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Costa Noroeste

El Templo del Moscatel de Chipiona cumple un siglo

  • La Bodega Cooperativa Católico Agrícola de la localidad celebra este año su centenario con un programa de actos conmemorativos y la ilusión renovada de mantener su actividad de economía social cargada de historia.

Francisco Lorenzo, director gerente de la Bodega Cooperativa Católico Agrícola de Chipiona, entre botas.

Francisco Lorenzo, director gerente de la Bodega Cooperativa Católico Agrícola de Chipiona, entre botas. / Miguel Ángel González (Chipiona)

No para. Conversa con este medio mientras habla con compañeros y atiende llamadas telefónicas. Dentro de unos días tendrá una visita muy especial y tiene que preparar las instalaciones para la ocasión. Quien no para es Francisco Lorenzo, director gerente y enólogo de la Bodega Cooperativa Católico Agrícola de Chipiona. El invitado especial, el Cristo de las Misericordias.

El Templo del Moscatel acogerá el próximo martes festivo 1 de noviembre una misa extraordinaria presidida por el obispo de Asidonia-Jerez, José Rico Pavés. Tradición vinatera y devoción religiosa se abrazarán en la Avenida de Regla. Todo esto tiene su explicación. En dos palabras: un siglo. Efectivamente, esta firma vinatera chipionera cumple 100 años, una efeméride que anima a celebrarlo recordando su histórica trayectoria.

“Podemos asegurar sin temor a equivocarnos que se trata de la bodega cooperativa más antigua de España, si tenemos en cuenta que mantiene su originalidad desde la fundación, es decir, nunca se ha fusionado con otras empresas o cooperativas ni se ha integrado en ningún grupo de cooperativas. Se mantiene intacta. No ha perdido la razón social”, destaca Lorenzo, que subraya asimismo que es “la única cooperativa del Marco de Jerez con uva procedente de todo el Marco”. Tiene socios no sólo de Chipiona, sino también del resto de los municipios de dicho ámbito vitivinícola. En la actualidad, suman unos 150 que atesoran en torno a 350 hectáreas de viñas. El ámbito de producción para la uva Palomino es todo el Marco y para la uva Moscatel, exclusivamente Chipiona.

La cooperativa fue fundada en 1922 por el párroco de Chipiona, Francisco Lara y Araujo, a la sazón arcipreste de Sanlúcar, que “sensibilizado por las penalidades que sufrían en aquella época los pequeños agricultores que no tenían donde llevar la uva, emprendió la fantástica tarea de crear un sindicato, una gran obra social chipionera que hiciese realidad el enorme sueño de caminar juntos hacia un futuro mejor”. 86 agricultores cargaron con la grava y los ladrillos necesarios para poner los cimientos de la bodega que, a día de hoy, sigue conservando su forma original de construcción.

La Ley de Cooperación de 1942, en pleno franquismo, motivó la transformación del sindicato en cooperativa, pero conservando su condición de católico agrícola, que se mantiene en nuestros días. “Católico significa universal. En esta cooperativa cabe todo el mundo. Seguimos manteniendo el carácter católico porque son nuestras raíces. En los años 70 hubo un intento de cambiar el nombre por parte de algunos socios, pero se apagó de inmediato por otros socios que eran del Partido Comunista y que se negaron argumentando que el nombre significa identidad. Venimos de la Iglesia”, cuenta Lorenzo.

Le preguntamos por la histórica visita del Cristo de las Misericordias, que, por primera vez, incluirá la bodega en su tradicional salida procesional del 1 de noviembre: “Es el titular patrono de la cooperativa, porque el fundador le atribuye el gran milagro del nacimiento de la misma. Todo nace en la Ermita del Cristo de las Misericordias”. Y es que las primeras reuniones de los agricultores que constituyeron el entonces sindicato se dieron cita en este acogedor templo situado junto a la Parroquia de la O.

Además, “a través de la devoción al Cristo de las Misericordias llegaron muchos bienhechores. Por ejemplo, Don Manuel Domecq fue un gran benefactor. En 1922 la cooperativa no contaba con capital social y diez años después lo tenía ya valorado en 200.000 pesetas de la época”.

Otros “milagros” explican también la estrecha vinculación de esta sagrada imagen de Chipiona con la bodega. “Don Francisco Lara y Araujo cuenta que en los momentos de zozobra, cuando él estaba apurado, acudía al Cristo de las Misericordias a rezar. Él fue siempre su refugio y el párroco siempre salía reforzado y con ganas de seguir adelante. El Cristo de las Misericordias salvó al sindicato muchas veces”.

Ni que decirse tiene que un siglo da para muchos hitos históricos... y, claro, también anécdotas. Un hito histórico: “En el año 1954, la uva Palomino de Chipiona maduró un mes antes que en la comarca y, dada su bondad y exquisitez en nuestra tierra, se empezó a exportar por todo el mundo. Aparecieron las llamadas guareñas, que eran mujeres que venían a envasar la uva. Se bañaban en la playa y algunos curiosos se asomaban a mirar. La cooperativa incentivó el cultivo en Chipiona y la actividad era tan grande que se publicitó en la prensa de la época”.

Y una anécdota: “En los años 60, el mosto no cabía en las botas y se cogieron todos los aljibes de Chipiona, que se prepararon adecuadamente. Se realizó una proeza enológica. Nació el mosto aljabireño, que se llevaba a la bodega a la vez que los clientes retiraban los mostos. El mosto era de calidad superior”.

La ubicación de la histórica bodega en la emblemática Avenida de Regla ha generado una simbiosis entre la cooperativa y el turismo del municipio. En las primeras décadas de actividad de la bodega “el problema del hedor de los borricos en la avenida, el paso incontrolado y su molestia al turismo incipiente motivaron que se construyera en Los Madroñales una nueva bodega destinada exclusivamente para elaborar los vinos jóvenes que luego pasan a formar parte de las soleras y criaderas de las bodegas”.

La construcción de estas instalaciones radicadas en la carretera que une las poblaciones de Chipiona y Sanlúcar concluyeron a finales de los 60 y, recientemente, durante la pandemia, han sido objeto de una profunda reforma -se podría hablar de reconstrucción- que ha requerido una inversión de casi un millón de euros.

En materia turística, cabe resaltar la apertura del denominado Museo del Moscatel. Está a disposición de los visitantes como “un gran centro enoturístico, un atractivo turístico de primer orden de la provincia de Cádiz y de la Ruta del Vino y Brandy del Marco de Jerez, aprovechando las posibilidades turísticas con los negocios de hostelería”. Once trabajadores forman parte de la plantilla de la cooperativa durante todo el año. Más de 35 empleados se suman a ellos en la temporada estival, caracterizada siempre en Chipiona por una extraordinaria afluencia de visitantes.

La conmemoración de los 100 años de vida de la cooperativa está dando para mucho en cuanto a actos se refiere. Desde el pasado mes de abril hasta bien entrado 2023 hay programados una serie de eventos e iniciativas. La celebración de la efeméride arrancó con la Feria del Moscatel y continuó con la visita de la Patrona de Chipiona, la Virgen de Regla, a las instalaciones; la inauguración de un belén permanente que se puede visitar en las mismas, el lanzamiento de un millar de botellas conmemorativas, la rotulación de una glorieta de la localidad con el nombre de la bodega, el Festival del Moscatel, conferencias, una cata de vinos dirigida por el presidente del Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar, César Saldaña... Para noviembre, además de la citada visita del Crucificado, están previstas unas jornadas de puertas abiertas y espectáculos de flamenco joven.

El Rey Felipe VI comunicó en marzo pasado su aceptación de la presidencia del comité de honor del centenario. Por tal motivo, los responsables de la bodega esperan ser recibidos por Su Majestad en el Palacio de la Zarzuela y, por supuesto, desean que más pronto que tarde se produzca la ansiada visita real a la cooperativa. Por cierto, para finales de enero está invitado el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

Aparte de los numerosísimos premios enológicos obtenidos en los concursos más importantes del mundo, la Bodega Agrícola Católico Agrícola ha recibido este año la Medalla de Oro de Chipiona y el Premio ‘Ciudad de Chipiona’ de Agricultura “por su constante labor agrícola, vitivinícola y social a lo largo de 100 años”. La entidad apunta más alto: aguarda recibir la Medalla de la Provincia que concede anualmente la Diputación, la Medalla de Andalucía de la Junta y una distinción estatal, incluido un reconocimiento del Ministerio de Agricultura.

En palabras de Lorenzo, “la necesidad de crecer en el mercado, de no quedarnos atrás, de ofrecer cada vez más calidad, de ser más competitivos y abaratar costes ha hecho que siempre hayamos estado en expansión, sobre todo en esta última época, en la que hemos puesto los cimientos para consolidarnos como una gran empresa”.

Con vistas al futuro, la bodega chipionera prevé que “nuestros moscateles y vinos de solera tengan una mayor presencia en el mercado internacional, crecer mucho más en la exportación con el producto único que es el Moscatel de Chipiona”, que ya viaja a Europa, América y Asia; y “elevar al máximo la rentabilidad de los agricultores” que forman la cooperativa.

“Hoy, a pesar de la pandemia, estamos garantizando el presente y el futuro de nuestra empresa y la continuidad en muy buenas condiciones de nuestra bodega cooperativa. Eso fue justo lo que hicieron nuestros antepasados allá por el año 1922, cuando crearon esta cooperativa poniendo sus ilusiones y esperanzas en un futuro mejor”, resalta su director gerente.

Lorenzo tiene esta responsabilidad desde 1995. Entonces ya llevaba doce años trabajando en la administración de la misma. Su vinculación a la cooperativa le viene en buena parte de su abuelo paterno y su abuela materna, que eran socios. Este chipionero de pura cepa fue siete años vicepresidente del Consejo Regulador -también un año presidente en funciones del mismo- y otros tantos años presidente del conjunto de cooperativas agroalimentarias de la provincia.

La conmemoración que tiene por delante le mantiene muy ilusionado: “Del centenario me gustaría que quedara para la Historia que esta cooperativa es una empresa de economía social singular y única que hay que cuidar; una empresa señera de Chipiona con la que todo el pueblo se siente identificado”. “Que quede en la conciencia de la gente como algo único que hay que proteger”, apostilla antes de volver a otra ajetreada pero gustosa jornada de preparativos de una celebración más que merecida.

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