Este verano no sólo ha sido movido en cuestión de fichajes. Los teléfonos de los directores deportivos y presidentes también echaron humo por el marco de contratación, que la ACB no definió hasta mediados del mes de julio. Después de mucho discutir, pocas novedades hubo: ni tres extracomunitarios, ni seis españoles... Al final, dos jugadores foráneos y cuatro de los denominados de formación, esto es cualquiera formado entre la edad de 14 y los 20 años en cualquier equipo federado español por un periodo mínimo de tres temporadas.

Sin embargo, si algo está cambiando en la ACB es el revalorizado mercado, mercadeo, de los pasaportes. Un ejemplo es CJ Wallace, que no es un congoleño al uso: blanco, nacido en Atlanta (Estados Unidos) y sin ningún familiar africano. El jugador del Barcelona, que el año pasado era extracomunitario en el Gran Canaria, se ha aprovechado de los acuerdos de la Unión Europea con los 78 países Cotonou (de África, del Caribe y del Pacífico), cuyos ciudadanos no ocupan plaza de extranjero en España. Así pues, todo es legal, pero seguramente al ala-pívot no disputará con Congo la Copa de África.

Sin ser igual, sí que guardan relación los casos de otros jugadores que logran el pasaporte en algunos países europeos en los que los trámites se agilizan tanto que en unos días está hecho. Así, los estadounidenses del Gran Canaria Haynes y Green actúan como europeos al ser georgianos, mientras que Calloway o Rowland ahora son búlgaros. Sin embargo, éstos sí que han jugado con la selección nacional, pagando de esta forma un peaje por su nueva condición. El problema es que la nacionalización es una solución que, de alguna forma, condiciona la competición. Al final, sin embargo, todos salen beneficiados: los clubes pueden fichar, por norma general, más norteamericanos y los jugadores aumentan su caché.

No ha sido ésta, sin embargo, la única cuestión que ha marcado este verano: el lockout ha estado en boca de todos. Muchos han sido los equipos que han intentado hacerse con algún jugador de la NBA. Estrellas de la liga estadounidense, y no tan estrellas, no quieren quedarse sin hacer nada y la ACB, por rumores o noticias de peso, se revolucionó con la posibilidad de la llegada de jugadores NBA a algún que otro equipo. Casi todo quedó en meros contactos, aunque otros movimientos, como el de Rudy Fernández (Real Madrid) o Joey Dorsey o Reggie Williams (Caja Laboral), acabaron siendo una realidad, si bien en unos meses se puede dar el caso de que se vuelvan a Estados Unidos. Incluso la Virtus italiana ha ido más allá, ofreciendo a Kobe Bryant 2,4 millones de euros por 35 días de trabajo y 10 partidos.