Diario del Carnaval

El Carnaval de Cádiz y sus historias: El Quini y sus leones

  • Joaquín Fernández Garaboa se destapó en los 80 como defensor a ultranza del tango, dejando sabrosos titulares que hoy serían ‘trending topic’

Joaquín Fernández  Garaboa ‘El Quini’,  defensor acérrimo del tango  gaditano y figura  irrepetible del  Carnaval de Cádiz.

Joaquín Fernández Garaboa ‘El Quini’, defensor acérrimo del tango gaditano y figura irrepetible del Carnaval de Cádiz. / Kiki

En el Carnaval actual, tan mediático y tan seguido por las redes sociales, Joaquín Fernández Garaboa sería trending topic un día sí y otro también, lo más parecido a lo políticamente incorrecto. Tan discutido como indiscutible, El Quini fue protagonista, sin pelos en la lengua, del Concurso Oficial de Agrupaciones de la segunda mitad de los 80 sin siquiera participar. El denominado Caudillo del Tango se pasó todos esos años defendiendo la pureza de la pieza principal de los coros y criticando a los nuevos coristas, que a su parecer lo estaban adulterando. El tango cardenalicio, así llamado por este personaje cuando su compás e interpretación provocaba cardenales con su pellizco. Genio y figura, director mítico de coros, dejó grandes titulares en la información que sobre el Carnaval publicaba Diario de Cádiz.

Había cumplimentado el año anterior su última aparición en el Falla con el coro ‘Arcoiris’ y en 1985 criticaba que las nuevas generaciones de coristas “no se preocupen de cultivar el tango, estamos corriendo el riesgo de que desaparezca de los escenarios en cuanto mi coro ‘Raíces’ deje de cantar”. Por entonces, El Quini dirigía una antología de tangos antiguos llamada ‘Raíces’ y lamentaba que el público no fuera “crítico con los coros, lo que podía provocar la desaparición del tango. Hoy el tango no lleva el compás correcto... no posee ese sabor y esa garra del tango gaditano... adolece del requiebro justo, del compás preciso... y hasta se llevan media hora para empezar... para terminar con un ‘se va el caimán’ que más bien es de agrupación foránea, que lo puede cantar cualquiera, que no es gaditano”.

Dejaba perlas como la siguiente: “Hay algunos coros que van a tres voces y el bajo suena a chimenea de barco... las comparsas sí pueden verse innovadas, pero el tango, amigo, no, al tango gaditano lo pueden matar adulterándolo”.

El Quini, rotundo, llegó a decir en 1987 que “hoy día cualquier tonto saca un coro”

Eran los años del Concurso en el Teatro Andalucía y El Quini se jactaba de enviar a los leones a los coros que no eran de su agrado. Se paseaba por el teatro con dos leones de plástico en su solapa y sus opiniones llegaban al tuétano de los aficionados añejos y arañaba las tripas de los noveles coristas. Con uno de ellos, Julio Pardo, tuvo una especial disputa. En 1987 sacaba este autor un coro que a Joaquín Fernández Garaboa lo sacó de sus casillas. ‘El guateque’, con batería y bajo eléctrico en presentación y popurrí. Una afrenta para los puristas. El Quini se explayó: “Este coro está bien para actuar en bautizos, bodas y comuniones, y bailes de azoteas. Como hay que hacer vibrar a la gente es con el tango y el cuplé. Y no con el popurrí, que es lo más fácil”. Y el toque final: “Tal y como quieren sonar, prefiero a Mecano”.

Lanzado, El Quini se mostraba a favor de la evolución, pero “no a que por una evolución equivocada se borren una serie de valores vinculados al sentimiento de una comunidad”. Y respondía a quienes le decían que en lugar de criticar se atreviera a sacar un coro. ¿Por qué no concursaba? Porque “los que podían juzgarme con imparcialidad o están en el cementerio o no se prestan a ser jurados porque no se dejan mover los hilos”. “Los que me critican son los envidiosos que nunca fueron nada en el Carnaval y que en su día se libraron de los leones porque su carne ni estos animalitos la hubieran querido”, manifestó. Tampoco se cortó cuando dijo que “hoy en día cualquier tonto saca un coro”.

Julio Pardo se defendía afirmando que “no podemos anclarnos 30 años atrás. Los gaditanos, además de un tango puro, merecen un espectáculo”. Pedía al Quini “que saque coro y no viva del recuerdo”. Había opiniones para todos los gustos. Si Paco Rosado exponía que El Quini tenía “más razón que un santo” en su alerta sobre la degeneración del tango y de la proliferación del coro-espectáculo, un veterano corista como Manuel Merello El Rubio del Aceite declaraba que “no puedo permitir que califique de carnaza para los leones gente que se ha llevado cuatro meses ensayando”.

Al año siguiente, 1988, Pardo contestaba cantando en un tango de ‘La torcida’, otro coro espectáculo. “Yo no sé porque mucha gente que haciendo tangos lo fueron todo, al sentir que los años pasan no saben darle su sitio a otro”, comenzaba una copla que acababa con “esos que tú criticas demuestran que quieren el tango a rabiar, cosa que tú no haces por el miedo a que te derroten nuevos coristas”.

Ya en 1989, cuando El Quini fue elegido el primer Dios Momo del Carnaval, el Caudillo del Tango suavizaba su opinión sobre el coro de Julio Pardo, ese año ‘Noche de ronda’. “Este coro ha cambiado un cien por cien en relación con concursos precedentes, de algo han servido mis críticas hacia ellos en años anteriores”. Pares y nones. Un piropo y una medalla por haber sido, según él, el artífice de la mejora del grupo de Pardo. Un año después llegaba la reconciliación definitiva con el tango que ‘Garambainas y perendengues’, de Julio Pardo y Antonio Miranda, dedicaba a El Quini.

Todavía el efecto del ciclón Quini iba a tener recorrido en ese 1989. La chirigota ‘El crimen del mes de mayo’, de Carapalo, Manolo Santander y Pepito Martínez, homenajeaba en un pasodoble a los coros gaditanos, “esos que lo dan todo a cambio de ná... aunque a ti te critiquen como interpretas el tango carne pa los leones eso tú nunca serás... porque no solamente de ‘Raíces’ vive el hombre, lo que hay es que tener cojones de subirse a la carroza y dar el callo en Carnaval”. Sin nombrar a El Quini, pero estaba claro que se refería al paladín del tango gaditano, una figura irrepetibe del Carnaval de Cádiz.

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