"Papá está bien". Eso es lo importante. Habla de Julio Pardo, su progenitor, casi nada, mientras llama a los suyos para entrar en camerinos a calentar voces. Julio Pardo hijo, Carrillo por mamá, pendiente de la salud de su padre, delicada pero mejorando. Toca (y Tócame) cantar y defender un sello, una historia de 40 años. Le ha tocado bregar con el coro los cuatro meses de ensayo, afinando. "No siento presión sin mi padre porque el coro me lo está poniendo muy fácil. No siento la presión por sustituirle porque él es insustituible", afirma.

Antes de bajar al escenario admite que las sensaciones que tiene el coro tras el debut en preliminares no las sentía desde 'La Trattoria', de 2015. "Ahora queda ratificar esas buenas vibraciones cuando empieza lo bueno, cuando ya valen los puntos", destaca. Será dura la pelea porque "el nivel de los coros está como esperaba y es una alegría para la modalidad que unos cuantos se estén disputando entrar en la final". 

En camerinos, repasando un cuplé de actualidad dedicado a la polémica de la chirigota del Cascana, pide al letrista, 'El Canijo', que diga lo que tenga que decir al coro en cuanto a la gestualidad del final de la pieza. El coplero sevillano asiente. El cuplé está mamado. El coro, a punto. Va por Don Julio.