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La explosión del jornalero

  • El sanluqueño, fichado sólo para la división de bronce, se convierte en una de las referencias gracias a su constante esfuerzo y demuestra que puede militar en una categoría superior

El foco de atención suele proyectarse sobre los jugadores que marcan goles, que para algo son la salsa del balompié. Pero no siempre se cumple el guión. Cuando un futbolista deslumbra con su repertorio aunque no anote tantos, las miradas se vuelven hacia él. Salvi no vio puerta en el encuentro contra el Melilla. Ni falta que le hizo. Con ponerlos fue más que suficiente. Él se dedicó a desbordar contrarios con una marcha de velocidad muy superior a colaborar en labores de destrucción, a motivar y a motivarse, a buscar a sus compañeros... El pase a Lolo Plá en el tercer gol fue todo un ejemplo de generosidad. Pudo haber marcado él en un dos contra uno frente al portero del Melilla, pero prefirió prolongar el esférico a un jugador que lo tenía más fácil. Cuando aplica la máxima de que lo colectivo está por encima de lo individual, su figura se engrandece aún más porque le hace ser mejor futbolista. Si no salió a hombros del estadio Ramón de Carranza le faltó poco. La afición coreó su nombre en más de una ocasión y fueron varios sus gestos de complicidad con la grada.

El partidazo del sanluqueño no hizo sino confirmar su gran momento de forma, como ya había demostrado en los choques anteriores. Fue la explosión definitiva de un jugador que, a punto de cumplir 25 años (a finales de este mes) se convierte en una referencia del equipo amarillo en una banda derecha que había quedado huérfana tras la marcha de Juan Villar. Es el único futbolista de campo que ha estado presente en el once inicial desde el comienzo de la segunda vuelta. Tras una primera vuelta en la que entraba y salía del equipo, ahora es un fijo.

Si por algo se caracteriza Salvi es por su constante esfuerzo sobre el césped. Llegó como obrero y se ha graduado como arquitecto. No para de correr, sabe exprimir sus cualidades y además mejora como futbolista a pasos agigantados. Tiene margen de progresión y queda por conocer cuál es su límite.

Los seis goles (cinco en la Liga y uno en la Copa del Rey) que acumula hasta la fecha suponen su mejor balance anotador en una temporada. Destaca además por su faceta de asistente, la que más agradece el resto. Es el jugador del equipo que da más pases de gol, un total de siete.

La intrahistoria del fichaje de Salvi no deja de ser curiosa. El club se movía en el mercado antes de acabara la pasada temporada y pactó con el jugador su contratación siempre y cuando que el equipo se quedara en Segunda B. Con ascenso del Cádiz, no hubiese firmado.

Caso contrario fue el de Canario, cuya incorporación se cerró ya fuera para la categoría de plata o de bronce. La vida da muchas vueltas y el mediapunta, que podía haber jugado en Segunda A, fue descartado en verano y salió cedido a la Balona, mientras que el futbolista que en principio sólo valía para la división B se quedó para demostrar que tiene condiciones para militar en una categoría superior. Si Salvi mantiene su actual rendimiento, sería una sorpresa que no formara parte de la plantilla cadista en caso de subir a Segunda A.

Ahora que está a pleno pulmón, en estado de gracia, es cuando más difícil lo tiene para mantener su alto nivel porque los rivales se fijarán en él como antes no lo habían hecho.

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