Crítica 'Mientras seamos jóvenes'

Aburrida comedia cinéfila

mientras seamos jóvenes. Comedia, EEUU, 2014, 97 min. Dirección y guión: Noah Baumbach. Fotografía: Sam Levy. Música: James Murphy. Intérpretes: Ben Stiller, Naomi Watts, Amanda Seyfried, Adam Driver, Charles Grodin, Brady Corbet.

En los primeros diez minutos de película se cita a Ibsen, Ricoeur, Godard y Eisenstein. Hay que ponerse en guardia. No todo puede ni debe ser superhéroes y efectos especiales; pero cuando el cine estadounidense quiere ser intelectual y europeo siempre se excede. Le pasó hasta al gran Woody Allen cuando quiso ser Bergman (Interiores) o Fellini (Stardust Memories).

Una pareja madurita -él documentalista, ella hija y productora de un famoso documentalista- conoce a una joven pareja bohemia -él documentalista, ella creadora de helados ecológicos- y entra en crisis. De pronto se sienten viejos y aburridos, y ven a sus mejores amigos aún más viejos y aburridos al chochear con un bebé llegado tardíamente.

La película es la historia de esta relación supuestamente revitalizadora. Él se compra un sombrero y una bicicleta. Ella se apunta a clases de hip-hop. Ambos frecuentan bares y restaurantes alternativos en los que sus jóvenes nuevos mejores amigos siempre se dejan invitar. Y van a ceremonias sincretistas oficiadas por un sospechoso gurú cuya mayor gracia liberadora es que todos acaban vomitando. Después todo tomará otros derroteros que no conviene desvelar para que la visión de la película no se convierta definitivamente en un tsunami de aburrimiento.

Noah Baumbach, realizador independiente -más bien indie, que no es lo mismo- dado a los ambientes urbanos y a un estilo informal y afrancesado (Una historia de Brooklyn, Margot y la boda, Greenberg, Frances Ha), dirige con aburrida desenvoltura esta historia muy bien interpretada por Naomi Watts (que logra incluso algún momento de emoción, lo que tiene mérito en esta nada pedantorra), con un Ben Stiller tan sobreactuado como siempre y unos Adam Driver y Amanda Seyfried sencillamente insoportables. De fondo, un Vivaldi truffauniano.

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