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Chiclana

Las discrepancias y los interrogantes siguen marcando las obras del tranvía

  • El enfrentamiento Junta-Ayuntamiento y la incertidumbre sobre diversos aspectos siguen presentes

Una actuación de la envergadura que presenta el proyecto del tren tranvía que unirá la ciudad con San Fernando y Cádiz, en lo que al tramo urbano de Chiclana se refiere, calificada por numerosos sectores económicos y sociales como fundamental y de gran trascendencia para la economía y el desarrollo local, sigue teniendo en el enfrentamiento entre administraciones y en las incertidumbres sobre partes del proyecto algunos de sus más importantes lastres.

Y no son precisamente éstas cuestiones secundarias, ya que una iniciativa como ésta, con una inversión cifrada este año en 46,3 millones de euros, puede resultar clave para la puesta en valor y la reactivación de diferentes sectores, como defienden sus impulsores, o para llevar a la ruina a muchos de esos sectores y perjudicar gravemente a una población, como aseguran sus detractores.

Y entre unos y otros, un proyecto que reinició su actividad en la ciudad hace ahora algo menos de un año y del que se desconocen cuestiones tan importantes y de relevancia para vecinos, comerciantes y empresarios de la localidad como en qué condiciones se acometerá el ensanchamiento del Puente Nuestra Señora de los Remedios, arteria fundamental para la ciudad; cómo quedará rediseñado el tráfico una vez que se acometan las obras en ésta y otras zonas especialmente complejas como la Alameda Solano, la Plaza de Andalucía y la calle Mendizábal; cómo se reorganizarán los accesos para las líneas de autobús y qué ubicación provisional, durante las obras, y definitiva, una vez que el tranvía empiece a funcionar, tendrá la parada para este medio de transporte; cuáles será los cambios que se aplicarán en el tráfico y en la organización de accesos a zonas como la propia calle Mendizábal y adyacentes para residentes y usuarios, etcétera.

Demasiados interrogantes a los que se les unen los relativos a las fechas y plazos de cada uno de los tramos y actuaciones pendientes, tantas veces demorados y alterados, o incluso ni siquiera anunciados.

Y en la organización de estas cuestiones, dos administraciones, Junta y Ayuntamiento, que en los últimos meses se han dedicado a lanzarse críticas y reproches a partes iguales, los unos (la Administración regional) descartando cualquier tipo de modificación en el proyecto en atención a las demandas municipales y acusando al equipo de gobierno de no colaborar con el desarrollo de la iniciativa, y los otros (Ayuntamiento) acusando a la Junta de incumplir lo acordado años atrás, asegurando que si era necesario pararían las obras impidiendo el avance de las máquinas y exigiendo una serie de compromisos, según aseguran, firmados en su día por el ente autonómico.

Lo que sí parece cierto, ya sea por un motivo o por otro, es que Chiclana ha sido y seguirá siendo en este proyecto la Cenicienta del cuento desde un principio, con infinidad de cambios de planes respecto al proyecto original, alteraciones de plazos y retrasos y, por último, el anuncio de que el tranvía empezaría a funcionar estableciendo su última parada a las afueras de la ciudad, prácticamente en la autovía, con lo que la población de Chiclana dejaría de beneficiarse de la totalidad de ventajas de este tipo de transporte por, según parece, un tiempo difícil de determinar. Más allá, y según las declaraciones realizadas en noviembre del pasado año por el delegado territorial de Fomento de la Junta en Cádiz, Manuel Cárdenas (IU), el tranvía ni siquiera llegará a la entrada de Chiclana cuando comience a funcionar, sino que se está planteando la opción de que este medio de transporte inicie su andadura uniendo tan sólo las ciudades de San Fernando y Cádiz.

Sin duda, complejo panorama el que se le presenta a este proyecto en la ciudad, como ha sucedido desde el principio del mismo, una situación que suele perjudicar por partida doble, tanto en lo relativo a obras y retrasos como en lo referente a interrogantes y alteraciones, a empresarios, comerciantes y vecinos en general cuando los que están obligados a entenderse no terminan de hacerlo.

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