Alemania se rindió ante Sebastian Vettel y el bicampeonato de Fórmula 1 que consiguió en el Gran Premio de Japón a falta de cuatro carreras para el fin del mundial.

"El salto cuántico del niño maravilla", tituló la edición online de la revista Stern después de que el piloto de Red Bull, de 24 años, se convirtiera en el más joven bicampeón de la historia. "Rey de las curvas", "¡Misión cumplida!" y "Dominator" fueron las fórmulas halladas en otros medios para contar el tercer puesto de Vettel en Suzuka que le dio el título.

Desde el ámbito del deporte, el entrenador de la selección de fútbol, Joachim Löw, celebró "el enorme rendimiento" del joven Vettel. "A su edad ya forma parte de los deportistas alemanes que hicieron historia en el mundo del deporte".

El padre del piloto, Norbert Vettel, calificó el logro de Sebastian de "gigante". Pero la gran fiesta tuvo lugar en la localidad natal de Vettel, Heppenheim, una pequeña ciudad de 25.000 habitantes en el suroeste de Alemania.

Unos 2.000 residentes se reunieron para seguir la carrera de su ídolo por una pantalla gigante colocada en la calle principal y entre una parafernalia de banderas de Red Bull, camisetas con la imagen del piloto, vuvuzelas, manoplas gigantes y ríos de cerveza. "No hay palabras", resumió un emocionado aficionado. A otro le daba igual "verlo primero, segundo o tercero" en la carrera de ayer: "Lo que quería es que fuera campeón".

Unas 100.000 personas recibieron el año pasado en Heppenheim a su héroe. Para el 22 de octubre, día en que llegará el ídolo, la ciudad promete mantener alto el listón.