La vuelta al colegio en las aulas de los centros chiclaneros tras las vacaciones de Navidad se ha llevado a cabo hoy lunes en medio de la ola de frío que azota el país, y que en ciudades como Chiclana ha obligado a celebrar clases con ventanas y puertas abiertas debido a las medidas de seguridad por la pandemia a una temperatura de tres grados durante las primeras horas de la mañana.

Mantas, abrigos, gorros o guantes, además de varias capas de ropa, han sido las armas con las que los alumnos han tenido que hacer frente a las bajas temperaturas, después de que en la jornada de ayer domingo la mayor parte de los centros educativos enviaran a las familias escritos pidiendo que los niños acudieran a las clases lo más abrigados posible, dadas las actuales medidas de ventilación exigidas por la Junta ante la pandemia del coronavirus.

Ante este panorama, la Flampa, en representación de las asociaciones de madres y padres de la ciudad, ya ha calificado esta situación de insostenible y ha pedido reuniones urgentes tanto al delegado municipal de Educación, como a los partidos con representación en el Gobierno de la Junta, PP y Cs, con el objetivo de reclamar la medidas necesarias para dar una solución a un problema que no puede demorarse en el tiempo dadas las previsiones meteorológicas de los próximos días, que hablan de varias jornadas con temperaturas cercanas a los 0 grados a primeras horas de la mañana y con la obligatoriedad de mantener en las clases ventanas y puertas abiertas durante diferentes espacios de tiempo a lo largo de la mañana.

"No es de recibo que ante una situación como la actual, la única solución que se proponga desde los responsables políticos sea pedir a las familias que manden a los niños abrigados a clase", lamentan desde la Flampa, al tiempo que exigen soluciones urgentes para dar respuesta a las quejas de padres y comunidades educativas de la localidad.

A este respecto, cabe recordar, además, que en 2019 se aprobó una normativa que exige la climatización de las aulas de los centros docentes, por parte del Parlamento Andaluz, una ley que no se ha puesto en marcha y que ahora se entiende más necesaria que nunca con las medidas exigidas por la propia Junta frente a la Covid-19.