Diario del Carnaval

Cañamaque: el legado de un prolífico genio del Carnaval

  • Javier Osuna recoge en un libro la vida y obra de uno de los pilares básicos de la fiesta, capaz de escribir para ocho agrupaciones en un mismo año

Javier Osuna con un ejemplar de su libro en el patio del Palacio Provincial de la Diputación.

Javier Osuna con un ejemplar de su libro en el patio del Palacio Provincial de la Diputación. / Lourdes de Vicente (Cádiz)

De haberse contado en esta crónica todo lo que Javier Osuna nos ha explicado sobre su nuevo libro, al lector del mismo poco le hubiese quedado por descubrir. Un spoiler en toda regla que no le permitimos para que quien se acerque a la obra la disfrute en su totalidad. Aun así, Osuna, torrente de palabras, nos avanza sabrosas pinceladas de Manuel López Cañamaque. Un autor de leyenda. (1882-1953), que edita el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz y que se presentó en la tarde del lunes en el Palacio Provincial.

Tras realizar la más que completa biografía de Antonio Rodríguez El Tío de la Tiza, Osuna asegura que “no tenía pensado un libro sobre Cañamaque, que es consecuencia de un acopio de información que me fui encontrando sin pensarlo”. Fue buceando en los archivos del Registro Civil, en la antigua Cárcel Vieja, hoy Casa de Iberoamérica, cuando trabajaba en el libro sobre el autor de ‘Los Duros Antiguos’. “Ahí encontré que Cañamaque no había tenido un solo hermano, Fermín, como mantenía Ricardo Moreno Criado en su libro sobre este autor editado, de manera póstuma, en 1987. Todo lo que sabíamos de Cañamaque era por Moreno Criado, que fue absolutamente decisivo para colocar en su sitio la maestría de este autor y de El Tío de la Tiza, y se hubieran diluido sus memorias sin esos libros. Fijó datos que los que vinimos detrás nos encontramos”, admite. Y si ya corrigió a Moreno Criado en cuanto a la localidad de nacimiento de Rodríguez, Cádiz y no Conil, en su libro sobre Cañamaque del 87 “la parte con respecto a su vida no es tan certera, pero eso no quita su importancia. Y no tuvo la intención enciclopédica que yo sí he tenido”.

Y es que en más de 500 páginas Osuna recoge la obra casi completa de Cañamaque a través de los libretos de sus agrupaciones, “que están ahora mismo en manos de apenas cinco o seis coleccionistas”. Decimos casi completa porque hay agrupaciones de las que no se han encontrado cancioneros. Por ejemplo, ‘El abanico de Luis XV’. “He dado de baja algunas agrupaciones que le le atribuía Moreno Criado y se han incorporado otras nuevas”. Cuenta Osuna que su primera participación en el Carnaval fue en 1902 tocando la bandurria en la Estudiantina del Centro de Empleados y Obreros de la Compañía Trasatlántica, dirigida por Antonio Rivas, profesor de Manuel de Falla. Un año más tarde se enrola en La Tuna Gaditana dirigida por Bartolomé Llompart, padre del recordado periodista de Diario de Cádiz. Y El Tío de la Tiza le ficha en 1905 para tocar en el quinteto de cuerda de su afamado coro ‘Los anticuarios’.

Osuna le adjudica “unas 70 agrupaciones”. La primera en la que oficialmente aparece como autor es el coro‘Los pierrots’, de 1910, que hizo junto a Juan Poce (padre). La última, la agrupación coral mixta ‘Las castañuelas’, en 1953. “Fue capaz de hacer ocho agrupaciones en un mismo año”, apunta. Cañamaque fue “muy prolífico y no solo por el Carnaval. En una crónica de Diario de Cádiz se destaca su virtuosismo con la bandurria en una actuación con un trío de cuerda. También actúa por Andalucía e incluso Madrid con el Dúo Alhambra y en los años 30 participa en la llamada Troupe Cádiz ‘A mal tiempo buena cara’ junto a un elenco de parodistas, monologuistas y caricatos”.

El libro demuestra que los maestros, los tres pilares básicos del Carnaval gaditano, se dan las manos. Si Cañamaque fue bandurria del coro del Tío de la Tiza, también fue autor de una agrupación en la que salió otro genio como Paco Alba: ‘Los barquilleros de la nación’, de 1929. Añade Osuna otra casualidad: “Cañamaque hace su última agrupación, ‘Las castañuelas’, el mismo año, 1953, en el que Paco Alba saca su primera agrupación: ‘Los vendedores de marisco’. Orto y ocaso de la genialidad”.

"Cañamaque ponía música a la murga de San José, a la que fusilaron, y debieron recomendarle que se escondiera durante la Guerra Civil”

Cuenta Osuna que los historiadores atestiguan que Cañamaque estuvo escondido durante la Guerra Civil, pues antes de la contienda se había señalado a favor de la República y contrario a la Iglesia. “Ven que fusilan a amigos suyos. Él ponía música a la murga de San José, a la que fusilaron, y debieron recomendarle que se escondiera”, relata. Luego regresó con la Piñata Gaditana en 1948 “y ya estaba más comedido, más mayor, no era el mismo”. En 1936 “estaba de dulce y la Guerra Civil interrumpió su creación”.

Alberto Ramos Santana ha prologado este libro dedicado a José Antonio Valdivia y al chirigotero Manolito el Largo. Menciona Osuna el trabajo “excepcional” de Arancha Morales en la dirección de la obra y la labor de Jaime Armario, diputado del Área de Desarrollo Económico. La portada muestra una visión cubista de la figura de Manuel López Cañamaque realizada por José Alberto López.

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