Las coplas de mi vida | Joaquín Quiñones

De 'Los guanches' a 'La caldera': los mejores pasodobles de Joaquín Quiñones

El autor de El Mentidero explica por qué ha realizado esta selección de lo mejor de sus coplas

Joaquín Quiñones durante la actuación de su comparsa 'El mercado de las maravillas' (2008). / Joaquín Hernández 'Kiki'

J.M. Sánchez Reyes 19 Febrero, 2020 - 13:25h

Joaquín Quiñones ve la vida (y el Carnaval) pasar de la manera más tranquila y sin la tensión propia de un Concurso de Agrupaciones en el que no participa desde 2013, año de 'Los peleles del siglo XXI'. Va a ser complicado que regrese al Falla, según él mismo ha indicado en varias ocasiones, pero que le quiten los bailao... y lo escrito. Innumerables coplas desde su debut en 1971 con 'Los cenacheros'. Desde entonces ha conseguido cinco primeros premios: 'Dioses del Olimpo' (1982), 'Suspiros de Cai' (1992), 'Charrúas' (1995), 'La cárcel vieja' (2004) y 'La caldera' (2006). Tiene en su haber además la autoría en letra de grandes comparsas como 'Robots' (1983), 'Hombres azules' (1985), 'El circo' (1999) o 'Los vikingos' (2003).

Esta es la selección de sus mejores pasodobles, a los que pusieron música grandes autores como Aurelio Real, Pepito Martínez y 'El Noly'.

'A la mujer del comparsista'. 'Los guanches' (1980)

"La mujer aún no se había incorporado a la fiesta y es un homenaje que le hice. Mientras nosotros cantábamos en la calle, ella hacía Carnaval en su soledad".

'Mi casa vecinos'. 'Dioses del Olimpo' (1982)

"Está basado en tantos días al salir de La Salle Viña y pasar por la Plaza Pinto, donde había una gran casa de vecinos ya derribada. Veía las cañas en los balcones, blancos corredores y marías haciendo croché y charlando en el gran patio".

'A Gitanilla del Carmelo'. 'Robots' (1983)

"A Adela la conocí desde niño porque nos bordaba los banderines de fútbol cuando hacíamos torneos entre barrios. Mi equipo fue el Atlético Bendición. Siempre era muy amable con nosotros y apenas si cobraba el valor del bordado. Sentada en su balcón siempre nos saludaba en su plaza del Mentidero".

'Nana carnavalesca'. 'Barriletes (1984).

"Fue la primera letra que dediqué a mis hijas. Acababa de nacer la segunda y ya vestimos a las dos con disfraces. A la mayor, de 'Barriletes'. Fue su primera vuelta gaditana por la Plaza y La Viña".

'Confieso emocionado'. 'Clásicos de la música' (1987).

"Pasodoble a mi barrio donde desgrano mis vivencias personales y carnavalescas. Aún bajo muchas tardes a coger oxígeno desde El Mentidero a la Alameda".

'Con la mirada puesta'. 'Fábrica de tabacos' (1989).

"Eran los años álgidos de la droga y basándome en una canción de Víctor Manuel hablo de una madre que prefirió que su hijo muriera en sus brazos a que siguiera sufriendo".

'A mi madre'. 'Anónimo gaditano' (1991)

"Dedicado a mi madre, doña Juana Madera, que se hizo cargo de mis tres hijos al estar trabajando mi mujer y yo. Digo a mis hijos al final del pasodoble que no olvidasen a su abuela cuando estuviese chocheando. Fue una premonición porque tuvo principio de Alzheimer. Se portaron con ella de auténtica categoría".

'Los sueños, sueños son'. 'Suspiros de Cai' (1992)

"El pasodoble está basado en un poema de Pemán llamado 'Elegía del niño mariscaor'. Lo convertí en una sirena que siempre la esperaba al atardecer. Quizás de los pocos pasodobles románticos que hice. Pero es un auténtico honor que esta letra esté en un azulejo de la calle La Palma".

'Arre lucero'. 'Pulchinelas' (1993)

"Es la comparación entre el pobre y el rico, entre el sumiso y el rebelde. Todavía hay faenas en las que el borrico es indispensable a pesar de los gigantes de gasoil".

''Sentao en el sofá'. 'Noche de Falla' (1994).

"Cada año lo comprobaba en casa la noche de Reyes: una habitación llena de juguetes y al final muchos ni los cogían y estaban aburridos. Mientras que en nuestra infancia siempre estábamos jugando con apenas nada".