Carnaval de Cádiz

Los coros se reparten por toda la ciudad

  • El carrusel del Paseo Marítimo, novedad de un día con pocas bullas y tangos divididos entre la Viña, el Mentidero, la Plaza y Puertas de Tierra

  • El botellón llega con la noche a la plaza de la Catedral

'El tango se escribe con tiza' en el Paseo Marítimo.

'El tango se escribe con tiza' en el Paseo Marítimo. / Jesús Marín

El segundo sábado de Carnaval, las coplas empiezan a sonar un poco más tarde pero, después de una semana de calle, los coros y las ilegales siguen forzando sus gargantas y cantando para repartir coplas y risas.Y repartieron por muchos rincones. Porque las agrupaciones, con los carruseles, se dividieron entre varios puntos de la ciudad. Por la mañana, con los coros por la Plaza de Abastos, la Viña y el Mentidero, y por la tarde, como novedad, con el del Paseo Marítimo, donde los tangos sustituyeron a la batalla de coplas de años anteriores.

No es que hubiera demasiada bulla en ninguno de esos lugares, pero quizás mejor para escuchar, aunque en ocasiones, los coros tuvieran luchar contras los botellones.

Estreno en el Paseo

Empezando por el final, el Paseo Maritímo se estrenaba pasadas las siete de la tarde como zona de carrusel. Los mismos grupos que estaban cantando desde la una de la tarde en el centro, se trasladaban a Puerta Tierra. Mucha más gente por el Paseo, que aprovechaba las últimas horas de sol, que por las calles interiores,como Muñoz Arenillas, con menos público alrededor de las bateas.

Unas horas antes, por el entorno de la Plaza no había tapones. De hecho, algunos comerciantes lamentaban que los actos estuvieran tan dispersos, lo que le quitó ambiente a la zona. Aún así, el coro de Paco Martínez Mora, ‘El tango se escribe con tiza’, sonaba con fuerza en la calle Libertad entre mucho forastero, al igual que ‘Al oeste de Cádiz’.

Pegadas al Mercado Central ‘Las vigilantes de seguridad’, chirigota ilegal, daban su primer pase sobre las cuatro de la tarde. En Sacramento, ‘Waikiki’, el primer premio de comparsas del COAH, concurso oficial de agrupaciones de Hawai, se rodeaba de público. Su autor, el chiclanero Antonio Serrano, comentaba que era su último día en las calles gaditanas. “Hemos estado de sábado a sábado, pero algunos compañeros estudian y trabajan fuera y ya mañana no venimos”. Los chirigoteros estaban muy contentos con esta comparsa hawaina, que tienen canciones tristes de comparsa y un pasodoble a las palmeras de su barrio, con la música de ‘Mostradores de La Viña’, de ‘Los enterraores del siglo XX’. “Temíamos que la idea no la cogieran la gente de fuera pero al final este año es cuando la gente más nos ha reconocido y más ha gustado”.

Con menos ilegales que en el anterior fin de semana, por la zona estaban los romanceros ‘Coelho ahí’ y ‘La verdadera historia del chicharrón de Chiclana’, infantil, con un pequeño intérprete con mucho arte: Yerai Amado. En la Catedral, la comparsa de Córboda, ‘Los extranjeros’, daba su primer pase para disfrutar del día de Carnaval en Cádiz.

Por la plaza del Mentidero, el carrusel se abría paso. En la plaza central el primer premio, ‘Los del patio’, recibía los aplausos en la esquina con Veedor, mientras que al final de la plaza ‘Gadix’ y ‘La nueva era’ se turnaban para entonar sus últimas coplas antes de desplazarse al Paseo Marítimo.

Las ilegales se escondían por las calles adyacentes,: ‘A liarla’, la chiriroja, ‘Las jubiletas de mangueta’, los romanceros ‘Scadi movie y ‘Dos mujeres en pelotas’, con Laura Cubero y Desirée Ortega, como expertas futboleras.

Pero a las coplas le faltaban otro punto neurálgico: La Viña. Imposible pasar por la calle de La Palma, donde los coros centraban la atención en el barrio. El coro de Mérida, ‘El protestante’, entonaba con seguimiento del público ‘Los duros antiguos’ y ‘¡Qué bonito está mi Cai! en la esquina de San Félix. Era un ambiente que contrastaba con la zona más ‘ilegal’ del barrio. Macías Rete, Pasquín y Capuchinos descansaban casi desiertos después de una larga madrugada de viernes y otras noches interminables durante esta última semana.

El botellón se hace fuerte en la Catedral

Cuando empezaba a caer el sol, que apretó fuerte este segundo sábado de Carnaval, el ambiente empezaba a transformarse. Las familias se disponían a recogerse y el botellón se hacía fuerte especialmente en la Plaza de la Catedral, que, al igual que ocurrió el sábado anterior, era centro neurálgico para los grupos de jóvenes. Disfraces de todo tipo, grupos de indios, de superhéroes, de policías y presos, de Wallys, cupidos, despedidas de solteros, llenaban ya a las nueve de la noche este céntrico lugar, por el que era casi imposible transitar, para pasar, seguramente, una larga madrugada.

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