiado sus cabezas de cartel. No es que sean desconocidos. Domingo González y Leopoldo Pérez, respectivamente segundos espadas del ex alcalde José Luis Núñez y del fundador del Ai-Pro y ex concejal de Urbanismo, Manuel Erdozain (que va de dos), han sido concejales de gobierno.

Quedan dos incógnitas que no se sabe cómo jugarán en las municipales: Ciudadanos y Vox. Ciudadanos no se presentó hace cuatro años. El actual vicepresidente Juan Marín había buscado a Manuel Erdozain y a Ai-Pro como un partido hermano con el que empezar a construir en la Sierra la formación naranja. El idilio duró el tiempo que tardó el secretario de organización nacional, Fran Hervías, en enterarse de los asuntos poco claros que tenía Erdozain con el enchufismo. Sin embargo, hace dos semanas Ciudadanos sacó en las generales un 20% de los votos y quedó en segundo lugar. Un partido sin partido en Arcos. Pero sí estaba. De ahí ha emergido una desconocida para la política arcense, Sonia Álvarez.

En el caso de Vox, que sacó un 12% en las Generales en Arcos, el que concurre es Antonio Palomar, uno de sus primeros militantes en la provincia y que fue tejiendo estructura consiguiendo logros como convertir a un ex candidato de IU en El Bosque, José María Salguero, y convencido marxista tatuado en uno más de Vox. Ea, que me llamen facha, dijo.

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