Con la Venia

Ignacio Chilía Giraldez

Estamos ante uno de los periodistas más influyentes del Cádiz del primer tercio del siglo XX. Chilía había nacido el 20 de mayo de 1883 en Cádiz, hijo de Pedro y Rosario. Se casó con doña Encarnación Rosado Raimundis. Entró en la APC en 1909, formando parte de la Comisión Organizadora, y de nuevo lo encontramos entre los que intentaron restaurar la APC en 1924. no nos consta su ingreso cuando se restaura la asociación en 1930, pero sí que participó en algunos de los actos organizados, como el homenaje a los periodistas Francisco Gómez Carrasco y Francisco Moreno Ruiz en 1930 y que su periódico dio cuenta detallada de las actividades de la entidad. Según relata Fátima Salaverry en su Historia de la APC, fue el primer periodista al que la asociación defendió tras su fundación al ser detenido en 1909. Chilía se encontraba en el Salón de Plenos municipal el 20 de octubre en la mesa reservada a la prensa en un pleno muy agitado en el que le público increpaba a los concejales. El concejal Aurelio Moreno reprendió al periodista con “frases duras y palabras mortificantes” pensando que este se había unido a los concurrentes en sus recriminaciones. Esto provocó la detención de Chilía en la Prevención Civil y la actuación contundente de la APC que se estrenó en su cometido de defender a sus asociados. Miembros de la asociación se entrevistaron con el alcalde en funciones, Ramón Rivas, y Chilía fue puesto en libertad, después se le recibió en el ayuntamiento por el alcalde junto con el concejal implicado. Tras mediar explicaciones el asunto quedó zanjado.

La actividad periodística de Chilía le hizo fundar dos periódicos. En 1915 creó El Comercio, del que fue director-propietario. Todavía se trata de un periódico de defensa profesional, pues Chilía ere comerciante (su actividad estaba relacionada con la industria pesquera, aunque no hemos podido determinar si tenía algún negocio propio). El Comercio se presentaba como “Órgano del Sindicato Industrial del Ultramarinos y similares y defensor del Comercio en general”. En 1919 fundaba el diario El Noticiero gaditano, uno de los más relevantes de esa etapa, relacionado con el Noticiero Sevillano (fundado en 1893 por la familia Mencheta). El periódico gaditano asumía las nuevas ideas del Periodismo de empresa, siendo un moderno rotativo informativo, aunque, como ya vimos en el capítulo 2, al llegar la República girase a la izquierda su línea editorial (sus editoriales iban casi siempre firmados por Ignacio Chilía). Según su director-propietario, fueron sus grandes responsabilidades durante el régimen, en especial en el sector naval, el motivo de que cerrase El Noticiero gaditano, según anunciaba en su portada del 2 de enero de 1934 (aunque también debió influir los cambios políticos del segundo bienio del régimen).

Es quizás por esta relación tan relevante con la prensa por lo que Chilía se defina como periodista en la Guía de Cádiz de 1930 (vivía en la calle Villalobos 5), aunque en las otras lo haga como comerciante. Y también en este ámbito se señaló como una figura influyente en el Candís del primer tercio de siglo. Como abogado que era, Chilía jugó un papel importante en el sector de la industria pesque y en la creación de la Sociedad Patronal del Comercio, la Industria y la Navegación. También llevaba la asesoría jurídica de la Asociación de Buques de Pesca y Armadores de Cádiz. En 1931, cuando se reorganiza el Consorcio de la Zona Franca, fue elegido como representante. En 1936 era Presidente de la Junta Nacional Pesquera y Conservera; Presidente del Comité Oficial de Exportación de Pescado y Conservera; Presidente de la Cooperativa de Venta de Pescado en Madrid; y Secretario Gerente del Sindicato de Fabricantes de Conservas del Sur de España. Desde luego, como se repite en su defensa por él mismo y por los que hablan en su favor durante el proceso, sus excelentes relaciones con la clase patronal por largos años hace difícil creer que fuese una persona de ideas extremistas.

Además de su relevante papel social desde las columnas de uno de los principales diarios ciudadanos, Chilía pasa a primera plana de actualidad por su implicación política durante la República. Fue elegido concejal tras la proclamación del nuevo régimen. Se presentó a las elecciones de mayo de 1931 y a las de 1936 como republicano independiente según su propia declaración en el expediente del Consejo de Guerra. Sin embargo, en el ayuntamiento consta como concejal radical demócrata entre mayo de 1931 al 10 de octubre de 1934 y de nuevo en febrero de 1936 (en 1934 se suspendieron a todos los concejales por los sucesos de Asturias, pero vuelven a ser nombrados tras la victoria del Frente Popular el 21 de febrero de 1936). Gutiérrez Molina indica que en 1932 se encargó de fundar en la ciudad el partido de Azaña, Acción Republicana, que intentó aglutinar a la pequeña burguesía y que tuvo problemas para asentarse (hasta mediados de 1933 no logró tener un Comité Provincial, aunque él mismo indicaba a fínales de 1932 que estaba asentado en 13 localidades de la provincia) y que contó como personalidades destacadas a Antonio Sufro y a Fernando Durán Souza. Acción Republicana se insertó en Alianza Republicana antes de la proclamación de la Republica y en 1935 en Izquierda Republicana, y de este modo formó parte del Frente Popular.

Esto es lo que provocó los graves problemas del periodista con la justicia franquista. Chilía era detenido el 9 de noviembre de 1936. Según su sobrino, José Chilía, se hizo para salvarle de posibles ataques contra su persona pues era gran amigo de José León de Carranza, cuyo padre era en esos momento alcalde y gobernador. Sin embargo la dureza del proceso que hemos podido leer, nos permite confirmar que sus buenas relaciones no fueron suficientes para salvarle. Unos días después de su detención conseguía que se le cambiase por prisión atenuada en su domicilio gracias a un certificado médico (entonces vivía en la calle Beato de Cádiz). El 21 de enero de nuevo el gobernador militar ordenaba su detención y dos días después era trasladado a la prisión de El Puerto de Santa María (aunque todos los centros patronales con los que colaboraba presentaron un largo escrito pidiendo que fuese detenido en su domicilio). En su expediente del Consejo de Guerra podemos verificar que p0rimero se hicieron indagaciones previas para ver si había cometido delito. Se pidieron informes a las empresas con las que había colaborado, a la Falange, a la policía y al ayuntamiento de Cádiz (se les pide el acta completa de la sesión del 17 de julio de la que ahora hablaremos).

Los informes presentados fueron excepcionales, en especial, los de las asociaciones patronales y pesqueras en las que Chilía trabajaba. De hecho, la Asociación de Armadores aseveró que Chilía se presentó candidato como concejal porque ellos e lo habían pedido para defender sus intereses en los ayuntamiento republicanos. Añadían que si había tenido que mostrar amistad con los elementos de izquierdas fue para este propósito, pero no era de izquierdas, ni masón (se le acusaba de serlo peor no se encontró nada que lo confirmase y podemos constatar que tampoco nosotros encontramos nada el CDMH). Subrayaban que Chilía se negó a aceptar cargos que significarían su entrada en alguno de los partidos de izquierda. Denegó la alcaldía de Cádiz en dos ocasiones; rehusó ser delegado del Consorcio de la Zona Franca a pesar de estar muy bien retribuido; Presidente del Instituto Social de la Marina; comisario de la Junta de Obras del Puerto de Cádiz, también muy bien retribuido. Según recalcaba la Asociación de Armadores, Chilía se presentó por indicación de ellos, para evitar los extremismos del ayuntamiento. Además ponían como ejemplo de su moderantismo e ideales los treinta años que había prestado servicios a las asociaciones patronales de Cádiz.

Un informe muy curioso es el del cónsul de Italia. Silvio Dellipiane Drago envío una larga carta exaltando la simpatía de Chilía por el fascismo italiano y por este país. Se incluyen afirmaciones tan curiosas como que el primer periódico de Chilía se llamó Comercio y sindicación, siendo el primer ejemplo en España de defensa de estos valores fascistas. También señaló que Chilía tuvo que ocultar sus verdaderos sentimientos para poder negociar con las gentes del nuevo régimen.

Por el contrario, hubo dos declaraciones terriblemente negativas, las del policía Antonio Mendoza y la de la Falange. Las críticas a su labor vinieron por dos asuntos específicos. Por su colaboración en 1932 como juez instructor en los procesos contra los que participaron en la Sanjurjada y con su presencia en el ayuntamiento del Frente Popular.

En 1932 Chilía se vio obligado a actuar como juez instructor en Jerez contra los que habían participado en el golpe de Sanjurjo. Aunque como él explica en carta al coronel delegado del Orden Público de la Provincia de Cádiz desde la prisión de El Puerto, intentó y en algunos casos consiguió librar del destierro a algunos implicados, se señaló en su contra que otros muchos fueron condenados a prisión o destierro. Pero el asunto que más problemas le causó fue su labor como concejal en el ayuntamiento del Frente Popular. Chilía, que ya hemos indicado fue nombrado automáticamente por haber sido concejal hasta 1934, no hizo acto de presencia en las sesiones del cabildo de Frente Popular (y ciertamente, tiene una sanción de la alcaldía por no hacerlo: AHMC, Sección Gobierno interno, caja 469), pero estuvo presente en la última, del 17 de julio. Según se puede leer en una carta en el expediente de Chilía a Escandón, explica que fue a la última sesión del pleno del ayuntamiento del Frente popular (pues no ha había asistido parece que a ninguna) para evitar los manejos de Barrasa que quería la alcaldía y conseguir se condonara multas a algunos propietarios.

El policía Antonio Mendoza sin lo presentó como un conveniente. Afirmó que se presentaba como republicano independiente para poder así jugar con todos según le encajaba. Sin embargo, también reconocía que fue la Asociación de Armadores la que le obligó a intervenir en política para tener un valedor dentro del nuevo régimen. Pero esto no le exculpaba sino todo lo contrario. Comentaba que aunque decía que no iba a las sesiones del ayuntamiento, fue a la última excusándose por no poder asistir con más asiduidad. Además en esa sesión se trataron asuntos tan negativos (para estos hombres de derechas) como el cambio de la estatua del obispo Silos Moreno por la de Fermín Salvochea, sobre los que Chilía no protestó.

Peor fue el informe de la Falange. Se trata de un auténtico ataque personal en todos los frentes con una mala intencionalidad terrible que por su tono y contenido pasamos a reproducir en gran parte pues nos parece de gran interés:

Un hombre de su cultura, ilustración e inteligencia, abogado y periodista, asesor técnico de empresas, conocedor de la altura a que ya se hallaba el nivel del Frente Popular en toda España y conociendo la barbarie de los saqueos, indicios y persecuciones en este “su Cádiz”, no ignorante de quienes eran sus compañeros de Corporación, se apresura a ir a la sesión del Ayuntamiento a echar flores, elogios y casi rindiendo pleitesía a los socialistas en la persona del concejal Jiménez del Moral, y pidiendo constase en acta sus votos favorables a las elecciones de cargos realizadas durante su ausencia, su satisfacción pues por haber sido designados socialistas y comunistas para las tenencias de Alcaldía y Comisiones.

Con esto, estaría más que justificada su actuación, pero cumplimos con roda fe y fidelidad el honroso cargo, de reflejar aquí cuanto en pro o en contra de él hemos adquirido.

Es Chilía un hombre que por el origen de su nacimiento, conocidísimo en Cádiz, no entró en la orden de los caballeros; y anónima su infancia y juventud, viviendo en la abundancia porque la industria de la madre y las larguezas de los amigos de ella así lo permitieran, llegó a la edad moza en que ALGO quería ser y se hizo bachiller y después abogado. Quiso destacar y procurara amortiguar su pasado y cultivó el periodismo llegando a fundar en Cádiz el diario de la noche “El Noticiero Gaditano”.

Hombre indiferente, casi ateo en materia religiosa, era tan indiferente y ateo en política y siempre en la elegancia de la oposición y en su “salvaje independencia” (frase suya). Abiertamente estuvo contra la Dictadura de Primo de Rivera hasta el extremo que en Ayuntamiento gaditano, siendo alcalde el Sr. Carranza, se le tenía puesto el veto y no se le permitía la entrada.

Chilía, acostumbrado a vivir con lujo y desahogo tuvo en el periódico la plataforma para obtener lucro y con su aureola de director de un periódico consiguió asesorías técnicas de entidades y así entró en la Asociación de Armadores de Buques de Pesca por los años 1924 o 25 (…) Chilía se incorporaba después a este Ilustre Colegio de Abogados y poco a poco fue el factotun de la Sociedad y Chilía más relacionado con sus frecuentes viajes a Madrid prendiendo también ser nada menos que Presidente de la Federación de Armadores de Madrid.

Como abogado no tuvo nunca pleitos ni causas y solo se dedicaba a las cuestiones administrativas y a las luchas económicas y sociales de los Armadores con autoridades, dependencias oficiales y Ministerios. (…) Unos dicen que defendió siempre a los patronos; y otros nos afirman que a veces tuvo “manga ancha”, citándonos un caso de graves perjuicios económicos par los patronos en unas bases impuestas por los obreros del carbón. (…)

Como político, se sabe que al advenir la República, en las elecciones de mayo de 1931, pretendió presentarse como gremial con unos Sres. Industriales y comerciantes de Cádiz, hombres de derechas, pero como no lo admitieron decidió presentarse solo y lo hizo como “Radical Demócrata Independiente”, y salió concejal.

Es Chilía, según casi unánime calificación, hombre que cultiva el egoísmo, y déspota y frío, casi creyéndose superior.

También es rara unanimidad en nuestros informantes, en cuanto a la apreciación de “hombre funesto” para la causa nacional y haciendo honor a nuestra sinceridad y fidelidad, algunos nos han dicho estas palabras, al opinar o comentar respecto a sus conducta “No es que sea fusilable, pero si quitarle de aquí y mientras más lejos mejor”.

Su actividad política en los primeros tiempos de concejalía fue combatir a los ayuntamientos de la Dictadura como también lo hacía en su periódico…

Tras explicar que pidió el indulto para algunos deportados a Villa Cisneros en el 31, luego hace mención al caso de los detenidos por la Sanjurjada. Y aunque reconoce que se portó correctamente con algunos y que llegó a salvar del destierro a varios, también indica con bastante mala intención que en esa instrucción fueron encarcelados muchísimos gaditanos. Para finalizar glosa su participación en el ayuntamiento, en el que aunque reconoce que no asistía dice que era por estar en Madrid gestionando la zona Franca y de nuevo lo hace perversamente. Aun añade antes de terminar un par de comentarios que también reproducimos:

Nos informamos que Chilía frecuentaba el casinillo denominado “Los 33” que junto con la cervecería Inglesa estaba en la Plaza de San Antonio donde alguna vez le vieron con Muñoz Martínez y otros izquierdistas que allí paraban.

No hemos logrado saber si era masón. Mucho tiempo vivió maritalmente con una Sra. A quien nombra Clara Sol, pero nos dicen que después legalizó la situación casándose.

Una vez vistos los informes, se consideró que había motivos para procesarle, proceso que dura unos meses. El 6 de agosto de 1937, ya siendo sometido a Consejo de Guerra, era trasladado a la prisión de Cádiz. El informe del fiscal es demoledor. Le culpaban por su participación como juez instructor en el asunto de los deportados a Villa Cisneros, y por su participación en el ayuntamiento del Frente Popular. Le acusaron de conspirar a favor del frente Popular:

Chilía como abogado y asesor de varias entidades patronales, arremetía contra patronos, dando lugar con sus complacencias con las reclamaciones de los obreros carboneros, a que el Sindicato de Almacenistas del Carbón abonase indemnizaciones que a este parecieron injustas. Buscaban pues alegrar la galería roja, con sus debilidades y hasta se ha oído decir a algunos, más atrevidos en sus manifestaciones, que Chilía venía ya impuesto de Madrid del movimiento comunista que se preparaba y para poder vivir y representar, cuando este triunfase, acudió a la Sesión del 17 de julio, víspera del movimiento glorioso para demostrar su complacencia y echar flores a socialistas y comunistas, puesto que lo que quería era seguir en el candelero a toda costa. Es persona de talento y habilidad y lo demuestra con haber conseguido una carrera y una significación a pesar de su origen ilegítimo y de las dificultades y vetos que habrá tenido que vencer para superar esa situación. En resumen, un vividor.

Otro elemento inculpatorio fue su amistad con el concejal radical socialista Martínez Muñoz. Desde luego, no le ayudó la carta encontrada dirigida por Chilía a éste explicándole que tras la sesión del cabildo del día 17 de julio, se hizo una reunión secreta donde se contó que los concejales Madrid, otro socialista y otro comunista, era objeto de amenazas de muerte por los fascistas gaditanos, y se había decidido pedirle al gobernador que permitiese a todos los concejales llevar armas. Al final él accedió, porque aunque era concejal independiente, asumía la disciplina de Izquierda Republicana, pero le confesaba que no lo tenía claro.

Aún antes del juicio se pidió el testimonio de una larga lista de personas entre las que destacan José León de Carranza, el exalcalde Blázquez y Eduardo Juliá (director de La Información), y otros importantes comerciantes y armadores gaditanos como Larrinaga. Todos comentaros que Chilía defendió la causa patronal aunque algunos reconocían que había tenido que tratar con los elementos de izquierda para conseguir mejor sus negociaciones. El asunto de los detenidos por la sanjurjada también salió porque algunos lo fueron y comentaron que dentro de la cárcel les llegaron noticias contradictorias sobre su actuación. Carranza, que dijo no ser amigo íntimo, hizo sin embargo una declaración más que positiva, aunque sin apasionamientos. También intervino varias veces Chilía, ya por escrito, ya prestando declaración ante el juez, asegurando siempre que nunca fue de izquierdas, que todo lo que hizo fue por bien de la patronal y que tenía que mostrarse amistoso con las izquierdas para poder negociar con ellas, etc.

De nada sirvió; ni tampoco el que su abogado defensor pidiese la absolución, Chilía fue condenado pro auxilio a la Rebelión militar a catorce años, ocho meses y un día de reclusión menor e inhabilitación absoluta. En julio de 1940 la pena le era conmutada por la de seis años de prisión menor. Aunque debía salir en 1942, abandonaba la prisión Provincial de Cádiz el 8 de septiembre de 1940. En abril de 1941 se pedían los datos del expediente a fin de resolver la solicitud de indulto que había hecho Chilía. No podemos confirmar si se le concedió. En 1998 su hija, Adelina Chilía Rosado, pidió que a su padre se le aplicasen los beneficios de la Ley de Amnistía de 1977 lo que le fue concedido.

Fragmento del libro PERIODISMO Y REPRESIÓN. Los periodistas gaditanos y el Franquismo (1936-1945) de Concha Langa Nuño.

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