Diario del Carnaval

El Carnaval de Cádiz y sus historias: Martín y Ares, dos hombres-orquesta

  • En medio del aluvión de tipos del V Centenario, los Antonios coincidieron en 1992 en una idea que se convirtió en la comidilla y el morbo del Concurso de Agrupaciones

A la izquierda el tipo de ‘Doremifasoleando’, a la derecha el de ‘Los trotamúsicos’.

A la izquierda el tipo de ‘Doremifasoleando’, a la derecha el de ‘Los trotamúsicos’. / D.C.

En el Carnaval de 1992 todo apuntaba a un aluvión de tipos relacionados con el V Centenario del Descubrimiento de América, como así fue, pero la noticia en cuanto a disfraces se produjo entre dos grandes comparsas: la de un emergente Martínez Ares y la de un consagrado Antonio Martín. La primera había proyectado 'Doremifasoleando' para representar en el Falla a un hombre orquesta, y teniendo conocimiento de que la segunda también preparaba una idea parecida bajo el nombre de 'Los trotamúsicos', decidió adelantarse en la inscripción, puesto que entonces para dirimir el empate entre tipos coincidentes la organización del COAC aceptaba a la agrupación que se registraba antes. El plazo para inscribirse se abría el el martes 5 de noviembre de 1991 y esa madrugada hicieron guardia ante la Casa Municipal de la Cultura, sede de la Fundación Gaditana del Carnaval en la calle Isabel la Católica, varios componentes de la comparsa de Martínez Ares, incluido el propio autor. Era el año del primer concurso íntegro en el Falla tras su reforma y de la eliminación de la preselección, dejando el COAC en tres fases: una semifinal a doble vuelta y la final.

Contaba el coplero de Santa María en su serial Yo maté a Martínez Ares, publicado por 'Diario de Cádiz' en 2008 con motivo de su nombramiento como pregonero del Carnaval, que cuando se abrieron las puertas del registro “la cara de los técnicos del Ayuntamiento cuando nos vieron allí era un poema, pero nosotros queríamos ser y de hecho fuimos los primeros. Corrió un rumor de que algunos trotamúsicos nos vieron esa noche por allí, yo realmente no me lo creo”.

Martínez Ares y varios componentes hicieron guardia de madrugada para inscribirse los primeros

El director de su comparsa entonces, Ángel Subiela, explica en el libro El corazón del ángel: vida, obra y confesiones de Ángel Subiela, escrito por Miguel Ángel García Argüez 'Chapa', que cuando se enteraron de la coincidencia “ni nos planteamos cambiar. Pero no por chulería ni nada de eso sino porque, aunque fuera la misma idea, sabíamos que él -por Martín- iba a tirar el repertorio más por Cádiz y nosotros lo íbamos a hacer más moderno. Y además también porque siempre fuimos muy lanzados y no teníamos miedo a nada. Y en el fondo yo creo que nos gustaba eso, que nos ponía coincidir. ¡Con nuestro gran rival!”.

El morbo estaba servido en la comparsilandia. El mismo concejal de Fiestas, Carlos Mariscal, medió en el conflicto y convocó a representantes de ambas comparsas en la Fundación Gaditana del Carnaval. Martínez Ares y Subiela por 'Doremifasoleando' y Antonio Martín por 'Los trotamúsicos'. Recordaba Ares en las citadas memorias carnavalescas que “la cuestión lógicamente no se solucionó, porque aunque eran tipos iguales "la filosofía y el concepto en sí no lo son", dijo alguien ese día, y se zanjó el tema”. Martín señala que “yo estaba convencido de que no habría coincidencia pero Mariscal se empeñó en hacer una reunión. Cuando sacó los bocetos no se parecían en nada. Ellos no llevaban globos en los bombos. En la reunión se acordó que seguíamos los dos adelante cada un con su idea”.

Pero los hombres-orquesta de Ares tiraron de tunantería. Subiela confiesa en el libro del 'Chapa' que “cuando vimos su boceto vimos que llevaban unos globos atados. Y sí, la verdad, les robamos la idea. Y pusimos globos más grandes y más llamativos”. Martínez Ares corroboraba esto en Diario de Cádiz: “Nos tocó cantar antes que a 'Los Trotamúsicos' y horas antes de la actuación compramos globos de colores que colocamos en los bombos. ¿Por qué globos?, porque me acordé que el día de la reunión con el concejal a la hora de ver los bocetos lo único que nos diferenciaba eran los globos. Ellos los llevaban, nosotros no, pero como la idea y el concepto eran los mismos, como dijo alguien, pensé que lo acertado era que ya puestos se parecieran del todo. La verdad es que la cara de los componentes de Antonio Martín cuando nos vieron entrar en el Falla con los globitos lo decía todo, menos bonito, de todo”.

El edil de Fiestas, Carlos Mariscal, reunió a ambas comparsas para resolver el conflicto

Cuenta Martín que se encontraba en la puerta trasera del Falla esperando a su comparsa. Oyó un pasacalles por Sacramento, pero quienes venían eran sus rivales. “Se veían los globos a lo lejos y entonces hice salir a Antonio Cabrera, que era el gerente de la Fundación del Carnaval, para decirle que sacara los bocetos y comprobara que ellos no los llevaban en la inscripción”, apunta el coplero de La Viña. Martín pidió a Cabrera que enseñara los bocetos al jurado “porque cantábamos detrás y no era justo que el jurado pensara que los que habíamos copiado éramos nosotros”.

'Doremifasoleando' apostó por un tipo más fantasioso y colorista, con bombos pequeños en las espaldas de los componentes que golpeaban con una maza cogida en un antebrazo, armónica con soporte metálico en los hombros y diez guitarras hechas a medida en Algodonales, en la fábrica de Valeriano Bernal, que costaron cada una más de 60.000 pesetas. 'Los trotamúsicos' se decantaron por un disfraz más gaditano, siendo los bombos a la espalda barricas de arenques, que es lo que utilizaban los chiquillos cuando hacían antiguamente las chirigotas en los barrios. Como lo hacía El Niño de la calle San Vicente, que en ese 1992 cumplía 25 carnavales.

La polémica fue tan sonada que una de las dos chirigotas que ese año salieron del seno del coro de Las Niñas, que se había tomado un descanso, parodió la pugna entre los Antonios: 'Si yo me llego a oler esta no salgo de hombre orquesta'. En la clasificación, 'Los trotamúsicos', con un segundo premio, superó a 'Doremifasoleando', que fue cuarta. De esta rivalidad se aprovecharon Joaquín Quiñones y Pepito Martínez, que estrenaban grupo dirigido por Faly Mosquera y que se alzaron con el primer premio con 'Suspiros de Cádiz'. El tercer premio fue para una apuesta muy fresca de José Luis Bustelo y José Antonio Pérez Martínez: 'Oye mi canto'.

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