El Celta logró su primera victoria de la temporada al derrotar al Alavés con un gol de Maxi Gómez, en un partido poco vistoso en el que la puntería del conjunto gallego contrastó con la falta de pegada en ataque de los visitantes, que siguen sin puntuar en este inicio liguero.

Los primeros minutos mostraron el Celta que quiere Unzué: un equipo que acapara la posesión de la pelota y la saca jugada desde atrás para iniciar sus ataques. Pero esa idea futbolística está en época de construcción, aún poco rentable en ataque y castigada por los desajustes defensivos.

Las soluciones llegaron desde los costados. Primero fue Jonny, con una recuperación que no supo culminar Jozabed dentro del área. Sí funcionó después la conexión Pione Sisto-Maxi Gómez: un centro preciso desde la izquierda que cabeceó a gol desde el área pequeña el uruguayo, tras evitar el marcaje de Alexis.

El tanto de Maxi Gómez, único goleador de su equipo en liga, mostró una vía con peligro para el Celta, pues rozó un segundo tanto con un centro de Hugo Mallo desde la derecha que cabeceó mal Jozabed.

De ahí al final, el Celta mantuvo su ventaja del marcador. Y lo hizo con facilidad, pues el Alavés ofreció poco en ataque.