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Fútbol | Primera RFEF

Al San Fernando no le basta con ser valiente en Albacete (1-0)

  • El equipo azulino lo da todo en el Carlos Belmonte, pero no puede puntuar ante un rival que en casa es inaccesible

Franco Ramos y Diounkou tratan de cerrar el paso a Gómez.

Franco Ramos y Diounkou tratan de cerrar el paso a Gómez.

Hay veces en las que termina un partido de fútbol y piensas que un equipo ha merecido más, que ha hecho méritos para lograr, al menos, una igualada y que, en determinadas ocasiones del encuentro que has tenido la oportunidad de ver, has pensado que la igualada iba a llegar, que se estaba lo suficiente para lograr marcar. Luego, cuando el partido ha terminado queda el sabor de boca de que el equipo lo ha dado todo, pero que no ha tenido la fortuna suficiente para venir de tierras albaceteñas con un pequeño botín bajo el brazo. 1-0 en el Carlos Belmonte.

Eso ocurrió en el partido que disputaron Albacete y San Fernando. Los isleños, ni de lejos acomplejados, merecieron volver con algún tesoro en sus manos, pero el fútbol le fue esquivo, no le dio la recompensa al trabajo y, por ello, tendrá que pasar una semana completa recuperándose de una nueva derrota.

Es bien cierto que algunas fases del partido, igual pudo estar el empate que la ampliación de botín por parte del cuadro local, pero el que no arriesga no gana y los de Nacho Castro, con el agua al cuello, arriesgaron para finalmente ahogarse en la orilla.

De inicio cabe señalar que el partido entre Albacete y San Fernando fue la mar de entretenido, lejos de la imagen mostrada por los azulinos en el último desplazamiento a Andorra. Nacho Castro concienció a los suyos de que ni de lejos, eran inferiores, que había que tener desparpajo, dejar al lado el sentimiento de inferioridad y olvidar los complejos.

Por eso, el equipo que comenzó dominando el choque fue el que vestía de azul y eso que la primera, en el minuto 4 fue Rubén Martínez, pero Perales demostró qué, ni el escenario, ni el rival, lo iban a intimidar y abortó con claridad la jugada de peligro.

Pasado los diez minutos iniciales de juego, el dueño del partido cambió de bando. Los de Albacete se hicieron con el control, presumiblemente porque el San Fernando cedió terreno en busca de una contra que lo pusiese por delante en el marcador.

No tardó en llegar y, en el 19', un balón en largo para el omnipresente Biabiany puso al francés en una carrera que terminó encarando a Rosic. Su disparo cruzado ante la impotencia del meta albaceteño tenía todos los cantos de sirena de convertirse en el cero a uno, pero la base del poste repelió un disparo que debía, y tenía, que ser determinante.

Los isleños jugaban en el filo de la navaja y ese control en el inicio de las jugadas provocaban, sin duda alguna, más de una alteración en el corazón de Nacho Castro, y de todos los azulinos.

El partido solamente se podría desequilibrar en un despiste. Eso lo anunció el técnico asturiano en la previa porque era consciente de que la clave del partido estaba en la concentración. Se perdió unos segundos en el desmarque de Jeisson a centro del islandés natural de Villaviciosa, Diegui Johannesson. Y el uno a cero era irreparable, tanto fue así que el gol dictaminó a la postre el choque.

Bien es cierto que los isleños dieron un paso adelante. Bien es cierto que las salidas de balón seguían insistiendo en encoger los corazones y que, fruto de ellas tuvieron dos oportunidades claras los locales, una en el 28’ a través de Rubén Martínez que bloqueó Diounkou y otra en el 38’ que resolvió Perales ante Jeisson.

Pero no es menos cierto que los que no arriesgan no pueden ganar y que en el 38' también Biabiany disparó cruzado un servicio de Diounkou y que en boca de gol no llegó Francis Ferrón.

El primer acto dio paso a una segunda parte que tuvo momentos trepidantes, donde ambos contendientes se golpeaban con dureza y, si en el 46’ Perales volvía a emplearse a fondo ante Javi Jiménez, en el 51, era una jugada trenzada, de muchos kilates, de los isleños la que proporcionaba un centro de Manu Moreno, desde la izquierda para que Biabiany llegase apurado y no pudiese rematar en buenas condiciones ante la marca de un rival.

Perales volvió a lucirse en el 53’ a un disparo de Jeisson y en el 54' Rubén Martínez remató picado para que la parte superior del poste acogiese el esférico. Pero el partido cambió en el 67’, momento en el que una entrada por detrás de Franco Ramos, dejaba a los isleños con diez efectivos y 23 minutos por delante y un marcador adverso, y unas fuerzas ya al límite.

Pero entonces los de Nacho Castro sacaron su esencia, su garra. En el 73', una jugada entre Biabiany y Vergé, hizo emplear a fondo a la defensa albaceteña y en el 75’ una falta botada por Manu Moreno obligó a Rosic. Por su parte, en el 78’ Gómez falló un mano a mano con Perales y ya en el tiempo de descuento, con un San Fernando sumido en un quiero y no puedo, un remate de Arasa de cabeza a bocajarro, lo atajó el cancerbero isleño.

No había tiempo, ni fuerzas, para más, solamente para dejar ese regustillo que deja el saber que se hicieron méritos para más, se fue valiente, pero eso no bastó.

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