Cádiz | granada 74 · la crónica

Para lo bueno y lo malo, Segunda B

  • Superioridad El Cádiz se impone sin despeinarse a un Granada 74 que no está a la altura Imagen Los amarillos deleitan en algunas fases poniendo en práctica un juego de superior categoría

Para lo bueno, la victoria y los tres puntos, y el juego elegante y al primer toque desplegado en algunas fases del partido; y para lo malo, balonazos por doquier, patadas y un Granada 74 indigno para ser un ex Segunda A en la categoría de bronce, bienvenidos a la Segunda División B. El Cádiz se encontró ayer con la grandeza y la miseria de volver al pozo. El segundo peldaño de la eterna escalera ya lo ha subido, aunque aún le queda mucho para dejar atrás las turbulentas aguas de una categoría en la que, además, los árbitros y los asistentes son una calamidad. Para muestra, Alonso Vizuete Sánchez.

En los días previos al estreno liguero, en Carranza se comentaba que el Granada 74 no tenía nada que ver con el conjunto con el que Marsá y Pina plantaron cara a todos los estamentos deportivos para ser equipo de Segunda A sin haber ganado ese derecho en los terrenos de juego. Era cierto. El conjunto rojillo dio pena en muchos momentos por su juego ramplón y falto del mínimo de calidad. No estuvo a la altura y el Cádiz fue el primer sorprendido.

Los amarillos necesitaron tiempo para sentirse cómodos en el campo y, a partir de ahí, desplegar su mejor credencial. Otra vez Carlos Caballero y Ormazábal tardaron en aparecer para asumir los galones de creadores, pero cuando el ex de Linares lo hizo -algo intermitente- mereció la pena seguir sus cualidades.

Que el de Javi Gracia está llamado a ser un equipo grande quedó patente en el primer acercamiento serio, que acabó en gol. Enrique sacó lo mejor de su repertorio para conectar con Carlos y este, a su vez, con el área, donde entre todos metieron el balón dentro aunque el autor real fue Juanma. Gol al más puro estilo Segunda B.

Los deberes estaban bien encaminados para que la segunda victoria consecutiva entrara en el saco cadista. Por si quedaba duda Enrique regresaba a la carga como el de las mejores tardes bailando a su par. Otra acción en la que intervino el extremeño acabó con un centro que Valero le quitó de la cabeza a Rubiato cuando el ariete estaba con todo preparado para meterla y celebrarlo. El empuje tomó fuerza de nuevo pasada la media hora con lo más destacado de Ormazábal en todo el partido, un chut lejano que repelió la escuadra.

Sólo existía el Cádiz en todas las zonas del campo, pero el esfuerzo no era grande para lograrlo debido al escaso bagaje ofensivo de los granadinos, que en el primer periodo se tradujo en un cabezazo alto de Pepe estando de espalda a la portería. Casilla se aburrió una enormidad al no poner en práctica aunque fuera su potente lanzamiento de saque. El amarillo era abrumador sobre el verde césped. Por calidad, presencia, corpulencia y, sobre todo, sensación de equipo, la mínima ventaja local al descanso se antojaba ridícula a tenor de la superioridad mostrada sobre el adversario.

La reanudación mantuvo la tónica de lo que se había visto pero con un susto inicial en el área cadista al ser trabado Moreno, decretando el árbitro que la falta era fuera. Sergio Molina colocó bien el balón salvo por la altura, que fue algo excesiva.

No era buen síntoma que el Cádiz se atascara al tratar de matar el encuentro y que el Granada 74 se diera cuenta de que había fútbol más allá de la línea divisoria. Y es que cuando el pobre se asoma a la casa del rico... Pero apareció el mejor Carlos Caballero para deleitar con un auto pase que le permitió abrir las puertas del área para decirle a Enrique: "Empújala tú". Bien que lo hizo el extremeño dando espectacularidad a la acción al barrer el esférico.

Por fin estaba el choque encarrilado, más por la debilidad del contrario que por la diferencia del electrónico. Quedaba poner la guinda y mantener la portería a cero, que para las estadísticas y para intimidar al grupo IV también es bueno.

Gracia movió el banquillo dando minutos a un Acuña que sigue sin aportar nada, a López Silva y a Bezares, que de nuevo se tragó los de la basura con la profesionalidad de siempre y unas condiciones que reflejan que es un lujo tenerle en el banquillo.

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