Diario del Carnaval

Tino Tovar para el tiempo

  • El coplero anunciaba anoche, antes de ir hacia el Falla, que descansará el año que viene

  • Su intención de hacer un alto en el camino la expuso en la última cuarteta del popurrí

Tino Tovar para el tiempo

Tino Tovar para el tiempo

Estaba la calle General Morla, en el Mentidero, como si en la peña Los Juancojones se estuviese celebrando un ensayo general de los de antes. La estampa era ochentera. Papelillos en el suelo. Gente asomada a las ventanas para escuchar una comparsa. La de Tino Tovar, que templaba voces antes de partir hacia el Falla. Tic-Tac, Tic-Tac. El reloj imparable hacia la hora del debut. Otro año más. Y este, muy especial para el autor. Por dos motivos. El primero, la ausencia de su madre, fallecida a finales de diciembre. Los ojos de Tino se humedecían. "Este era su día grande, el del estreno. Estaba más nerviosa que yo. Me llamaba varias veces", recordaba. El mal trago le hizo parar la producción de letras. "Le dije al grupo que iban a tardar las coplas que faltaban. Incluso hablamos de no salir, pero este grupo es para comérselo. Lo entendieron. Ni un reproche, ni una mala palabra siendo, además, el Concurso tan pronto. Los componentes me dijeron que me esperaban hasta el último día. Finalmente pude acabar y aquí estamos", señaló.

Y en un rincón de la peña, junto a su amigo José Luis Naranjo, comparsista de Martínez Ares de toda la vida, con quien forjó una amistad desde el año de 'Las estaciones' y que nunca falla a su lado en el día del debut, Tovar ofrecía la noticia de la noche. Antes de que su comparsa lo anunciara en su última cuarteta, el coplero revelaba que el año que viene se tomará un descanso. "Tengo que hacerlo, es toda una vida sin parar. Lo necesito porque vivo esto de forma demasiado intensa. Cada año es un milagro estar aquí", confesaba.

Compañeros del Carnaval como Vera Luque con su lugarteniente Puchi. O el corista Javi Bancalero. Allí congregados para saludar, para desear lo mejor. El grupo se preparaba llenando petacas plateadas, cada componente con su brebaje preferido. Retoques en un tipo diseñado por Quattros Decoración y cosido por María Vernal. La estética está inspirada en el Steampunk, la mezcla de lo retro con lo futurista. Un poco de Julio Verne también lleva la idea: la personificación del tiempo. "Tenía claro desde verano que le quería escribir al tiempo. Era consciente de que es algo intangible para representar en un disfraz, pero los artesanos lo han entendido muy bien", explicaba Tovar.

El tiempo corría. Los comparsistas, incómodos en el pequeño espacio de la peña, buscaban aire. Poco a poco se formaba la comparsa en la calle. Tic-tac, Tic-Tac. El reloj y su inexorable caminar no respeta ni que estamos en Carnaval. El Falla esperaba. A paladear cada segundo, cada minuto. Como si fuese el último año.

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