Reguetoneros estrafalarios pero muy chirigoteros. Con este porte llegan desde Sevilla los miembros de la chirigota de Pablo de la Prida y Jesuli Fernández al Falla, que se transformaron en el Bar Cortés, en la calle Pericón de Cádiz. Unos tipos que no quieren imitar ni a Maluma, ni a Bad Bunny, pero que se plantan como los auténticos Daddy Janki del carnaval, ‘Los Daddy Cadi’.

Un tipo que ya tenían pensado desde hace unos años, cuenta Jesuly Fernández, “pero nos fueron surgiendo otros más actuales como el de la Pantoja o el Rey y este año nos parecía apropiado, además que responde a un tipo de música que ahora se escucha mucho, el reggaeton”. Aunque no habla por él, que asegura que le ha costado hacerse con esta tendencia.

Música que por primera vez traen con sello gaditano gracias al fichaje de José María Barranco ‘El Lacio’, cuyo trabajo les ha conducido hacia un corte más clásico, con un giro por tanto en el propio estilo de la chirigota. “Hemos cambiado de registro, una vuelta de tuerca tras varios años de humor en todo el repertorio, apostando más por la chirigota clásica y en esto ha tenido todo que ver la música de José María Barranco”. 

Imposible casar su estilo con el que hasta ahora defendía la formación pero que, “de momento”, ha tocado a su fin. En cierto modo, porque ya apetecía, por “unirnos a la tendencia en la modalidad” y por recurrir también “al sentimiento, que es una sensación muy bonita. Nunca he visto a nadie con las lágrimas saltadas de emoción escuchando nuestra chirigota, así que estamos muy contentos con el resultado”, cuenta el autor mientras observa el cambio de look.

De la caracterización se encargaban las chicas de Parneto Studio FX, que iban subiendo los tonos de la piel “y reforzando con rasgos muy marcados e imitaciones de franjas rapadas en el pelo y en las cejas, así como otros detalles estrafalarios como el color en la barba y en el pelo”, explican.

Y para completar el estilo, todo muy colorido y hortera, gorras gigantes, trenzas en los pelos, pieles y estampados de tigre en las cazadoras y chaquetas. Aparte de “pitos de Carnaval gigantes, anillos con su símbolo del dólar y todos tipo de detalles como la cachimba pito y los bafles”, cuenta Leiva. “No hemos querido copiar el estilo de ningún referente del reggaetón, sólo detalles”.

Una mezcla de color, humor, reggaeton y chirigota clásica cuyo cockteil quieren servir “para pasar una buena calle y, ya de paso, concursar”, afirma Jesuli. “Venimos con muchas ganas de alcanzar lo mismo que el año pasado que llegamos a la semifinal, pero no queremos crearnos muchas expectativas. Y aunque suene a tópico nuestro objetivo es realmente disfrutar, pasarlo bien y que la gente lo pase bien”, asegura.