Fútbol | Primera RFEF

El San Fernando agrava su crisis de juego y resultados (0-2)

  • El equipo isleño, incapaz de reaccionar, cede el encuentro al Algeciras en apenas cuatro minutos, el tiempo que necesitan Borja Fernández y Mariano Gómez para hacer los goles

Perales se lleva por delante a compañeros y rivales en una salida para despejar de puños.

Perales se lleva por delante a compañeros y rivales en una salida para despejar de puños. / JULIO GONZÁLEZ

No está. Y lo peor es que ni se le espera. El San Fernando no reacciona, no tiene capacidad para salir del bache en el que se está, y no encuentra el camino que le asegure la permanencia en la categoría. El equipo isleño atesora nueve jornadas consecutivas sin conocer la victoria y ha sumado solamente tres puntos de los 27 últimos que ha disputado. Un bagaje que lo condena, irremisiblemente, a estar preocupado, y de que forma, en las dos jornadas que restan, porque ha visto su diferencia con los equipos que buscan la salvación, acortada a solamente cinco puntos, cuando quedan seis por disputar. Si los isleños no consiguen en Costa Brava un resultado positivo, podrían llegar al último partido de la fase regular ante el Atlético Baleares con el agua al cuello. Increíble después de hacer, hace poco menos de dos meses, las cábalas para buscar disputar por primera vez en su historia los play-offs de ascenso a Segunda A.

Pero es que el fútbol es estado, son momentos, son rachas. Y el equipo azulino ha pasado de tener la mejor de la temporada, a la más mala sin duda alguna. No sale una a derechas, cuesta un mundo hacer un gol, hay momentos en los que falta intensidad y en otros está muy por encima de lo que propone el encuentro y eso se traduce en desbarajustes, en caos. Se presiona sin fe y eso conlleva a espacios al rival, y en defensa, mejor no hablar. Los de Nacho Castro son 'madres' que ofrecen todo a sus hijos, dan todo tipo de facilidades, los rivales rematan con una facilidad aplastante y eso termina por ser una losa demasiado grande en los partidos que disputa.

Sin embargo, el rival que tuvo enfrente, el Algeciras, es todo lo contrario (tal y como ocurriese hace una semana ante el Linares). Los de Iván Ania mostraron una supremacía en el terreno de juego que terminó por dar sus frutos. El orden, la presión de todos, las continuas ayudas en el campo y el acierto rematador han hecho que los albirrojos sean, hoy por hoy, un más que serio opositor a encontrar el camino de unos play-offs que sería un enorme premio a un esfuerzo realizado. En el Iberoamericano de Bahía Sur  se dieron cita la cara y la cruz de una moneda que está lanzada al aire.

Y eso que el partido, con un enorme colorido en las gradas por la presencia de muchos seguidores de uno y otro bando, comenzó con viveza, conscientes ambos rivales de que se jugaban la vida. Nacho Castro puso en liza toda la artillería con la cuenta en estos momentos y apostó por Rodrigo y Biabiany en las bandas, Juanmi Callejón en la media punta y Francis Ferrón en ataque, con Marc Carbó y Bicho en la sala de máquinas, prácticamente todo lo que tiene disponible el técnico asturiano que, conforme pasan las semanas, busca con insistencia la reacción de su equipo, esa que no llega.

Por su parte el Algeciras, fiel al estilo que propone el también asturiano Iván Ania, buscó dominar la parcela ancha, con un Borja Fernández inconmensurable y bien secundado por Pepe Mena e Iván Turrillo. En esa situación, los albirrojos eran superiores a los azulinos y solamente quedaba madurar la fruta para que ésta cayese sola.

Por eso, tras los primeros minutos de tanteo llegó la oportunidad, y si un equipo está en racha esa oportunidad en un alto porcentaje se vuelve realidad y gol. Lo hizo Borja Fernández, y lo hizo porque llegó en mejor disposición a un rechace de la defensa que los centrocampistas azulinos, y lo hizo porque su volea fue inapelable y ni siquiera Perales tuvo oportunidad de rechazarla.

El Algeciras, en un cuarto de hora, ya había noqueado al San Fernando que no se levantaba de la lona, tremendamente dolido. Y en el 19’ llegó el segundo. Y llegó porque a la salida de un córner las marcas no estaban bien atadas, porque Mariano Gómez, el hombre más alto de la zaga algecireña, remataba a placer dentro del área chica, ante la pasividad de centrales y portero del equipo isleño que, definitivamente parecía entregar la cuchara.

Con unos azulinos aturdidos y unos albirrojos envalentonados transcurrió una primera mitad que cambió en algo su decoración tras cumplir la media hora de juego. Hay que ser sinceros, y el San Fernando en el último cuarto de hora de la primera mitad fue superior al rival y creó las ocasiones necesarias para, al menos, acortar distancias en el marcador. Pero cuando no se está, no se está, y además es complicado llegar. Además el error en un saque de esquina entre Bicho y Juanmi Callejón que provocó una contra casi letal del equipo algecireño, terminó de despertar a un equipo que se encontraba, desde que comenzó el partido, en la cama durmiendo.

Contó con ella en el 29’ Saúl en un disparo al muñeco tras un balón interior de Juanmi Callejón y contó con ella, de manera sobresaliente Francis Ferrón, en un servicio inmejorable de Biabiany al que solamente le restaba empujar al fondo de las mallas errando el delantero la más clara ocasión de su equipo. Y contó con ella en el 35’ de nuevo Saúl con un centro raso con toda la intención que interceptó Pol Tristán. En el 40’ también contó con ella Luis Ruiz en un disparo, con su pierna ‘mala’ la derecha que se fue fuera por poco y en el 43’ un nuevo centro de Biabiany lo tocó Rodrigo Sanz de cabeza para que el cuero llegase a Francis Ferrón que emitió una volea cuyo remate final de Luis Ruiz fue interceptado en la misma línea de gol por Jordi Figueras. Eran los mejores minutos de los isleños, pero el descanso marcó lo que sería el futuro más inmediato del encuentro.

Tras el descanso hubo partes de reacción y empuje local para buscar el gol que le metiese en el encuentro. Pero el Algeciras mostró una tremenda madurez a la hora de manejar estas situaciones y fue aletargando el encuentro con el paso de los minutos. De esta forma, el empuje, no traducido nunca en ocasiones de gol, azulino fue diluyéndose como un azucarillo en un café hasta quedar desaparecido. No hubo momentos en el que pareció que el partido iba a cambiar de rumbo, no hubo mucha reacción en las nuevas incorporaciones y los minutos, esos que volaban para unos y se hacían eternos para otros, fueron pasando con más pena que gloria hasta certificar una nueva derrota azulina ante los suyos, esos que despidieron al equipo con el cuchillo entre los dientes, y una victoria para un equipo que sueña con hacer algo grande y que, de momento, está en el camino.

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