El nuevo Cádiz de la temporada 2013/14 apunta buenas maneras. Quedan muchos aspectos por pulir para terminar de sacar brillo a un equipo obligado a pelear por el ascenso a Segunda División A, pero las sensaciones que deja de su paso por el Trofeo Carranza son esperanzadoras según lo visto en el mini partido contra el Sevilla. Es pronto, queda toda la tela por cortar, pero, a priori, salvo que la cosas se tuerzan, este campaña sí hay motivos para creer. En conjunto, la plantilla, todavía en fase de construcción, es mejor que la del curso pasado que se acabó estrellando.

El Cádiz cuajó unos buenos 45 minutos frente a todo un Primera como es el Sevilla. Cierto es que el conjunto hispalense jugó con los menos habituales, pero no dejan de ser futbolistas de elite a los que los amarillos plantaron cara desde el pitido inicial hasta el final. De hecho, con un poco más de acierto, los anfitriones hubieran echado tierra de por medio con un par de tantos en el arreón de los primeros minutos -dispusieron de tres claras oportunidades- antes del golazo de Perotti de libre directo.

Los pupilos de Raúl Agné se sobrepusieron al chispazo de calidad del argentino y obtuvieron un meritorio empate que, más allá del resultado, dejó un buen sabor de boca por las buenas prestaciones ofrecidas sobre el nuevo césped. El equipo, mientras estuvo entero en el plano físico, rayó a buena altura, supo ejercer presión al rival y movió el balón con criterio, abrió espacios en ataque y entró por las bandas, sobre todo la izquierda.

En la portería, no parece que Alejandro sea mejor que Aulestia. La defensa cadista se mostró solvente en el complicado examen frente a un rival de superior categoría. El cuarteto formado por Ceballos, Fran Pérez, Josete y Andrés Sánchez -en principio el titular en la Liga con quizás un cambio en el centro- se desenvolvió con soltura para detener las acometidas sevillistas, lideradas por Perotti y el rumano Rusescu.

En el centro del campo hubo un antes y después de la presencia de Nafti. Agné busca jerarquía y el veterano tunecino, curtido en mil batallas de alto nivel, da empaque a la medular escoltado por el trabajo sin descanso de Mikel Martins.

En las bandas, tanto Perico como Kike Márquez dejaron prometedores detalles de su calidad durante el encuentro contra el conjunto entrenado por Emery. El único gol del Cádiz en el Trofeo Carranza nació de un gran pase del malagueño al interior del área, donde llegó con rapidez Kike López para rematar y el rechace del portero lo aprovechó Juan Villar para marcar. Estos dos jugadores, los más adelantados, no pararon de moverse en ataque en busca de espacios para llegar a puerta.

Las buenas sensaciones ofrecidas por el Cádiz en su primer duelo se desvanecieron por completo en el segundo envite contra el Mogreb Atlético Tetuán. El cansancio pasó factura -se notó que el equipo está en plena fase de preparación- y los jugadores que entraron de refresco no encontraron el ritmo adecuado. Jorge Luque notó la inactividad provocada por una pequeña contractura muscular, Airam Cabrera disfrutó de sus primeros como cadista de manera testimonial por su escasas apariciones -sólo lleva dos días de entrenamiento con sus nuevos compañeros-. Gato, muy activo en las sesiones que se desarrollan en El Rosal, no sacó partido a su velocidad en el choque contra la escuadra norteafricana, mientras que Carlos Álvarez estuvo presente en las pocas ocasiones generadas por el cuadro amarillo. Gabi no desentonó en el eje de la zaga y Fall cumplió -disparó al poste en la ocasión más clara del Cádiz- a la espera de encontrar acomodo en otro equipo porque Agné no cuenta con él.