“Un ascensor nos ha devuelto a la vida”
Chiclana
Los vecinos de la barriada de La Carabina describen un “cambio radical” en su día a día gracias a la instalación de ascensores en sus bloques con los fondos EDUSI
Es difícil explicar en un artículo la emoción que transmiten los vecinos de la barriada de La Carabina cuando se les pregunta por la última actuación en su barrio. Algunos hablan como si hace un mes y medio les hubiese tocado la lotería. Es algo mucho más sencillo: le pusieron un ascensor. Pero ni un boleto premiado le hubiera provocado un agradecimiento tan sincero.
“Un ascensor nos ha devuelto a la vida”, resume Katia, compañera de Miguel y vecina en uno de los bloques beneficiados. “Él llevaba cinco años sin salir de casa, apenas bajaba para ir al hospital una o dos veces al mes. La enfermedad le ha cogido las piernas y tuvo dos ictus que le dejaron inmóvil, sólo podíamos bajar con la ambulancia o molestando a los vecinos. Hace un año y pico escuché que iba a venir el alcalde para reunirse con nosotros para poner los ascensores y pegué un grito. Él también se puso muy alegre”, expone Katia. Su compañero, dice, “se ha vuelto hasta callejero” en las últimas semanas. “Ahora sólo quiere salir a la calle, tengo que frenarle incluso porque le va a dar un sofocón del calor que hace. Antes vivía encerrado aquí, casi deprimido y amargado, pero ha dado un cambio radical. Ahora ha ganado años de vida, está más sociable, tiene más ánimo… en general, le ha devuelto a la vida”.
Los nuevos ascensores de la barriada de La Carabina se inauguraron a principios de junio en varios bloques de viviendas municipales que venían reclamándola desde hacía años. La EDUSI (Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado de Chiclana), el programa de fondos europeos, permitió poner en marcha este proyecto que ha supuesto una inversión de 1.082.037,88 euros, de los que un 80 por ciento son fondos comunitarios, mientras que el 20 por ciento restante es aportación municipal.
“Aún ni me lo creo. Ni con todo el oro del mundo podría pagarlo. Yo no quería dinero, yo quería estos ascensores”, expone la presidenta de la AVV Fernando Quiñones, Ana García, otra de las beneficiadas. “Vivo en una segunda planta y sólo podía salir una vez al día porque tengo mal las rodillas y los escalones se me hacían eternos. Es un sueño hecho realidad porque pensaba que jamás lo llegarían a poner. Aquí hay personas que llevan años sin salir a la calle”, expone.
Otra de las grandes beneficiadas es Juani, de 53 años, quien padece desde hace unos años una enfermedad rara y depende de su silla de ruedas para caminar. “Nos hemos quitado un peso de encima, ahora podemos bajar todos los días”, resume Manolo, su marido, quien reconoce, al igual que otros vecinos, que un simple ascensor le ha “cambiado la vida”.
La falta de ascensores es una deuda pendiente de las administraciones con varias barriadas de Chiclana, con casos similares a los narrados en estas líneas. Un simple elevador puede cambiar la vida de muchos vecinos, algunos de los cuales se pasan décadas reclamando el aparato que les permita, simplemente, salir y entrar de casa.
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