Crítica 'Los últimos cinco años'

Dímelo cantando

Los últimos cinco años. Musical, EEUU, 2014, 94 min. Dirección y guión adaptado: Richard LaGravenese. Fotografía: Steven Meizler. Música: Jason Robert Brown. Intérpretes: Anna Kendrick, Jeremy Jordan, Natalie Knepp, Nic Novicki, Meg Hudson, Sherie Rene Scott.

Basada en el musical homónimo de Jason Robert Brown estrenado en Broadway en 2002, ganador de un premio Tony, Los últimos cinco años asume a pleno pulmón (y con números cantados en vivo) su condición de musical posmoderno sobre una trama sentimental que recorre los cinco años de relación, con sus fogonazos de pasión, crisis, idas y venidas, entre un novelista de éxito (Jeremy Jordan) y una eterna aspirante a actriz (Anna Kendrick) entre Nueva York y Ohio.

Richard LaGravenese, mejor (sic) guionista (Los puentes de Madison, El hombre que susurraba a los caballos) que director (Diarios de la calle, Postdata: te quiero), asume y recicla el material original para darle cierto vuelo cinematográfico y convertir el espacio teatral en una suerte de (falsa) película indie cantada al 95%.

El problema con este tipo de musicales realistas es que la ausencia de ironía o distancia sobre el propio género dejan buena parte de su efectividad en manos de la calidad de las canciones o el encanto de sus intérpretes. Jordan y Kendrick dan un poco de grima a pesar de los esfuerzos y, evidentemente, Jason Robert Brown no es Legrand ni Sondheim, lo que reduce su amplio repertorio a una colección de canciones-cliché entre el pop más relamido y la propia y empalagosa estética kitsch del musical, obstáculos casi insalvables para la identificación primaria, el obligado pacto de la suspensión de la credibilidad y la empatía con la hipérbole romántica de quien esto escribe.

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