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Fútbol | Primera Federación

El San Fernando deja, de nuevo, escapar dos puntos

  • Los isleños hacen una enorme primera mitad en Ceuta, donde se ponen por delante en el marcador por cero a dos pero ven como el rival dilapida su ventaja en la segunda mitad

Sergio Ayala trata de frenar a Rodri Ríos en presencia del técnico Pablo Alfaro.

Sergio Ayala trata de frenar a Rodri Ríos en presencia del técnico Pablo Alfaro. / CEUTA DEPORTIVA

El Día de la Marmota. El San Fernando calcó, por completo el último partido que jugó como visitante en Vigo y vio como una gran primera parte, y un juego superior durante muchos minutos quedaron dilapidados en un abrir y cerrar de ojos en Ceuta. Los isleños vencían cómodamente en el minuto 70 de juego por cero a dos y tenían oportunidades para ampliar su ventaja, pero un inocente penalti y un fallo en defensa en tan solo siete minutos, no permitieron a los de La Isla dar un golpe de efecto, un puñetazo en la mesa. Y es que los azulinos han perdido, de manera injusta hasta cuatro puntos en los dos últimos desplazamientos, cuando han sido superiores claramente a su rival y cuando el partido estaba encaminado

Vaya primera parte que se marcó el San Fernando. Sin duda alguna, el equipo de Pablo Alfaro fue infinitamente superior a su rival en todos los aspectos. El técnico maño solventó los problemas en defensa sin cambiar prácticamente nada de lo que viene ofreciendo desde su llegada al banquillo. Las piezas, Antonio Marín en el lateral derecho en detrimento del sancionado Lanchi y la vuelta de Farrando tras cumplir su sanción daban, junto a Sergio Ayala consistencia en el centro de la zaga. Por delante una pareja que se ha consolidado en el equipo azulino David Ramos y Dani Molina, el primero en tareas destructivas y el segundo en la creación. Las bandas eran posesión de Biabiany, la derecha y Gabri Martínez. Ilyas Chaira, en un momento envidiable de forma mientras le aguantan las fuerzas, actuaba de media punta y el incansable Gabarre peleabas todas arriba.

Con este panorama el San Fernando salió a jugar en campo contrario, a dominar la situación, a asfixiar a su rival en su propio campo y a crear ocasiones de gol siendo el dueño y señor de un encuentro que se las pintaba demasiado bien.

Tal fue así que en el minuto 7, y tras tener anteriormente varios saques de esquina a favor, el equipo isleño tuvo su primera ocasión clara de gol en un saque de banda que peinaba Biabinay y que remataba, en segundas instancias, Ilyas Chaira a las manos de Tomas Mejías.

Era el preludio de lo que fue el primer tanto, ese que llegó en el minuto 18, ese que certificaba la superioridad del equipo isleño y ese que hacía justicia en el marcador. Los isleños eran mejores y eso se reflejaba en el terreno de juego y en el resultado, máxime cuando seis minutos después del primer tanto, Biabiany ponía el cero a dos en el marcador con el que se terminó la primera mitad.

Pero antes de que los dos equipos marchasen al vestuario, en el 30 Gabri Martínez robó un esférico en la salida desde atrás del cuadro caballa y asistió a Ilyas que no acertó a rematar. Tan mal tuvo que ver la cosas el técnico local José Juan Romero que, cuatro minutos antes de finalizar la primera parte realizó dos cambios para despertar a su equipo.

Sólo destacar una ocasión local en este primer periodo, en el 42 cuando Alberto Gil asistió de cabeza al siempre peligroso Rodri Ríos que obligó a Perales a realizar la parada de la mañana en un remate a bocajarro.

En la segunda, de inicio, no cambiaron las tornas, porque el equipo isleño continuaba siendo superior a su rival que ofrecía muy poco o nada. Intentó poner tierra de por medio en el 65’

David Ramos en un potente disparo que se marchó por poco. Pero llegó el fatídico minuto 70 donde un penalti, más bien inocente, metió de lleno al equipo caballa en el partido. Los minutos postreros al tanto local fueron, lógicamente, de empuje, tanto de la afición como de los jugadores ceutíes que vieron, cuando habían perdido la fe, la fórmula de meterse en el partido.

De nuevo un error infantil. De nuevo una indecisión en la zaga. De nuevo el ecuador de la segunda mitad, permitieron, cual calco del partido jugado ante el Celta, la igualada de un choque que parecía tremendamente controlado, que no daba atisbos de complicaciones, que parecía una de las más importantes victorias del equipo azulino en lo que llevamos de curso.

No pudo ser, la igualada dejaba a los isleños con cara de tontos, y a pesar de que de nuevo el mando tuvo tintes azulinos y que se crearon ocasiones de gol como la que tuvo Dani Molina en el 79’ en un disparo dentro del área flojo y a las manos del portero local, o en el 81’ en un disparo con toda la intención del mundo de Gabarre que se paseó por la línea de gol sin que nadie llegase a rematar, el partido ya estaba dictado para la sentencia de la igualada.

Los últimos minutos fueron de desconcierto, de miedo a perder todo el botín por una parte y por otra, de temor porque el rival llegase a las inmediaciones del área y el empate no se movería del electrónico de un Alfonso Murube que disfrutó, vibro y se apasionó con dos equipos que merecen, de sobra, no perder este año la categoría.

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