Antonio Martín | Autor de Carnaval y Medalla de Andalucía

“Nunca imaginé lograr tanto cuando empecé en esto siendo un chaval”

  • Reconoce estar “como un flan” desde que este diario le adelantó que se le iba a conceder la Medalla de Andalucía

  • “El Carnaval ha traspasado fronteras porque es un arte”

Antonio Martín posa en una plaza cercana a su domicilio en Puerto Real este miércoles.

Antonio Martín posa en una plaza cercana a su domicilio en Puerto Real este miércoles. / Julio González

Antonio Martín ha visto recompensada su labor durante medio siglo de coplas con la Medalla de Andalucía. En esta larga conversación con el Diario valora el galardón y hace un repaso a temas de actualidad.

–Don Antonio, Medalla de Andalucía para un coplero de Cádiz. ¿Cómo lo está asimilando?

–Pues desde que me llamaste el lunes por la tarde para comentarme la noticia a la que había tenido acceso el Diario de Cádiz estoy hecho un flan. No paro de recibir felicitaciones y muestras de cariño desde toda Andalucía. Es muy gratificante sentirse tan querido. Además me congratula mucho haber recibido este galardón este año junto al grupo que participó en el rescate del niño en Totalán, que tienen toda mi admiración y respeto. Además en su caso no ha habido nadie que la haya pedido como en el mío, que se ha buscado apoyos, sino que es algo que surge casi por aclamación.

–¿Esperaba conseguir todo lo que ha logrado cuando empezó?

–Para nada, porque además me transporto a aquel 1968 y el Carnaval no estaba visto como ahora. Yo trabajaba en Óptica Malet y casi me echaron cuando se enteraron que iba a escribir una comparsa. Tuvo que ir el postulante a hablar con el dueño para convencerlo de que no me despidiera. Hasta que no llegó el coro de los estudiantes, que ya tomó esto otra dimensión, era horroroso. Por ejemplo, cuando entré en la Aeronáutica, había compañeros míos, que luego terminaron en coros a los 15 o 20 años, que me miraban mal porque yo sacaba una agrupación. El cambio ha sido radical, porque hemos pasado de estar casi escondidos a que te aclamen y te admiren. No digo ya de imaginarme que me fueran a dar una Medalla de Andalucía, sino los premios que en el Concurso hemos ido consiguiendo, tantas distinciones, que pongan tu nombre a una plaza... En fin, esto empezó siendo casi una pesadilla pero se ha transformado en un sueño con final feliz en el que el Carnaval ha traspasado fronteras y nos admiran a muchos los autores como a grandes artistas, que lo son, no lo digo por mí que ya estoy fuera, pero se presentan obras de arte cada año.

–Que artistas de la talla de Alejandro Sanz, Niña Pastori, Manu Carrasco... estén tan pendientes del Carnaval de Cádiz debe ser un orgullo.

–Tremendo, porque además algunos como Alejandro concretamente te hablan como podemos hablar nosotros ahora, conoce todo, le gusta la música popular que se persigue aquí, que es algo autóctono, habla de un grupo, de otro, y se adelanta a lo que estamos pensando. Es una gran señal de que no sólo hemos calado en el pueblo sino en grandes artistas. Puede sonar a petulancia, pero podíamos hacer una larga lista de artistas que quizá nos conocen más a nosotros que nosotros a ellos.

–¿Echa de menos el Carnaval cuando llega esta época?

–Llevo dos años ya desligado totalmente, porque otras veces he parado pero a lo mejor he colaborado en algo con el coro de La Viña, con la chirigota de Manolito Santander, pero esta vez estoy muy apartado. La verdad es que no siento ese venenillo de hace 20 años. Yo ahora que veo el Concurso tranquilamente noto que ha cambiado todo radicalmente, los gustos, los aficionados, el ambiente del teatro, nada más que hay que ver que de diez personas a las que le pregunta Pepito El Caja una es del barrio La Viña por casualidad. Todo eso influye en la manera que tengo de ver el Concurso. Aparte de que ya me retiré y sería una contradicción decir que voy a volver el año que viene, pero si no fuera así, si fuera una parada como las de antes, ni me plantearía ahora mismo regresar al Concurso. No es que me dé miedo, me he llevado 50 años y no voy a tener miedo a la vejez, sino porque entiendo que tendría que renunciar a mis gustos, a mi forma de ver el Carnaval.

–Sería traicionarse a sí mismo.

–Totalmente. Vamos, que muchos lo están haciendo en... no quiero señalar a nadie, pero autores de categoría lo están haciendo. ¿Y este por qué hace esto?, me pregunto. Pero claro, es que el Carnaval se ha convertido en un medio de vida, antes no lo era, pero ahora hay gente que vive de esto, y mezclar eso con la afición es peligroso, porque se hace dejación de esto que estamos hablando, de ser uno mismo. Hay gente que se plantea ¿otra vez voy a cantarle a La Viña? Y yo siempre digo lo mismo: ¿no siguen nuestros amigos los sevillanos cantándole a Triana? Y Triana y La Viña en el mundo se conocen por las sevillanas y por las coplas de Carnaval, no hay otra cosa. Todo no es nombrar a Cádiz en una copla, porque hay una forma de cantar que es gaditana, hay una forma de escribir que es gaditana, hay una forma de entender esto que es nuestra. Hay cantautores que escriben de una manera pero entienden que como decimos nosotros las cosas no las dicen ellos, te hablo del propio Alejandro Sanz o de Sabina incluso. Y eso no se puede cambiar por comercializar el Carnaval.

"No reconozco el Concurso actual. Ya me retiré, pero desde luego yo no iba a renunciar a mi estilo por dinero”

–Además que agrupaciones de Cádiz llevan décadas saliendo a cantar fuera.

–Claro. Las comparsas de Paco Alba iban a Madrid, ‘Los Beatles’ de Villegas atravesaron el Atlántico y llegaron hasta Puerto Rico, yo con ‘Capricho andaluz’ di la vuelta a España, es decir que esto ha existido siempre. Ahora, yo con ‘Capricho’ no cambiaba una coma del repertorio que presenté en el Falla, porque lo que nosotros hacemos es un diario cantado, como dijo Bartolomé Llompart. Ahora hay jurados que se tienen que llevar los repertorios a casa para estudiarlos, ¿pero esto qué es lo que es? En el flamenco, por ejemplo, cuando Camarón me ha arrancado un ole yo no he analizado si me ha llegado la música, la letra o la forma de cantar, es lo que te llega en ese momento. Querer puntuar eso hasta con decimales es darle pie a que intervenga en el jurado del Concurso cualquiera.

–¿A usted no le han ofrecido nunca ser jurado?

–Sí, claro, algunas veces. Una vez casi lo acepté, pero me querían imponer los vocales y dije que eso no me valía. Y otra cosa, si me llamas por mi experiencia, o porque yo sé mucho de esto, entonces por qué me encorsetas con un reglamento, déjame que lo haga yo.

–Eso comentaba el otro día con ex presidentes del Jurado. ¿Por qué no se le pide consejo a autores con mucho peso como usted que están fuera del Concurso actualmente?

–En eso aquí somos muy escépticos y eso de reconocer que tú puedes estar por encima... Mira se me van a enfadar otra vez algunos amigos míos, pero a mí donde no se me invita no voy. Por ejemplo, en una cosa tan significativa como se ha hecho este año con Paco Alba, que no se invite al único testigo vivo que compitió con él, no lo entiendo. Me dicen que no tienen por qué invitarme, bueno, pues es tu problema y el mío es que yo creo que sí. A mí no se me ocurre hacer unas conferencias sobre la música y no invitar a Alejandro Sanz. Entonces, no cuentan conmigo porque hay gente que cree que sabe mucho más que yo de esto. Pues muy bien. Además, aquí viste mucho eso de llegar al Falla alardeando de esto y de lo otro. Tú estás en el Diario y te llegarán comentarios todos los días de gente que ya va dando los premios con grupos que sólo han cantado una vez en el Concurso. Eso no puede ser. A mí ya se me llamó en aquella ocasión junto a Villegas y Adela para pelear por recuperar el Falla, porque a nuestro amigo Carlos Díaz le tocó bailar con la más fea de querer sacar al Carnaval de su teatro. Cualquiera sabe si no hubiésemos organizado la movida aquella, encabezada por nosotros, dónde estaríamos ahora.

–Hubo que luchar hasta por la cantera.

–Y mucho. De eso me he estado acordando estos días con la movida que ha habido con los chavales. Porque cuando conquistamos la vuelta al Falla nos dijeron que los niños no, que los niños en el Andalucía, y seguimos peleando, y a lo mejor hoy están cantando ‘Los niños sin nombre’ gracias a aquella lucha. Ahí están las hemerotecas, así que no se pongan flores algunos. Sin embargo ya digo, ni a mí, ni a gente como a Joaquín Quiñones, que tampoco concursa y que sabe de esto porque lo ha vivido, como yo, porque nos toca muy de cerca, se nos llama para nada.

–¿Y tampoco le llamaron cuando surgió el nuevo movimiento de autores que trajo consigo la llegada de José María González a la Alcaldía?

–En ese caso Antonio Martínez Ares vino a mi casa y me dijo: Antonio, mira que necesitamos esto y tal y cual. Entonces me mostró un documento para que yo me agregara. Y Antonio es amigo mío, pero yo le dije que no me parecía bien que hicieran unas bases para el Carnaval, estando yo vivo todavía, y que después de no consultarme nada vinieran para buscar únicamente mi firma. Así que no firmé. Y así les ha ido, que se han marchado todos rebotados, porque no hay una consistencia ahí, de años, de experiencia, es que en todos los órdenes de la vida la experiencia es un grado, y aquí, no sólo yo, hay aficionados y autores que saben mucho de esto. Si no nos llaman será porque pensarán que no hacemos falta, pero la verdad es que sí que hace falta gente representativa. Y lo peor es que esas mesas la forma gente que defienden sobre todo sus intereses propios.

–Usted ha sido el único que se ha enfrentado a todos los grandes autores de comparsa. Gente como Alba, Romero, Villegas, Quiñones, Ares, Aragón, Tovar, Bienvenido... ¿Cuál le ha motivado más a la hora de componer?

–Nunca he ido al Falla mirando como un enemigo a nadie, pero a mí la sensación más fuerte de admiración me la ofreció Paco Alba, de hecho ahí están sus coplas. Ha sido un autor futurista, porque ha dejado pasodobles como Anoche tuve un sueño que es un proyecto de ciudad. Del soterramiento hablaba ya en ‘Currusquillos’, por ponerte un ejemplo. No solo escribía por escribir, ha sido un autor que musicalmente estaba muy preparado, hacía músicas que eran de Cádiz, que no podía hacerlas cualquiera.

–Y este año, ¿le ha gustado algo especialmente?

–Me ha encantado este año ‘Los niños sin nombre’, es la que más me ha llamado la atención, cantan sin estridencias, hay armonía, parece que están sonando cuatro o cinco voces, vienen con una gran limpieza de ideas, llegan frescos, no se han tenido que maquillar porque son ellos mismos, entonces eso hay que premiarlo. Esa es la pureza del Carnaval, y creo que los chavales van en una línea extraordinaria. Igual que me gusta mucho también la chirigota ‘Si yo dijera lo que pienso’, que son ideas que después de tantos años hay que primarla. Lo que no se puede es decir me gusta pero fuera, como pasó con ‘Los enteraos’, que para mí ha sido de lo mejor que ha sacado el Selu en su vida, pero ese año se topó con que había más enteraos en el jurado que en su chirigota.

–¿No le hace gracia que todo el mundo pida ahora recuperar el estilo de las comparsas de los 90?

–Pues sí. Lo mismo que decía antes de ‘Los enteraos’, a mí también me han echado fuera muchas comparsas porque abusaba de la Viña o de Cádiz, porque venía uno con una historia rara, que eso cae de un año para otro. Las novedades llegan pero tienen poco recorrido, y más en algo tan tradicional como las coplas del Carnaval. Es que si nos ponemos a charlar aquí de comparsas seguro que sale ‘Caleta’, o comparsas de Quiñones que no pasaron. Sin embargo son agrupaciones que se han ganado el mejor premio, que es permanecer en la memoria de los aficionados. A mí el año pasado una comparsa juvenil de Barbate me paró en la Catedral para cantarme la presentación de ‘Caleta’. Ese es el mejor premio que hay. El otro día, cuando el Diario dio la noticia de mi Medalla de Andalucía el Falla empezó a cantar Caleta.

–¿Y cómo surgió aquella presentación?

–Pues de la manera más sencilla. Se me ocurrió en el chiringuito de Pedro Trujillo, en La Caleta, y estábamos allí con la copita y tal, y se me fueron poniendo los vellos de punta, que si el mar, el cielo, la vieja playa, el embrujo sobrenatural... Me fui a casa y me puse a escribir. Me ha mandado Alejandro Sanz una grabación cantando la presentación en una fiesta con Paulina Rubio en Los Ángeles, que dice que la hinchó de esta comparsa y de ‘Encajebolillos’. Eso es una satisfacción.

–¿No le da pena haberse ido precisamente ahora cuando el Carnaval está llegando a medio mundo gracias a internet?

–Claro, pero ya cumplí mi ciclo.

–¿Su momento de plenitud creativa dónde lo situaría?

–No sé, en los 90 quizá, que fueron tremendos, no sólo para mí, sino también para Quiñones, el propio Martínez Ares. Entrábamos en el Falla y se barruntaba que podía pasar algo grande. ‘Encajebolillos’, antes ‘Entre rejas’, ‘A fuego vivo’, ‘Soplos de vida’...

–¿Con cuál de sus comparsas se quedaría?

–Ufff... difícil. ‘Encajebolillos’ quedó muy grabada en mi memoria también porque fue el año ese de la lucha con el poder para recuperar el Falla, con pasodobles duros, letras comprometidas, el cuplé a Carlos Díaz, era una comparsa cañera pese al tipo tan castizo. Era una comparsa que no tenía desperdicio. Pero también ‘Agua clara’, que igual estaba en esa línea a lo mejor. Si le preguntáramos a diez aficionados cada uno tendría su favorita.

–Lo que tiene mérito es que un autor sea capaz de sacar ‘Charlatanes de feria’, ‘Agua clara’, ‘Capricho andaluz’ pero que luego, en el 2013, escriba ‘La comparsa del genio’.

–Ya, porque no tiene nada que ver una con otra, de eso se trataba.

–Ahora hay comparsas que suenan a lo mismo un año tras otro.

–Y como dice un amigo mío que tiene mucha guasa hay dos o tres comparsas que las ves y parece que se han metido en un contenedor de basura de Carnaval.

–Jajaja. ¿Y los atrezzos? ¿Qué le parecen los montajes de ahora?

–Pues también se pusieron de moda desde que saqué ‘Entre rejas’, pero es que ahora parecen Belenes vivientes, como dice Miguel Ángel Fuertes. Alguno lleva al Falla una mudanza en vez de un decorado. A veces un fondo luminoso queda precioso. Lo que yo sí quitaba del escenario es la publicidad del Ayuntamiento, o de los bancos. La escena es del grupo que actúa en ese momento.

–¿Usted es partidario de una preselección fuera del Falla?

–Es que eso sólo nombrarlo ya te echas a temblar. Porque vamos a ver, ¿cómo se hace eso? A mí me dijo alguien una vez que quizá con una preselección con ‘Los mayordomos’ a lo mejor yo no estaba aquí, porque la comparsa la hicimos buena en el Falla, hay cosas que no se ven en un local de ensayo. A lo mejor si me hubieran dejado fuera dos veces pues me hubiera aburrido. Yo no me atrevería a decir quien puede y quien no puede cantar en el Falla.

–¿Cree que el Ayuntamiento debería recuperar la organización del Concurso?

-Claro, tiene que ser responsable máximo de esto, como lo es de otros negociados. Que haya un consejo con gente que no sea parte interesada, que aporte ideas, que busque lo mejor para la fiesta, con experiencia, pero que el Ayuntamiento sea el último responsable, no puede lavarse las manos. Si hay que hacer un nuevo reglamento que se haga. Sería mejor que estas asambleas en las que hay gente que son juez y parte. A mí no me parece bien que en el Patronato haya gente que participa en el Concurso.

"No me parece bien que en el Patronato estén personas que también participan en el Concurso”

–¿Cómo mantiene usted la tesitura de voz igual que hace 40 años?

–Lo mismo ahora canto mejor que antes, como le pasó a mi comadre Rocío Jurado, que se murió diciendo que estaba cantando mejor que nunca. Creo que eso también es la experiencia. Mi cadencia de cantar, mi forma de cantar, se la inculqué yo a mi comparsa. Siempre me ha gustado mucho el vibrato, como Serrat, que he sido un gran enamorado de Serrat, y hay componentes míos como Pedro, Memi, que les gustaba más como lo hacía yo que como quería Mejías, que afinaba al grupo. Aunque la voz es algo físico, con el tiempo se ganan otras cosas.

–Pues nada. Que disfrute usted de su Medalla de Andalucía.

–Muchas gracias. Es un galardón que reconoce no sólo mi labor sino a todo el Carnaval de Cádiz. Es una satisfacción muy grande.

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