Crónicas asociales. Alarma. FSM

22 de junio 2020 - 07:47

Ahora que se acaba el estado de alarma reconozco que lo voy a echar de menos. Me había acostumbrado a la ausencia de vida social: no había conferencias en el Ateneo donde nadie entraba pomposamente ni nadie nos ilustraba con cualquier asunto peregrino, no había tertulias en el Casino donde todos discutían a ver quién estaba más a la derecha de Vox, no había actos en ninguna peña sobre algún aspecto del carnaval, no había conciertos en ningún lado ni en el muelle ni en Chiclana, los bares cerrados, las calles solo con los que sacaban a los perritos, ningún jubileta echaba pan a las palomas para que dejaran sus recuerdos a otros, no había botellón, LLORECA no se mostraba insaciable con el tamaño de las terrazas, había chivatos y balconazis desatados, había que soportar todos los días a las 8 a los solidarios de ocasión y a los que se quitaban el aburrimiento atronando a los vecinos con músicas insufribles bien fuera aporreando su guitarra o con altavoces, no teníamos que soportar favores arbitrales al Real Madrid, una de las mayores cotas de sufrimiento era ver el pan de masa madre(signifique lo que signifique masa madre) que hacía cada uno en sus casas y nos colocaba en Facebook. Sin ningún género de dudas en el estado de alarma vivíamos mejor. Recomendación: todo Fermando Quiñones. Su poesía, sus relatos, sus novelas, sus programas de flamenco. Los artículos en el Diario eran regulares, las cosas como son, salvo que fue clarividente en algunos aspectos de la vida de la ciudad. Me parecen espléndidos "Las mil noches de Hortensia Romero " , "La canción del pirata" y "De Cádiz y sus cantes". Me parece que el personaje y las voces de "Las mil noches" es una cumbre de la literatura costumbrista. La vida de Juan Cantueso es muy bueno, la historia de los cantes de Cádiz es un libro canónico. Luego están sus relatos, por lo que adquirió fama,sobre todo a raíz de los premios y de los elogios de Borges. Los libros de las Crónicas son una poesía original, dicho por un verdadero profano en la materia. Me unió a Fernando una sincera amistad que comenzó por sus vínculos con mi familia. Le visité mucho en su casa de Madrid, recuerdo cuando estaba escribiendo el relato "Legionaria" que a iniciativa de Lara el viejo transformó en una novela que presentó al Planeta. Luego le traté mucho en Cádiz, esos cafés en el Andalucía. Le echo mucho de menos.

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