Los nudistas se las dan de artistas

Carlos Pérez: “No haré nudismo, no quiero causar desmayos en La Caleta”

El chirigotero Carlos Pérez en el papel de querubín.

El chirigotero Carlos Pérez en el papel de querubín. / Julio González

Querubín de esquina de paso de misterio, casi desnudito tapado solo con paño de pureza. Carita sonrosada y culito liso tras pasar por chapa y pintura de polvitos de talco. Una monería en toda regla. Esta noche en el Gran Teatro Falla, con su chirigota ‘La misión (El evangelio según Santander)’, que actuará en cuarta posición, llevará un poco más de ropa. A ver qué nos dice este joven viejuno que cuando habla, con todo el arte del mundo, Cádiz parece que regresa a los años 70.

–¿Era usted de chico angelito o demonio?

–Yo es que de chico era un angelito, de verdad. Buen chiquillo, pero tenía una boquita que no veas. La gente en el barrio me buscaba la lengua por lo mismo, pa que soltara mis bastinazos, que hacían mucha gracia a los vecinos.

–Y en el Carnaval, ¿quién es un angelito?

–Unos angelitos son los de mi grupo por aguantar a Manolín Santander en los ensayos, jajaja. Nos merecemos un monumento, pero vamos a dejar los monumentos que este año está el Falla lleno.

Carlos Pérez de querubín angelical. Carlos Pérez de querubín angelical.

Carlos Pérez de querubín angelical. / Julio González

–La temporada de playas ya está ahí, a la vuelta de la esquina. ¿Se ve practicando nudismo en La Caleta?

–Negativo, porque la gente puede que se asuste con mi cuerpo y mis andares. No quiero causar desmayos ni aglomeraciones de público innecesarias y peligrosas.

–¿Cuál era su playa de pequeño y cuál es ahora?

–De chico y de joven iba a la playa Victoria. Y ahora por razones de cercanía con mi casa, voy a La Caleta. Pero nunca renegaré de La Ballena Azul y el Tracaplaya, que lo pasé muy bien allí en mi infancia. Es que la Victoria era la playa que me cogía más cerca de mi casa, que yo soy del Cerro del Moro y a mucha honra.

–¿Le gusta contemplar el Ocaso... en la playa?

–No me hables del Ocaso que es donde trabajo, ya te lo he dicho tó. Yo voy a la playa a las ocho de la mañana desde que entré de comercial en esta empresa. A esa hora tan temprana están las gaviotas todavía en pijama y con lagañas.

–Dígame un cuadro, obra de arte, que le guste y por qué.

–‘Atardecer en la Caleta’, de Antonio Martín. Porque me gustan muchísimo el colorao y el naranja.

– Pongámonos serios, ¿cuál es ahora su misión en la vida?

–Ser el mejor padre para mi niña Carlota. Que haga lo que le guste en la vida. Que sea penitente o cuartetera, pero que se sienta orgullosa de su padre, que soy yo.

–¿Qué le sugiere la palabra misionero?

–Algo de pelos, ¿no?

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