Carnaval

Sandra Pérez Castañeda: "Juan Carlos Aragón nos puso a cantar ironía socrática"

  • La escritora gaditana acaba de publicar 'Juancarlismo. La palabra disfrazada' (El Paseo), una obra donde extrae la carga filosófica de las coplas del desaparecido autor carnavalero

  • Adiós a la voz rebelde del Carnaval

La periodista, filósofa y escritora Sandra Pérez Castañeda, con un ejemplar de su obra en la plaza Fragela.

La periodista, filósofa y escritora Sandra Pérez Castañeda, con un ejemplar de su obra en la plaza Fragela. / Jesús Marín

Dice Sandra Pérez Castañeda, periodista de Canal Sur, filósofa, escritora y juancarlista hasta la médula, que el mejor homenaje que se le puede hacer al desaparecido coplero es no dejar que su legado no desaparezca. Para ello habrá que cantar sus coplas, sí, pero también "crear a su alrededor una producción bibliográfica" que siga "definiendo y analizando" la obra carnavalera que Juan Carlos Aragón dejó tras fallecer en 2019 con poco más de 50 años y en plena efervescencia creativa.

Una obra carnavalera y que, a juicio de la autora de Juancarlismo. La palabra disfrazada, trasciende de la fiesta reina gaditana para, de hecho, elevarla. Así, Pérez Castañeda ha publicado con la editorial sevillana El Paseo este estudio de estilo ágil y dirigido a todos los públicos en el que extrae la filosofía que impregna las coplas del autor que, recordemos, era profesor de Filosofía en un instituto gaditano que hoy lleva su nombre.

–¿Qué le lleva a querer extraer la filosofía en las coplas de Juan Carlos Aragón?

–Siempre he estado muy pendiente de la impronta filosófica de Juan Carlos, aunque la mayoría de la gente siempre lo destacara poeta. Pero sentarme a hacer este libro tiene que ver con que he vuelto a Cádiz. Después de 30 años en Sevilla, volví a mi ciudad hace dos años y eso cambia las cosas aunque me ha servido mucho ver el juancarlismo desde fuera. Creo que desde Cádiz la gente no era consciente del fenómeno y he visto que hacía falta ese análisis filosófico, no sólo de Juan Carlos, sino del Carnaval en general. De todas formas, este libro salda una deuda que tenía con Juan Carlos Aragón porque su obra ha estado en mi vida en momentos fundamentales, me ha dado fuerza en muchos momentos de mi vida. Además de esa parte emocional, es necesario esa reflexión filosófica porque, de verdad, que donde ven al poeta yo veo al filósofo.

–Es que la filosofía es una gran desconocida...

–No se conoce porque no se fomenta, porque no conviene tener a ciudadanos críticos. Eso da para otro tema... Nadie va a trabajar de filósofo y cada vez quitan más asignaturas con lo que la salida de la enseñanza se problematiza pues nadie sabe lo que es la filosofía. Pero, afortunadamente, estamos en un sitio con un entronque filosófico muy fuerte. Y no hablo de lo académico sino quela gente maneja sabiduría a pie de calle. Las condiciones de Cádiz favorecen el pensamiento de ese tipo.

–No es casual, entonces, que el Carnaval sea en esta ciudad como es

–Exactamente, y eso lo he averiguado trabajando Juan Carlos. Mi método ha sido, lo primero, hacer un estado de la cuestión, que es saber qué filósofos han hablado del tema, qué trayectoria ha llevado... Pero me encontraba con que filosofía del Carnaval de Cádiz no hay apenas, así que tuve que levantar un trabajo de la nada pero, al final, te vas dando cuenta que el Carnaval de Cádiz es filosofía porque trabaja con valores. El Carnaval, en general, en todos los carnavales del mundo, hay mucho de moral, pero en el de Cádiz hay también un componente ético.

–Que viene a decir...

–Yo lo reduzco a lo que merece la pena y lo que no merece la pena. El carnavalero no hace normativa, no es una ética de la normativa, sino son indicaciones. El Carnaval nos enseña y, sobre todo, nos enseña a ser gaditanos. Yo sostengo que en otros pueblos el cuento tiene ese componente de revelarte un mensaje, y en Cádiz es el Carnaval. Y Juan Carlos era plenamente consciente de esa dimensión.

–Hablaba antes del método de este análisis, cuénteme más.

–Yo he hecho un tipo de interpretación de textos que es la propia a partir del siglo XX, a partir de Husserl que, digamos, viene de la tradición de Kant. Me explico, Kant decía que no se puede acceder las cosas porque la realidad en el ser humano ocurre en síntesis subjetiva. Pero llega Husserl y dice, “no, no, hay que acceder a las cosas mismas”. Tienes que hacer una limpieza de ti mismo e irte a lo que sea. Así la hermenéutica coge eso de las cosas mismas y lo aplica a los textos mismos. Es decir, si quiero trabajar los textos de un autor no indago, por ejemplo, en su biografía para buscar significados en el texto sino que voy a los textos mismos. Lo que no está en el texto, no existe. Porque no queremos a un hombre sino a un autor.

–Pero en muchos casos, en las coplas de Carnaval, sobre todo en Aragón, la biografía está muy presente

–Me vale si está en el texto, en la copla, en este caso. Cuando yo empecé a hacer este análisis no tenía ni idea de que Juan Carlos Aragón tenía 3 hijos, me enteré haciendo el análisis. Yo leía los textos, escuchaba las coplas, y en el momento en el que identificaba corrientes filosóficas pues me iba a la raíz filosófica, sin más. Si yo identifico la voluntad de poder de Nietzsche, la busco y la intento sostener. Juan Carlos, efectivamente, llega al Falla y habla de su vida sin tapujos, se destapa en sus coplas, habla de la soledad, de la muerte de su hermano, de cosas fuertes... A raíz de eso yo me planteo, ¿tiene el Carnaval de Cádiz, fiesta de la alegría por antonomasia, la necesidad de hablar de cosas tan profundas? Sí, el público te responde. Si al público le llega un pasodoble a la soledad, a la muerte, a su hermano muerto... Pues es que sí.–

¿El análisis es de todas sus coplas?

–Me he mirado todo, he escuchado todo, pero dependiendo del aspecto que iba a tratar pues he tirado de, incluso, más de una modalidad que otra. Si hablo de la libertad, pues Juan Carlos en la comparsa da más claves sobre ese tema o en el capítulo que llamo Carnaval, instrumento de poder del gaditano, me he basado más en la chirigota.

–¿Qué nos ha puesto a cantar Juan Carlos Aragón?

–Silogismos, lógica de predicado, ha hecho ironía socrática de cajón... Ha aplicado muchísimo método... Hegel está por todas partes... Todos los pasodobles famosos de Juan Carlos de La mujer es..., eso es lógica de predicado; lo de Un amigo es un amigo, un silogismo de libro: premisa mayor, premisa menor, conclusión. Y es bonito que nos haya puesto a cantar filosofía. Ha hecho que la filosofía llegue a todo el mundo. Eso es una proeza. Y también me ha encantado descubrir que su obra es un sistema circular.

–Explíquese

–Normalmente pensamos de forma lineal y narramos de forma lineal, algo que marca Aristóteles, pero realmente la cosmovisión de los griegos es circular. La idea del Eterno Retorno es algo que moderniza Nietzsche pero que viene de la antigua Grecia. Pues tú te encuentras que en Juan Carlos todo es antecedentes y consecuentes. Está yendo para atrás constantemente, avanza y vuelve para atrás, sobre sí mismo.

–Qué autores están más presentes en sus coplas?

–Aristóteles, Hegel y Nietzsche. Ahora, ¿qué le pasa a todos los nietzscheanos?, que aunque son contrarios a Platón, se les cuela. Platón no se puede negar en filosofía.Hasta en el nombre de alguna agrupación, ¿no? ‘Los príncipes’.

–¿Qué espera de este libro?

–Yo no espero nada del libro. Espero que el juancarlismo no muera. Esto no se hace por dinero, esto se hace por amor al Carnaval y devoción a Juan Carlos Aragón. Creo que Juan Carlos Aragón está al mismo nivel que Camarón de la Isla pero le ha cogido una época muy posmoderna. Cuando murió Camarón había todavía más convencimiento del Humanismo. Ahora todo es fragmentario, rápido... Y eso le puede perjudicar a Juan Carlos en su legado. Yo lo que espero que se siga cantando Juan Carlos, que creo que sí, que se va a seguir cantando, pero con plena conciencia de lo que nos ha dado. Que nos ha dado mucho. Y, sobre todo, eso que se valore la impronta filosófica de Juan Carlos y del Carnaval, también.

–Pues, ¿qué ha aprendido?

–Es que me he llevado muchísimo. A mí Juan Carlos me ha sentado a escribir, me ha recordado quién soy y me ha hecho pensar el Carnaval. Y que él haya demostrado que el Carnaval es filosofía y lo ha hecho desde todos los ámbitos, desde la filosofía de calle del gaditano, hasta la académica, que haya demostrado que el formato Carnaval es apto para trabajar desde lo más elevado a los valores a pie de calle de los gaditanos, eso lo ha hecho Juan Carlos. Entonces yo que era ya juancarlista, me llevo el comprobar que incluso era más de lo que yo creía que era.

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